Un acuerdo al borde del precipicio

Todo estaba ya muy encarrilado este lunes, 6 de noviembre. La idea era celebrar la sesi¨®n de investidura el jueves y el viernes. Pedro S¨¢nchez quer¨ªa llegar el s¨¢bado a M¨¢laga, al congreso del Partido Socialista Europeo, como presidente del Gobierno con plenas competencias. Las negociaciones se hab¨ªan retrasado por la desconfianza de Junts ante la ¨²ltima redacci¨®n del texto del acuerdo, y por unos evidentes ...

Todo estaba ya muy encarrilado este lunes, 6 de noviembre. La idea era celebrar la sesi¨®n de investidura el jueves y el viernes. Pedro S¨¢nchez quer¨ªa llegar el s¨¢bado a M¨¢laga, al congreso del Partido Socialista Europeo, como presidente del Gobierno con plenas competencias. Las negociaciones se hab¨ªan retrasado por la desconfianza de Junts ante la ¨²ltima redacci¨®n del texto del acuerdo, y por unos evidentes celos con ERC, que hab¨ªa cerrado su pacto el jueves anterior con logros como el traspaso de los Rodalies, los trenes de cercan¨ªas de Renfe en Catalu?a, o la quita del 20% de la deuda de la Generalitat con el Fondo de L¨ªquidez Auton¨®mica, 15.000 millones de euros m¨¢s otros 1.300 en intereses. Ese d¨ªa 2 estaba previsto presentar el acuerdo primero con Junts y luego con ERC, pero Carles Puigdemont mand¨® parar con el atril ya preparado para su comparecencia. Algunos temieron un regreso a 2017, cuando todo estall¨® tras el giro del entonces president, que opt¨® por declarar la independencia en vez de convocar elecciones auton¨®micas. Pero los negociadores sab¨ªan que no era as¨ª.

Se despejaron las dudas, se retoc¨® la redacci¨®n del acuerdo, y el lunes parec¨ªa posible cerrarlo para registrar la ley de amnist¨ªa de los delitos del proc¨¦s el martes. Ah¨ª, a las 14.19, entr¨® la bomba nuclear en la negociaci¨®n. A esa hora se hizo p¨²blico el auto del juez de la Audiencia Nacional Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n, que imputaba por terrorismo a Carles Puigdemont y trataba de vincularlo con la muerte de un hombre de un infarto en el aeropuerto de Barcelona en 2019, en medio de las protestas por la sentencia del proc¨¦s del Tribunal Supremo, el llamado Tsunami Democr¨¤tic. Junts entr¨® en combusti¨®n. Volvieron a revisar cada art¨ªculo de la ley de amnist¨ªa. Los aterrorizaba la idea de pactar ese texto legal y que luego los jueces lo dejaran en papel mojado a la hora de aplicarlo. Los negociadores temieron que todo pudiera estallar.

La ley, que se presentar¨¢ previsiblemente el lunes, se revis¨® punto por punto, se discutieron nuevas redacciones una tras otra, en un tedioso trabajo que llevaba muchas horas, con los negociadores principales en Bruselas, mientras en Madrid y en otras ciudades los ultras acosaban las sedes del PSOE. El acuerdo parec¨ªa estar en el aire, como en 2017. Pero, extra?amente, seg¨²n fuentes de los dos partidos, el auto que pod¨ªa haber reventado la negociaci¨®n sirvi¨® al final para reforzarla. Porque dej¨® clara la necesidad de una ley de amnist¨ªa ante la certeza de que la ofensiva judicial puede ser fuerte. Y tambi¨¦n porque hizo ver a Junts que la ley tiene que ser impecable jur¨ªdicamente, uno de los argumentos reiterados de los socialistas, para que los jueces no puedan atacarla y tengan que aplicarla en todos los casos pactados, que son todos los relacionados con la intentona independentista entre 2012 y 2023.

Ah¨ª empez¨® una discusi¨®n fuerte, sobre todo del art¨ªculo 1 de la ley, el que marca el per¨ªmetro, es decir, a qui¨¦n incluye la ley. Se peleaba cada letra. Una de las discusiones m¨¢s intensas fue la decisi¨®n entre la preposici¨®n ¡°de¡± o la conjunci¨®n ¡°y¡± en ese art¨ªculo. Los socialistas quer¨ªan ¡°de¡±, los independentistas ¡°y¡±, que pod¨ªa incluir a m¨¢s personas porque no acota, ampl¨ªa. Finalmente, se opt¨® por una tercera v¨ªa. Con esa t¨¦cnica se escribi¨® tambi¨¦n el acuerdo pol¨ªtico, el ¨²nico que se conoce, y por eso tiene esa redacci¨®n imposible en algunos p¨¢rrafos. Junts se empe?¨® hasta el final, y m¨¢s despu¨¦s del auto de Garc¨ªa-Castell¨®n, en que ten¨ªa que estar la idea del lawfare, la persecuci¨®n judicial por motivos pol¨ªticos.

Despu¨¦s de d¨ªas eternos de discusi¨®n, en los que los socialistas insist¨ªan en que ese concepto no se puede dar por hecho porque implicar¨ªa acusar de prevaricaci¨®n a los jueces, y Junts porfiaba en que s¨ª existe y es una evidencia, el mi¨¦rcoles, cuando se cerr¨® el acuerdo, lleg¨® la soluci¨®n. Los socialistas aceptaron una alambicada redacci¨®n en la que se habla de lawfare, lo que ha indignado a los jueces, pero no como una realidad sino como una hip¨®tesis. Lo pactado es que si durante las comisiones de investigaci¨®n que est¨¢n previstas en el Congreso se demuestra que el Gobierno de Mariano Rajoy con la llamada polic¨ªa patri¨®tica o alguien en el Estado fabric¨® pruebas falsas o maquin¨® para implicar a los independentistas en procesos injustos, se dar¨¢ cuenta a la justicia para que act¨²e y se plantear¨¢n posibles reformas legales.

Pero la redacci¨®n qued¨® imposible: ¡°las conclusiones de las comisiones de investigaci¨®n que se constituir¨¢n en la pr¨®xima legislatura se tendr¨¢n en cuenta en la aplicaci¨®n de la ley de amnist¨ªa en la medida que pudieran derivarse situaciones comprendidas en el concepto lawfare o judicializaci¨®n de la pol¨ªtica, con las consecuencias que, en su caso, puedan dar lugar a acciones de responsabilidad o modificaciones legislativas¡±. Con eso, el acuerdo estaba hecho y el PSOE ten¨ªa una investidura, pero a cambio se le organiz¨® una crisis con los jueces, incluidos los progresistas, que tuvo que salir a sofocar, garantizando que en ning¨²n caso el Parlamento revisar¨¢ ninguna sentencia, un anatema anticonstitucional que supone romper la separaci¨®n de poderes.

Como siempre, los socialistas conf¨ªan en que el tiempo ir¨¢ dejando estas pol¨¦micas atr¨¢s y quedar¨¢ lo m¨¢s importante, seg¨²n su visi¨®n: que hay Gobierno progresista y que han logrado reincorporar a Junts a la pol¨ªtica y, con ello, acercarse a una posible soluci¨®n al conflicto de Catalu?a. La amnist¨ªa supone un desgaste enorme, nadie lo niega, pero en el PSOE conf¨ªan en que cuando se vean los resultados, la ciudadan¨ªa, al menos la progresista, la acabe asumiendo.

¡°Hay mucha gente a la que esto le cuesta emocionalmente. Tambi¨¦n pas¨® con los indultos. Pero con el tiempo lo entender¨¢n. Claro que no hay entusiasmo. Es como pasar por quir¨®fano: no te entusiasma, pero sabes que tienes que hacerlo. La gran pregunta es si esto va a curar o agravar la enfermedad. ?Esto reforzar¨¢ al independentismo? Nosotros creemos que no. La respuesta llegar¨¢ con el tiempo. ?Puede salir mal? S¨ª, pero vale la pena intentarlo para resolver el problema en Catalu?a¡±, resume una persona cercana a S¨¢nchez.

Con el texto del lawfare ya pactado, Santos Cerd¨¢n, secretario de organizaci¨®n del PSOE, y Jordi Turull, su hom¨®logo en Junts, cerraron el acuerdo a las tres y media de la madrugada, durante la noche del mi¨¦rcoles al jueves. La negociaci¨®n t¨¦cnica estuvo dirigida desde Madrid por F¨¦lix Bola?os, obsesionado con frenar cualquier exceso para que la ley fuera inapelable constitucionalmente. Un fiasco en eso ser¨ªa letal, y a¨²n quedan muchos filtros por pasar. ¡°Ha sido dif¨ªcil, pero ya est¨¢. Ahora esperemos que esto perdure¡±, se dijeron, pensando en los cuatro a?os que vienen. Al fin, ambos pudieron volver a Espa?a, despu¨¦s de d¨ªas alargando sus reservas de habitaci¨®n en Bruselas. Turull incluso necesit¨® ir a comprar objetos de higiene personal y ropa nueva porque las conversaciones se estiraban y se le agotaron las mudas de recambio.

Atr¨¢s quedaban decenas de horas de negociaciones desde la noche electoral e incluso antes. Ya en marzo, cuando a¨²n no estaban convocadas las elecciones generales, Cerd¨¢n pidi¨® ayuda al PNV para reconstruir la relaci¨®n con Junts, rota desde el proc¨¦s. El PSOE ya sab¨ªa entonces que Junts podr¨ªa ser imprescindible en el futuro, aunque a¨²n no estaba definido el horizonte electoral. El PNV lo puso en contacto con Turull. Poco a poco, establecieron una relaci¨®n que despu¨¦s escal¨® a Puigdemont, con el que Cerd¨¢n lleva vi¨¦ndose con regularidad y en secreto desde agosto. Juntos, Puigdemont y Cerd¨¢n se han visto con el ¡°verificador internacional¡±, el t¨¦rmino que han pactado, en sendas citas en Par¨ªs y en Suiza. El verificador, que es en realidad un grupo de personas con un coordinador cuyo nombre a¨²n no se quiere hacer p¨²blico, no entr¨® en la negociaci¨®n. Fue una toma de contacto para que aceptaran el encargo. Pero tambi¨¦n ayud¨® a generar confianza.

Terminaba as¨ª la negociaci¨®n m¨¢s compleja de Pedro S¨¢nchez, un pol¨ªtico acostumbrado a jugar al l¨ªmite, y que esta vez ha llegado m¨¢s lejos que nunca. Para lograr su investidura, ha tenido que conceder la amnist¨ªa que siempre rechaz¨® p¨²blicamente, incluso en plena campa?a electoral, y ha comprometido hasta cinco mesas de di¨¢logo diferentes. Dos pactadas con ERC: una de gobiernos, la que ya existe, y otra de los dos partidos con un verificador; otras dos con Junts, con otro verificador internacional, una para el conflicto pol¨ªtico y otra para cuestiones m¨¢s econ¨®micas, y una ¨²ltima con el PNV, para hablar del encaje de Euskadi y una reforma del Estatuto vasco. S¨¢nchez y los suyos han logrado cuadrar el c¨ªrculo y sobrevivir a la guerra independentista ¨DJunts cree que ellos han logrado m¨¢s que los republicanos y estos ¨²ltimos no entienden por qu¨¦ Puigdemont ha retrasado tanto el acuerdo si era muy parecido al suyo¨D e incluso incorporar a Coalici¨®n Canaria, lo que deja muy solo al PP con Vox y UPN.

Los socialistas est¨¢n convencidos de que el desgaste bajar¨¢ en cuanto haya Gobierno y los ciudadanos vean que el principal resultado de la negociaci¨®n, adem¨¢s de la amnist¨ªa, es incorporar a todos los independentistas, o casi todos, al juego pol¨ªtico. A todos les inquieta el acoso a las sedes, los movimientos en sectores ultras o los comunicados de rechazo al acuerdo de las asociaciones de la Guardia Civil. El ruido es intenso; tanto, que algunos veteranos se?alan que no se hab¨ªa vivido nada as¨ª desde la Transici¨®n. Pero en el Gobierno est¨¢n convencidos de que bajar¨¢ e incluso de que el PP tendr¨¢ que replantear su estrategia si no quiere quedar fuera de juego.

Mientras una persona cercana a Feij¨®o cree que S¨¢nchez es ¡°el presidente m¨¢s irresponsable de la historia¡± y lleva a Espa?a a la ruptura; un dirigente del PNV, el partido que siempre hace de balanza ¨Del que tumb¨® a Rajoy en la moci¨®n de censura y el que ahora pod¨ªa haber dado el Gobierno a Alberto N¨²?ez Feij¨®o y opt¨® por S¨¢nchez¨D resume as¨ª la situaci¨®n pol¨ªtica: ¡°Yo no reconozco a este PP, no es el de Rajoy ni el del primer Aznar. Feij¨®o ha sido absorbido por ese agujero negro que es Madrid. Hasta que no se d¨¦ cuenta, se aleje de Vox y busque una relaci¨®n normalizada con el PNV y con Junts, no podr¨¢ gobernar. La amnist¨ªa le ayudar¨¢ a eso¡±. Un dirigente de ERC hac¨ªa un an¨¢lisis similar, m¨¢s duro para Junts, su gran rival: ¡°El m¨¢s contento ahora es S¨¢nchez, que tiene un Gobierno. Pero el segundo m¨¢s contento, aunque diga lo contrario, es Feij¨®o, porque esta amnist¨ªa, con el tiempo, le permitir¨¢ volver a pactar con Junts, que es lo que en realidad quieren los dos¡±.

El movimiento de S¨¢nchez, esta vez un triple salto mortal, le da una investidura, pero conlleva enormes riesgos para el PSOE y el PSC, cuyo entorno ha sufrido al leer un relato del proc¨¦s en el acuerdo con Junts muy cercano a los independentistas. Sin embargo, una vez m¨¢s, el presidente y los suyos conf¨ªan en que el tiempo les dar¨¢ la raz¨®n, como creen que pas¨® con los indultos. ¡°La pol¨ªtica es para valientes, y eso no se lo pueden negar al presidente¡±, resume uno de los suyos. El resultado inicial se ver¨¢ en unos meses, cuando lleguen las primeras pruebas electorales: Galicia, Euskadi y las europeas de junio de 2024. El de fondo tardar¨¢ mucho m¨¢s en poder evaluarse.