Feij¨®o y Abascal rivalizan por el favor de la Catalu?a antindependentista
Los l¨ªderes del PP y Vox se dan un ba?o de multitudes en Barcelona, pero Ayuso es la m¨¢s jaleada
¡°?Qui¨¦n hay ah¨ª dentro?¡±, preguntaba este domingo una mujer a un joven que podr¨ªa ser su nieto. ¡°Ayuso¡±, le contesta, oteando sobre el gent¨ªo que se arremolina en medio del paseo de Gracia de Barcelona. ¡°?Y Feij¨®o?¡±, insiste ella. ?l se encoge de hombros, aunque el pol¨ªtico gallego es m¨¢s alto que la presidenta madrile?a y se le adivina entre el bosque de manos levantadas que intentan retratar a los l¨ªderes del PP con sus m¨®viles.
Ayuso es la primera que comparece ante la prensa, media hora antes de que comience la manifestaci¨®n contra la amnist¨ªa, arropada por un amplio plantel de sus consejeros, hasta el punto de que el Gobierno madrile?o podr¨ªa haber celebrado su primera reuni¨®n informal en Catalu?a. ¡°Hemos venido a decirles que no est¨¢n solos los catalanes que quieren seguir defendiendo a una regi¨®n como todas las dem¨¢s dentro de nuestro gran pa¨ªs que es Espa?a¡±, dice para justificar su presencia. ¡°Esto¡±, apostilla se?alando a la multitud que empieza a llenar la calle enarbolando banderas espa?olas, ¡°es por Catalu?a, pero tambi¨¦n por Espa?a. Catalu?a es de todos los espa?oles¡±.
Mientras se aleja, una mujer le grita: ¡°?No te vayas!¡± Y un hombre: ¡°C¨¢sate conmigo¡±. Otra m¨¢s all¨¢. ¡°?Cl¨®nate y d¨¦janos tu copia!¡± Feij¨®o no despierta tantas pasiones, aunque s¨ª mucha curiosidad. Desde el primer minuto, quiere dejar claro, sin mencionar a Vox, que en el acto de Sociedad Civil Catalana (SCC) est¨¢n todos juntos, pero no revueltos. ¡°Estamos aqu¨ª personas que pensamos de manera diferente, pero que estamos a favor de la igualdad¡±, dice. Tras asegurar que la amnist¨ªa que negocia S¨¢nchez no busca la reconciliaci¨®n, sino que se trata de una ¡°transacci¨®n econ¨®mica¡± para comprar la Presidencia del Gobierno, concluye con una frase lapidaria: ¡°Esto es una cacicada impropia de una democracia¡±.
A pocos metros, Santiago Abascal acumula superlativos: la amnist¨ªa es una ¡°agresi¨®n¡±, ¡°una fechor¨ªa¡±, ¡°un golpe que se quiere perpetrar desde La Moncloa¡±. El l¨ªder de Vox utiliza con naturalidad estos ep¨ªtetos y se queja de que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, haya borrado del diario de sesiones lo que ¨¦l califica como sus ¡°reflexiones¡± sobre Pedro S¨¢nchez; a saber, que ¡°es el presidente m¨¢s corrupto de la historia¡±.
Feij¨®o cumple su compromiso de acudir a la marcha ¡°como un ciudadano m¨¢s¡±. Camina acompa?ado por sus colaboradores y barones: Ayuso, los presidentes de Andaluc¨ªa, Arag¨®n y Murcia ¡ªJuan Manuel Moreno, Jorge Azc¨®n y Fernando L¨®pez Miras¡ª y el alcalde de Madrid, Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez-Almeida, entre otros. No llevan pancarta ni banderolas del PP, pero se les localiza por el barullo que provocan, una especie de mel¨¦ que avanza a trompicones en medio de un calor asfixiante.
Algunos manifestantes le jalean con gritos de ¡°?presidente!¡±. Es lo mismo que, cien metros m¨¢s arriba, le llaman a Abascal. La representaci¨®n de Vox ocupa una porci¨®n no desde?able de la marcha. La encabeza una gran pancarta verde (color del partido) con el lema: ¡°No a la amnist¨ªa. No al golpe de S¨¢nchez¡±. La portan los principales dirigentes: Abascal; su n¨²mero dos, Jorge Buxad¨¦, la portavoz en el Congreso, Pepa Mill¨¢n; el secretario general, Ignacio Garriga, o la l¨ªder madrile?a, Roc¨ªo Monasterio. En un momento de fuertes tensiones internas, todos cierran filas y ni siquiera faltan dos dimitidos: el gerente Juanjo Aizcorbe y el exportavoz Iv¨¢n Espinosa de los Monteros.
Sobre sus cabezas alguien blande un cartel con el logo de Vox en el que se ve al expresident Carles Puigdemont tras unas rejas. Es en esta zona de la marcha donde con m¨¢s ¨ªmpetu se grita ¡°?Puigdemont a prisi¨®n!¡±, como hace seis a?os. Pero, al contrario que entonces, estas palabras ya no encuentran un eco hostil, sino que caen en la indiferencia. Las fachadas est¨¢n ahora desnudas de esteladas y solo en un ¨¢tico cuelga una bandera espa?ola. ¡°?Ese balc¨®n s¨ª nos representa!¡±, corean.
Feij¨®o y Abascal se han dado una sauna de multitudes, pero no han llegado a encontrarse. El l¨ªder de Vox es el primero que se marcha, sin escuchar al exalcalde de A Coru?a Francisco V¨¢zquez, s¨ªmbolo de la vieja hornada socialista cr¨ªtica con S¨¢nchez. Feij¨®o y Ayuso aguantan hasta el final, repartiendo apretones de manos y selfis, ajenos a los discursos. En la competici¨®n por ganarse el fervor de la Catalu?a antindependentista, todos salen satisfechos. Pero los apretones de manos no siempre significan votos. En las elecciones auton¨®micas de 2021, Vox gan¨® por 11 diputados a 3 al PP, pero el pasado 23-J los populares se desquitaron con un 6-2. Un manifestante presume de haberse fotografiado con los tres (Feij¨®o, Ayuso y Abascal), como quien colecciona aut¨®grafos de estrellas del rock.
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