El Gobierno agota el tiempo para la ambig¨¹edad
Para no asustar a las bases de ERC, el Ejecutivo y los dirigentes del PSOE sacrificaron la unidad interna. Las dudas y el malestar por el pacto se extienden m¨¢s all¨¢ de Page
Mientras los dirigentes interinos de ERC somet¨ªan a votaci¨®n de sus bases el acuerdo con el PSC para investir a Salvador Illa, lo que supondr¨ªa cambiar, bilateralmente, el modelo de financiaci¨®n auton¨®mica, las bases del PSOE y alguna federaci¨®n territorial del partido se enteraban por la prensa del precio que los independentistas hab¨ªan marcado ¡ªy los socialistas aceptado¡ª para poner por tercera vez a uno de los suyos al frente de la Generalitat de Catalu?a. Los dirigentes de ERC han hecho campa?a por el s¨ª durante los ¨²ltimos d¨ªas, pero los del PSOE, empezando por su secretario general y presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, han esquivado hasta ahora las preguntas que ped¨ªan concreci¨®n sobre las consecuencias de ese acuerdo, con la intenci¨®n, imposible de disimular, de ganar tiempo y no herir sensibilidades ¡ªlas de ERC¡ª. La estrategia funcion¨®, aunque el ajustado resultado de la votaci¨®n (53,5% a favor y 44,8% en contra, con una participaci¨®n del 77%) pone de manifiesto que en las bases de Esquerra hay todav¨ªa muchas dudas y desconfianza. Y el tiempo de las respuestas vagas del Gobierno se acaba. La Moncloa opt¨® por la estrategia de medir hasta la ¨²ltima palabra las explicaciones sobre el pacto para facilitar la votaci¨®n de la militancia de ERC. Fuentes del Gobierno aseguran que, una vez pactada la investidura, el Ejecutivo har¨¢ la pedagog¨ªa que le ha faltado hasta ahora sobre el concierto econ¨®mico para Catalu?a, que la vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, descartaba p¨²blicamente hasta hace unos d¨ªas. Y que ha desatado las cr¨ªticas de varios barones.
El Ejecutivo se conjur¨® para no interferir en la votaci¨®n de las bases de ERC. A repetidas preguntas de los periodistas, la ministra portavoz, Pilar Alegr¨ªa ¡ªuna de las que hab¨ªa rechazado con firmeza la idea del concierto para Catalu?a¡ª se neg¨® a aclarar el martes siquiera si suscrib¨ªan el contenido de ese preacuerdo con ERC ¡ª¡°por respeto¡± a los partidos que hab¨ªan intervenido en la negociaci¨®n, dijo¡ª; aunque les parec¨ªa una ¡°extraordinaria noticia¡±, ¡°el triunfo de la pol¨ªtica¡±, el ¡°revolucionario¡± resultado del ¡°di¨¢logo¡± entre diferentes. Tambi¨¦n S¨¢nchez prefiri¨® desviar el foco de la contrapartida y centrarse en el premio, la investidura de Illa con los votos de un partido independentista, es decir, el entierro del proc¨¦s. En ese viaje, el Gobierno empe?¨® su coherencia y sacrific¨® la cohesi¨®n interna de los socialistas, porque el malestar y las dudas en el PSOE se extienden, por el fondo y las formas de ese acuerdo, mucho m¨¢s all¨¢ de los cr¨ªticos habituales, como el presidente de Castilla-La Mancha, del que S¨¢nchez se burl¨®: ¡°La noticia ser¨ªa que Emiliano [Garc¨ªa-Page] convocara una rueda de prensa para apoyar al Gobierno¡±, dijo.
En el largo camino de obst¨¢culos hasta la ejecuci¨®n de ese preacuerdo que se hizo de rogar ¡ªhan pasado m¨¢s de cuatro meses desde las elecciones a la presidencia de la Generalitat¡ª, el primero era el visto bueno de las bases de Esquerra. Y el tropiezo no solo era posible, sino probable, cuando el partido independentista est¨¢ pendiente de un congreso para resolver su liderazgo y acababa de ponerse colorado al conocer que la infame campa?a contra los Maragall burl¨¢ndose de la enfermedad m¨¢s cruel, el alzh¨¦imer, hab¨ªa salido de sus filas.
Conscientes de la delicada situaci¨®n de su potencial socio de investidura en Catalu?a, el Gobierno y el PSC hab¨ªan dejado deliberadamente a ERC vender el contenido del acuerdo y, por tanto, apropiarse del famoso relato, esa herramienta a la que los pol¨ªticos recurren para tratar de convencer a la opini¨®n p¨²blica, de que han tomado una decisi¨®n controvertida por un bien mayor. La votaci¨®n de las bases de Esquerra pone fin a esa fase de explicaciones unilaterales. El Ejecutivo, el PSC y el PSOE deber¨¢n que aclarar a partir de ahora si comparten al 100% el contenido de ese preacuerdo o si aspiran a cambiarlo, vali¨¦ndose de las salvaguardas incluidas en el texto, para empezar, la necesaria modificaci¨®n de la ley que regula la financiaci¨®n auton¨®mica, la LOFCA, que necesita de una mayor¨ªa parlamentaria que hoy no est¨¢ ni mucho menos garantizada. Superado el tr¨¢mite necesario para obtener el visto bueno de ERC, queda lo m¨¢s dif¨ªcil, las toneladas de pedagog¨ªa que har¨¢n falta para, o bien explicar el pen¨²ltimo cambio de opini¨®n del Gobierno, o bien convencer a ERC de que razones de fuerza mayor les impiden cumplir al 100% el contenido de ese acuerdo, como avisaba Junts. Cuando el partido de Puigdemont advirti¨® del riesgo de hacer presidente de la Generalitat a ¡°un espa?olista¡± no estaba mand¨¢ndole un recado solo a Esquerra, su rival en Catalu?a, sino al presidente, del Gobierno cuya investidura apoy¨® en Madrid. Sus siete votos suben de precio a partir de hoy.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.