La larga agon¨ªa de Diallo Sissoko, el joven maliense que muri¨® en un campamento de migrantes en Madrid
El episodio ocurrido en el cuartel de Alcal¨¢ de Henares aviva las cr¨ªticas por las carencias sanitarias durante la acogida
La ¨²ltima semana antes de morir, Diallo Sissoko, un joven maliense de 21 a?os, estuvo quej¨¢ndose cada d¨ªa de un intenso dolor en el t¨®rax. Sus compa?eros en la carpa en la que dorm¨ªan en el campamento de acogida de inmigrantes de Alcal¨¢ de Henares, en Madrid, presenciaron su larga agon¨ªa sin que pudieran hacer nada. ¡°?l mismo dijo que no iba a durar ni una semana¡±, relata a EL PA?S uno de ellos a las puertas de las instalaciones. Lo vieron pedir ayuda en la enfermer¨ªa de ese centro, lo vieron ir y venir del Hospital Universitario Pr¨ªncipe de Asturias y vieron c¨®mo el dolor lo iba apagando hasta que el pasado lunes 21 de octubre el chico entr¨® en parada cardiorrespiratoria en la enfermer¨ªa de este cuartel convertido en centro de acogida para 1.500 personas. Tras casi cinco horas de reanimaci¨®n, el joven muri¨® en el hospital. No alcanzaron a cumplirse dos meses desde que desembarc¨® de un cayuco el 27 de agosto en la isla canaria de El Hierro, al que se hab¨ªa subido d¨ªas atr¨¢s en Mauritania, huyendo de la guerra en Mal¨ª.
Tras m¨¢s de dos semanas en otro macrocampamento de Tenerife, el 15 de septiembre Sissoko fue trasladado al campamento de Alcal¨¢ de Henares. En este dispositivo, que se habilit¨® de emergencia hace un a?o para acoger a los inmigrantes y refugiados que est¨¢n llegando a las islas Canarias, los migrantes y refugiados pueden pasar meses. En la ma?ana de este mi¨¦rcoles, a las puertas de ese cuartel militar, hab¨ªa aparcados cinco patrullas de polic¨ªa y alrededor de una decena de agentes. Hab¨ªan ido para contener la agitaci¨®n de un grupo de malienses que protestaba por la muerte de su compatriota y reclamaba las carencias de asistencia sanitaria en el centro que han brotado a la superficie tras el suceso. ¡°Es muy dif¨ªcil conseguir una cita con la enfermer¨ªa y nunca hay medicaci¨®n suficiente¡±, sostiene otro de los compa?eros del fallecido en las inmediaciones del centro.
No es una situaci¨®n nueva, la emergencia lleva a?os instalada en el sistema de acogida y las quejas sobre la atenci¨®n m¨¦dica son comunes en centros de Canarias y de la pen¨ªnsula y, en algunos casos, el final ha sido tr¨¢gico. Este mes de marzo, sin ir m¨¢s lejos, un marroqu¨ª de 22 a?os, sin aparentes patolog¨ªas previas, muri¨® en un albergue gestionado por Cruz Roja en San Fernando de Henares (Madrid). La fiscal¨ªa sobresey¨® el caso al no ver indicios de delito.
Sissoko lleg¨® a ir al hospital el pasado 15 de octubre, pero a pesar de que le diagnosticaron una infecci¨®n en las v¨ªas respiratorias, no le dieron antibi¨®tico. Su dolor en la pierna izquierda, donde ahora se sospecha que podr¨ªa tener un trombo, se trat¨® con una crema antiinflamatoria. La Consejer¨ªa de Sanidad ha defendido la ¡°correcta¡± actuaci¨®n del hospital, tanto en la primera consulta como el d¨ªa en el que se le intent¨® reanimar sin ¨¦xito. ¡°Los motivos e informe exhaustivo del fallecimiento est¨¢n pendiente de autopsia judicial¡±, mantienen.
Los d¨ªas en los que Sissoko se estuvo quejando de un fuerte dolor tor¨¢cico y molestias en la pierna no hab¨ªa m¨¦dico en el campamento. Accem, la ONG que gestiona el recinto, hab¨ªa rescindido el contrato con la empresa que prestaba el servicio sanitario y todo ocurri¨® en el impass entre la salida de un equipo y la entrada de otro. En ese tiempo aunque hab¨ªa sanitarios, no hab¨ªa m¨¦dicos. ¡°Es importante recordar que esto no es un centro sanitario, esa parte la asume Sanidad y hay derivaci¨®n y coordinaci¨®n¡±, insisten en la ONG. Dos personas que han trabajado en el equipo m¨¦dico consideran que si los s¨ªntomas persist¨ªan y, adem¨¢s, no cuadraban con la medicaci¨®n recetada, deber¨ªan haberlo derivado de nuevo al hospital.
Estos dos trabajadores, que conocen bien el campamento, han contado a EL PA?S las carencias de la asistencia. ¡°No hab¨ªa medidas higi¨¦nicas ni sanitarias adecuadas, faltaban guantes, medicamentos, se compart¨ªan nebulizaciones y trat¨¢bamos casos de salud p¨²blica como tuberculosis, sarna o covid. La atenci¨®n que recib¨ªan era precaria¡±, relata uno de ellos. Otra de las extrabajadoras rompe a llorar por tel¨¦fono al recordar su paso por el campamento. ¡°Son chavales que vienen de situaciones de sufrimiento muy graves, sin apenas chequeos y con muchas carencias. Llegaban con infecciones bucales, heridas, insuficiencia renal despu¨¦s de d¨ªas de viaje en cayuco bebiendo agua de mar, por la noche pasaban fr¨ªo y sufr¨ªan faringitis, amigdalitis¡Y nosotros d¨¢bamos un servicio m¨¦dico muy b¨¢sico y, a veces, ten¨ªamos que insistir para enviarlos al hospital¡±, explica esta profesional que asegura que desde agosto el centro apenas contaba con un solo doctor. Los profesionales relatan que vivieron resistencias por parte de los responsables del campamento a la hora de derivar a las personas acogidas al hospital, apuntan, quiz¨¢, al temor a sobrecargar el sistema sanitario y que eso pudiese provocar quejas. La organizaci¨®n niega esas resistencias. ¡°Muchos de los chicos aguantaban el dolor¡±, para no acudir a nosotros. Ambos adem¨¢s se?alan las limitaciones de la atenci¨®n en los casos que llegaban al hospital: ¡°Los informes m¨¦dicos empezaban por ¡®barrera idiom¨¢tica importante¡±.
Uno de los migrantes que lleva ya m¨¢s de un mes en el campamento cuenta que cuando tienen dolencias o afecciones y tratan de conseguir una cita para que los vea el m¨¦dico ¡°la dan para dentro de tres semanas o m¨¢s¡±. Los testimonios de varios de ellos coinciden en que muchas veces sienten que desestiman sus casos. Una de las sanitarias que trabaj¨® all¨ª lo secunda: ¡°Esos chicos est¨¢n desamparados, se aguantan much¨ªsimo los s¨ªntomas; ahora ha pasado algo grave, pero, ?a cu¨¢ntos chicos no se les ha dado el antibi¨®tico que necesitaban? ?Cu¨¢n graves tienen que estar para enviarlos al hospital?¡±.
El Ministerio de Migraciones, competente en la acogida de inmigrantes, no obliga a las ONG en las que delega la atenci¨®n humanitaria a que cuenten con un doctor en sus centros, ni siquiera cuando se trata de instalaciones como esta, con una capacidad inicial de 1.100 personas que alberga ahora unas 1.500. Es decir, la consulta de un m¨¦dico, reiteran en la ONG, es un servicio que se presta por decisi¨®n propia de la ONG con el fin de solventar situaciones cotidianas y evitar que llegue un mensaje a la ciudadan¨ªa de sobrecarga del sistema.
El caso ha corrido por los grupos de WhatsApp de m¨¦dicos y sanitarios dedicados a la atenci¨®n de inmigrantes que llegan por v¨ªa mar¨ªtima en embarcaciones precarias. Parte de estos profesionales, reunidos en la plataforma Yo s¨ª atiendo, consideran ¡°fundamental¡± asegurar una atenci¨®n sanitaria continuada tras la llegada y mientras dure el periodo de acogida. ¡°Hay problemas de salud directamente derivados del viaje que pueden agravarse. Para detectarlos y manejarlos, se requieren equipos sanitarios preparados, que conozcan la patolog¨ªa espec¨ªfica, y asegurar que haya una reevaluaci¨®n m¨¦dica en los centros de acogida. Y para la calidad de la asistencia es fundamental la presencia de int¨¦rpretes y mediadores culturales. En los ¨²ltimos a?os, ya son tres vidas humanas de j¨®venes fallecidos en centros de acogida. Es nuestra obligaci¨®n averiguar qu¨¦ ha ocurrido¡±, mantiene la doctora Silvia Moreno, una de las integrantes de la plataforma.
Con informaci¨®n de Daniela Guti¨¦rrez.
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