La econom¨ªa reaviva los bloques izquierda y derecha
La imagen de PNV y Junts votando junto a PP y Vox para impedir que el Gobierno y sus aliados parlamentarios mantengan el impuesto a las el¨¦ctricas puede repetirse
En el primer a?o de legislatura tras las elecciones generales del 23 de julio, como ya hab¨ªa pasado tras los comicios de 2019, el debate no ha estado en el cl¨¢sico enfrentamiento izquierda¨Cderecha. Sin embargo, ahora que termina el a?o, la dicotom¨ªa ha resurgido por la econom¨ªa y, sobre todo, la pol¨ªtica fiscal. Primero, por los impuestos a las el¨¦ctricas, y en breve, por las medidas laborales.
En estos d¨ªas se han visto montajes fotogr¨¢ficos con los rostros en un mismo friso de Alberto N¨²?ez Feij¨®o (PP), Santiago Abascal (Vox), Carles Puigdemont (Junts) y Andoni Ortuzar (PNV). Los cuatro l¨ªderes de sus respectivas fuerzas pol¨ªticas no quedaron para tomarse esa foto juntos, pero la imagen no supon¨ªa en absoluto una distorsi¨®n de la realidad. Sus partidos han votado juntos en el Congreso para derrotar al PSOE, a Sumar, a ERC, a EH Bildu, a Podemos y al BNG e impedir que se mantenga un impuesto a las el¨¦ctricas. Estos ¨²ltimos no se resignan, pero el gesto del Gobierno de este lunes, la aprobaci¨®n de un decreto en Consejo de Ministros para levantar el impuesto, no pasar¨¢ del terreno de los s¨ªmbolos. Una vez que llegue al Congreso para su convalidaci¨®n de nuevo, ser¨¢ rechazado. Y s¨ª, PNV y Junts volver¨¢n a votar juntos con PP y Vox para evitar que las empresas el¨¦ctricas tengan que prolongar la obligaci¨®n de este impuesto extraordinario.
A un a?o largo desde el comienzo de la legislatura ahora s¨ª hay datos concretos que justifican a quienes desde los medios de comunicaci¨®n y desde la pol¨ªtica ¨Ddesde luego el PP¨D proclaman que el bloque sostenedor del Gobierno no es de izquierdas. No lo es, en efecto, en materia econ¨®mica, aunque bajo el manto de la denominaci¨®n ¡°progresista¡± el PNV se reivindica como el que m¨¢s. Las ¨ªmprobas dificultades por sacar adelante este impuesto competir¨¢n con las que tendr¨¢ la vicepresidenta segunda, Yolanda D¨ªaz, para ver plasmada en el BOE una ley por la que la jornada laboral semanal pasa de 40 a 37,5 horas. Al tiempo, tiene ya muy adelantado el establecimiento de una llamada prestaci¨®n universal por crianza, que supondr¨¢ un ingreso de 200 euros mensuales por cada hijo menor de edad. Este ingreso se incluir¨¢ en los Presupuestos Generales del Estado.
?Se podr¨¢ llevar adelante la negociaci¨®n de los Presupuestos, con la panoplia de medidas que en ellos se contemplan en materia socioecon¨®mica, con las comunidades aut¨®nomas como principales destinatarias y la reducci¨®n de las horas de trabajo semanales? Muy dif¨ªcil su consecuci¨®n, pero el Gobierno lo intentar¨¢. El problema empieza en el seno del propio ejecutivo. Yolanda D¨ªaz es consciente de que el ministro de Econom¨ªa, Carlos Cuerpo, no est¨¢ entusiasmo con la propuesta que ella y los sindicatos firmaron el viernes para que la reducci¨®n de jornada entre en vigor en 2025. Si se supera el escollo en el seno del Gobierno, como es previsible, la norma llegar¨¢ al Congreso y ah¨ª las espadas estar¨¢n muy altas. Los sindicatos, seg¨²n tienen decidido los secretarios generales de CC OO y UGT, Unai Sordo y Pepe ?lvarez, estar¨¢n muy activos en el intento de persuadir a los grupos parlamentarios.
No estar¨¢n solos en esta tarea. Del otro lado de la cuerda tirar¨¢ la patronal espa?ola CEOE para convencer a los grupos parlamentarios de que paren esa reforma. Junts, desde su congreso de hace una semanas, con la recuperaci¨®n por parte de Carles Puigdemont del t¨ªtulo de m¨¢ximo l¨ªder, tiene al expresident como m¨¢ximo interlocutor en todos los terrenos. No van bien las cosas con el Gobierno de Espa?a, al tiempo que mantiene en la ambig¨¹edad la relaci¨®n con el PP.
La rotundidad del l¨ªder de ERC, Oriol Junqueras, respecto a su ausencia de inter¨¦s en que ¡°en Espa?a haya un Gobierno de extrema derecha¡±, es la misma que se escucha a EH Bildu. Se observa que ERC empezar¨¢ a apretar al Gobierno ¡ªcondonaci¨®n de la deuda, presencia de los Mossos d¡¯Esquadra en puertos y aeropuertos, por ejemplo¡ª, pero con demandas conocidas y dentro de lo que est¨¢ en la mano del Ejecutivo. Las propuestas de Puigdemont, sin embargo, se mueven entre lo ¡°cambiante¡± y lo ¡°imprevisible¡±, seg¨²n t¨¦rminos asentados por los negociadores del Gobierno. Pese a todo, seguir¨¢n yendo a Bruselas a negociar con ¨¦l. En Madrid tienen mucha tarea para concertar con el resto de los grupos con los que se teji¨® la investidura de Pedro S¨¢nchez. El BNG es un interlocutor, como lo es Coalici¨®n Canaria. Podemos, por la izquierda, se alza como un aliado dif¨ªcil, tanto como con Junts por la derecha.
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