Pasar de la ret¨®rica a la realidad
La decisi¨®n de ERC da a Illa la Generalitat pero abre un camino incierto para el Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez ya que puede poner fin al apoyo de Junts
A las bases las carga el diablo. Baste recordar c¨®mo en diciembre de 2015 la asamblea de la CUP registr¨® un empate a 1.515 votos que acab¨® enviando a Artur Mas ¡ªentonces ya candidato postconvergente a la presidencia de la Generalitat¡ª a la papelera de la historia. Ahora han vuelto a hablar las c¨¦lebres bases. Si hasta hace dos d¨ªas ¡ªaseguran dirigentes cualificados de Esquerra Republicana¡ª era previsible que ganara el no a la investidura de Salvador Illa, ha acabado sucediendo lo contrario.
Ha sido una jugada de riesgo, pues las m¨¢s elementales nociones de pol¨ªtica recomiendan dejar que las bases digieran largamente las decisiones audaces de la direcci¨®n, para evitar que acaben tomando caminos luego dif¨ªciles de administrar. Ah¨ª est¨¢ el providencial aplazamiento que el pasado mes de junio tuvo que hacerse por dificultades de aforo de la consulta a los militantes de ERC sobre el pacto para que los republicanos entraran en el gobierno del Ayuntamiento de Barcelona junto al PSC. En cualquier caso, el paso que ahora ha dado Esquerra supone un gran salto hacia adelante, que, en realidad, viene a normalizar la que ha sido una pr¨¢ctica habitual en los ¨²ltimos tiempos: los pactos a nivel de diputaciones y municipios entre el independentismo y los socialistas catalanes. Las paradojas del proc¨¦s han querido que, cuando en febrero de 2021 los soberanistas decidieron acordonar sanitariamente al PSC, Junts per Catalunya ya gobernara con los ¡°traidores¡± de Illa la econ¨®micamente poderosa Diputaci¨®n de Barcelona.
La decisi¨®n tomada ahora por los republicanos le da a Illa el Gobierno de la Generalitat, pero abre un camino incierto para el Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez, ya que puede suponer la inestabilidad que comporta el fin del apoyo de los siete diputados de Puigdemont. Los vientos de fronda tambi¨¦n sacuden al mism¨ªsimo PSOE de la mano de sus barones territoriales. Ahora, como le sucedi¨® al cardenal Mazarino, es por asuntos de pol¨ªtica fiscal, por la ¡°financiaci¨®n singular¡± para Catalu?a. Se desconoce si ser¨¢ o no como el concierto econ¨®mico del que disfrutan el Pa¨ªs Vasco y Navarra y que nadie a derecha e izquierda se atreve a discutir porque, al parecer, los derechos hist¨®ricos y su inclusi¨®n en la Constituci¨®n son una potente vacuna que invisibiliza posibles efectos insolidarios secundarios.
En 2015, incluso desde el Partido Popular se alzaban voces pidiendo el ahora discutido principio de ordinalidad para Catalu?a. Su entonces candidato a la Generalitat, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, defend¨ªa en este mismo peri¨®dico la ahora mefistof¨¦lica f¨®rmula acordada por PSC y ERC: que la posici¨®n de la comunidad al recaudar no se altere a la hora de recibir. El principio de ordinalidad lo establece el Estatut ¡ªsu art¨ªculo 206.5¡ª y se practica en pa¨ªses federales como Alemania.
En realidad, para el independentismo, ha llegado la hora de acercar la ret¨®rica a la realidad, algo que no se ha logrado en los diez a?os de proc¨¦s. Ahora, el secesionismo m¨¢gico solo reside en Junts. Es curioso que ese partido sea heredero de una Converg¨¨ncia Democr¨¤tica como la de Artur Mas que entre 2010 y 2012 pact¨® leyes con el PP, impuls¨® el pacto fiscal frente a Mariano Rajoy y se apunt¨® al carro de la independencia. Mayor flexibilidad, imposible. Ahora su ¨²ltima gran baza es el retorno de Carles Puigdemont a la ceremonia de investidura de Illa. Y ser¨ªa un regalo para sus votantes que la justicia ordenara la detenci¨®n del expresidente in itinere. Ello permitir¨ªa seguir alimentado la leyenda de la independencia instant¨¢nea gracias a un pol¨ªticamente rentable martirio. Los anticapitalistas de la CUP saben que para la independencia hace falta confrontaci¨®n, mientras que Esquerra ha decidido optar por la v¨ªa de los logros progresivos. Parece que es la pragm¨¢tica hora de los m¨¢s razonables.
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