Exorcistas bajo el sol de Canarias
El Obispado de Canarias designa a dos nuevos sacerdotes como encargados de llevar a cabo estos rituales en Gran Canaria, que se unen al que ya ejerc¨ªa en Tenerife. La instituci¨®n impone el silencio respecto a estas pr¨¢cticas
Es una c¨¢lida ma?ana de invierno, y los feligreses abandonan la centenaria Iglesia de San Agust¨ªn, en pleno barrio de Vegueta, el casco hist¨®rico de Las Palmas de Gran Canaria. Es probable que ninguno de ellos sepa que el titular de esta parroquia fundada en el siglo XVI, Miguel Lantigua (73 a?os, uno de los m¨¢s reconocidos de la isla), acaba de ser nombrado exorcista por el obispo de Canarias, Jos¨¦ Mazuelos. Le acompa?a en la designaci¨®n Higinio S¨¢nchez (60 a?os), el p¨¢rroco de San Rafael Arc¨¢ngel, en la localidad de Vecindario (70.000 habitantes, en el municipio de Santa Luc¨ªa, al sureste de la isla), seg¨²n ha conformado el departamento de comunicaci¨®n de la Di¨®cesis, que afirman que es ¡°una pr¨¢ctica normal¡±, recogida en el Derecho Can¨®nico.
A unos 130 kil¨®metros de esa iglesia, en el municipio tur¨ªstico de Los Cristianos (15.000 habitantes, en el municipio de Arona, al suroeste de Tenerife), la parroquia de Nuestra Se?ora del Carmen ofrece en su multiling¨¹e p¨¢gina web servicios de exorcismo a los feligreses. Quienes deseen ¡°orientaci¨®n espiritual al respecto¡± han de contactar con el p¨¢rroco, Jos¨¦ Est¨¦vez, quien a su vez derivar¨¢ la cita al sacerdote exorcista, don Pablo.
¡°La existencia de exorcistas es com¨²n en todas las di¨®cesis¡±, precisa por tel¨¦fono el bilba¨ªno Rafael Hern¨¢ndez Urig¨¹en, doctor en Teolog¨ªa, licenciado en Filosof¨ªa y Letras y exprofesor de la Universidad de Navarra. ¡°No hay estad¨ªsticas, pero es frecuente. Hay demanda¡±. Las profusas explicaciones que ofrece Hern¨¢ndez Urig¨¹en son excepci¨®n. ?l es uno de los pocos sacerdotes que habla con medios de comunicaci¨®n sobre este asunto. As¨ª, pese a ser considerada una pr¨¢ctica normal, la Iglesia no se muestra transparente respecto de estos nombramientos o sobre este ritual en las islas. No fue posible hablar con el obispo de Canarias; Miguel Lantigua, sentado en su despacho de la centenaria parroquia, levanta sus hombros educadamente cuando se le pregunta tanto por el porqu¨¦ de su designaci¨®n, como por su experiencia o formaci¨®n para el cargo o incluso su opini¨®n al respecto. Higinio S¨¢nchez es m¨¢s cortante ¨Daunque igualmente suave en las formas¨D y se limita a levantar a mano y a negar con la cabeza antes de cerrar la puerta de la residencia parroquial, en una plaza en pleno centro de la localidad. Don Pablo, el sacerdote encargado de esta pr¨¢ctica en Los Cristianos, se muestra igualmente implacable: ¡°Con sumo respeto, oferta rechazada. Gracias¡±, responde por Whatsapp. Tampoco accede a participar el que es considerado el rostro m¨¢s visible de esta pr¨¢ctica en Espa?a, el sacerdote y escritor Jos¨¦ Antonio Fortea, rechaza por correo electr¨®nico hacer cualquier tipo de comentario. ¡±Se me ha ordenado que no conceda ninguna entrevista¡±, asevera v¨ªa correo electr¨®nico, y emplaza a consultar su prol¨ªfica bibliograf¨ªa sobre el tema, disponible de forma gratuita en su web.
Seg¨²n explica el padre Fortea en uno de estos libros ¡ªsu tratado Summa Daemoniaca¡ª, la posesi¨®n es ¡°el fen¨®meno por el que un esp¨ªritu maligno reside en un cuerpo y en determinados momentos puede hablar y moverse a trav¨¦s¡± de ¨¦l, ¡°sin que la persona pueda evitarlo. Este acto lo lleva a cabo un demonio, ¡°un ser espiritual de naturaleza ang¨¦lica condenado eternamente¡±. Hern¨¢ndez Urig¨¹en asevera que estas posesiones son m¨¢s frecuentes de lo que uno puede pensar. ¡°Algo que se consideraba medieval empieza a tomarse en serio¡±, y sostiene esta afirmaci¨®n, por ejemplo, en los profusos casos de violencia extrema que se dan en la actualidad, fen¨®menos que ¡°no tienen explicaci¨®n con los par¨¢metros de diagn¨®stico, de an¨¢lisis criminol¨®gico¡±, o desde el punto de vista de los fiscales y penalistas. ¡°Ante una necesidad, un servicio¡±. Hern¨¢ndez Urig¨¹en afirma haber derivado o asesorado a una docena de casos en los ¨²ltimos diez a?os. ¡°Algunos de ellos maleficios sobre bienes¡±. A modo de ejemplo, relata el caso de un caballo que comenzaba a caminar hacia atr¨¢s antes de llegar a la meta. Fortea se alarma en sus escritos, incluso, de la reducida cantidad de exorcistas que hay en la actualidad, un tiempo en el que, opina, sus servicios son m¨¢s necesarios que nunca. Y alerta: ¡°Dos milenios de existencia de la Iglesia han dejado claro que este ministerio no solo se ejerce de modo excepcional, sino desgraciadamente en una m¨ªnima parte¡± de los casos que lo necesitar¨ªan.
Sin datos
No existen, sin embargo, cifras p¨²blicas que constaten esta afirmaci¨®n. Ni en Canarias ni en ninguna otra parte. ¡°Los exorcismos que se llevan a cabo¡±, asevera el sacerdote bilba¨ªno, ¡°son encomendados por equipos interdisciplinares, estudiando bien el caso para determinar posibles problemas psicol¨®gicos y cuentan con el permiso del obispo. Una vez hechos, estos permisos se guardan en los archivos secretos de los obispados. No se revela dato alguno para evitar el exhibicionismo o el espect¨¢culo y por salvaguardar al m¨¢ximo la privacidad del afectado¡±.
El C¨®digo de Derecho Can¨®nico recoge en su canon 1.172 la licencia para llevar a cabo estas pr¨¢cticas. El obispo de cada di¨®cesis es la persona designada, si bien este suele dar ¡°licencia peculiar y expresa¡± a sacerdotes de su confianza. Las di¨®cesis empiezan a preparar sacerdotes con cursos muy exigentes e interdisciplinarios que se van preparando para poder prestar este servicio. En 1998, Juan Pablo II retoc¨® los procedimientos para adaptarlos a los nuevos tiempos y entre las medidas tomadas se pas¨® a calificar de ¡°atormentados¡± a los posesos. Los exorcistas pueden tambi¨¦n recibir formaci¨®n online de la Asociaci¨®n Internacional de Exorcistas, fundada en 1994. Esta organizaci¨®n convoca a estos ministros a reuniones bianuales en Roma e, incluso, publica unas l¨ªneas gu¨ªa para esta pr¨¢ctica. Estas abarcan desde c¨®mo detectar y confirmar los casos hasta los pasos del rito. ¡±En algunos ambientes culturales¡±, critica en el pr¨®logo del texto el cardenal italiano Angelo de Donatis, vicario general para la di¨®cesis de Roma, ¡°contin¨²a una intransigente descripci¨®n del exorcismo cat¨®lico como si fuera una realidad escabrosa, violenta, oscura, casi como la pr¨¢ctica de la magia¡±. Al contrario, sostiene De Donatis, ¡°corresponde plenamente al dictado de la aut¨¦ntica Tradici¨®n¡±.
Este aparente secretismo no parece ayudar a diluir el supuesto mito. ¡°Todo se lleva siempre en mucho silencio¡±, admite un sacerdote grancanario que pide anonimato en su despacho parroquial en Las Palmas de Gran Canaria. ¡°Nunca se nos comunican este tipo de asuntos, apenas se nos consulta¡±. Relata un caso vivido en los setenta, en el que una mujer, supuestamente ¡°atormentada¡±, asalt¨® el altar de una iglesia en el barrio de la Isleta. ¡°Nos juntamos varios sacerdotes a rezar toda la noche, aunque tampoco tengo claro que fuese una posesi¨®n o m¨¢s bien un tema psicol¨®gico¡±.
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