El fotorreportero Luis de Vega lleva a Sevilla el dolor de la invasi¨®n rusa en Ucrania
El periodista de EL PA?S presenta su exposici¨®n de fotograf¨ªas, ¡®Ucrania, la guerra de los civiles¡¯
A punto de cumplirse dos a?os de la invasi¨®n de Rusia a Ucrania, la guerra contin¨²a. Son m¨¢s de 46.000 v¨ªctimas que, como explica el fotorreportero de EL PA?S, Luis de Vega, ¡°el 24 de febrero de 2022 nunca pensaron que sus vidas iban a cambiar¡±. Parte de esas vidas, truncadas, alteradas, descompuestas para siempre, han sido captadas por la c¨¢mara de De Vega durante su cobertura del conflicto para este diario. 42 de esas instant¨¢neas integran la exposici¨®n Ucrania, la guerra de los civiles, que se ha inaugurado esta ma?ana en la Casa de la Provincia de la Diputaci¨®n de Sevilla, en el centro de la capital andaluza.
La muestra recoge los primeros meses del conflicto. El desconcierto en el arranque de la ocupaci¨®n y c¨®mo la vida trata de continuar o busca adaptarse entre la metralla de los morteros rusos ocupa la primera parte de la exposici¨®n: civiles protegiendo estatuas, familias buscando un refugio m¨¢s seguro o siendo conscientes de que se parten para siempre -como la foto de Yulia cuando recibe la llamada que confirma que su marido acaba de morir mientras un soldado ucranio sostiene a su ¨²nica hija en brazos- o de manera indefinida -como el de las mujeres y ni?os que toman los autobuses rumbo a la frontera dejando a los varones en su pa¨ªs-; o el dilema de c¨®mo abordar la salud de los ni?os enfermos de c¨¢ncer ingresados en el hospital.
Una guerra es sin¨®nimo de muerte, y las tumbas y los cad¨¢veres son los protagonistas de la segunda sala. Tambi¨¦n las contradicciones: el horror colectivo y compartido por quienes no tienen otra salida que huir y la soledad resignada de Nuria, que se asoma al balc¨®n de su casa completamente calcinada.
La exposici¨®n, impulsada por la Fundaci¨®n Anastasio de Gracia, que se podr¨¢ visitar hasta el 3 de marzo, muestra el engranaje con el que De Vega ha narrado el dolor en Ucrania, ensamblando la letra con la que escrib¨ªa sus reportajes con las im¨¢genes que sal¨ªan de su c¨¢mara. Un horror imbricado en plena Europa y que, atrapado en las fotos de De Vega, no solo queda de manera indeleble en el recuerdo, sino que, como dice su autor, ¡°nos recuerda que nosotros podemos ser las pr¨®ximas v¨ªctimas¡±.
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