En ferri a Italia para sortear el veto a¨¦reo
La Generalitat pide ¡°evitar las entradas de m¨¢s riesgo¡±, en referencia a los barcos procedentes de este pa¨ªs europeo
La noticia los pill¨® por sorpresa. Decenas de viajeros recibieron en los ¨²ltimos d¨ªas correos de empresas en los que se les informaba sobre la cancelaci¨®n de sus vuelos para regresar a Italia. Ryanair, Alitalia o Vueling fueron algunas de las compa?¨ªas que anularon sus trayectos, desde Barcelona, por las restricciones a¨¦reas decretadas en Europa por la crisis del coronavirus. La ¨²nica opci¨®n de muchos fue comprar un billete de ferri desde la capital catalana a Civitavecchia, en la provincia de Roma. Cientos de personas llegaron este mi¨¦rcoles por la tarde al puerto de la ciudad con la esperanza de volver a sus casas, pero con la incertidumbre de qu¨¦ les esperar¨¢ al llegar a su pa¨ªs.
Las organizaciones ecologistas y ciudadanas agrupadas en la plataforma Zeroport han pedido a trav¨¦s de las redes sociales ¡°explicaciones sobre la falta de restricciones en los puertos [en referencia a los de Palma de Mallorca o Barcelona] para enfrentar la crisis clim¨¢tica¡±. Desde Palma, la Plataforma contra los megacruceros ha denunciado la llegada, este mi¨¦rcoles, de un crucero procedente de Italia con 3.000 personas. En Barcelona, preguntado por esta cuesti¨®n, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, se ha mostrado partidario de ¡°evitar las entradas de m¨¢s riesgo¡± y de ¡°alinear una respuesta europea¡± a la crisis originada por el coronavirus. ¡°Ojal¨¢ se tomen medidas de prevenci¨®n, mandamos un abrazo fraternal a los italianos, este es un tema donde toda Europa est¨¢ implicada, las soluciones deben ser europeas¡±, ha concluido.
Davide Dali, de 20 a?os, explica que el martes, como a tantos otros miles de viajeros, le cancelaron su vuelo a Roma. El joven italiano se?ala que buscaron otras opciones como viajar en autocar, pero que los trayectos tambi¨¦n fueron anulados. Este mi¨¦rcoles por la ma?ana opt¨® por comprar un billete de ferri. ¡°El tren hac¨ªa escala en Par¨ªs y costaba 600 euros. Exist¨ªa el riesgo que nos pusieran en cuarentena al pasar por un tercer pa¨ªs. No quisimos arriesgar¡±, comenta. La situaci¨®n se repite. Martina Garofalo, de 23 a?os, lleg¨® el jueves pasado a Barcelona con su amiga Patty Baioca, de 21 a?os. Ambas aseguran que el martes perdieron su vuelo porque les hicieron m¨¢s controles de lo normal y no llegaron con tiempo. Cambiaron sus billetes para ayer mi¨¦rcoles y a las pocas horas recibieron un mensaje con la cancelaci¨®n.
Muchos llegaron a Barcelona en avi¨®n, pero no pudieron volver desde el aeropuerto del Prat. Algunos se desplazaron al Consulado italiano de la capital catalana donde no les prestaron ninguna ayuda ¨²til, seg¨²n cuentan. Enzo Beneluce fue uno de ellos. Residente en N¨¢poles, viaj¨® a Espa?a con sus tres hijos y su esposa para celebrar sus 50 a?os. Menciona que solo los atendieron por tel¨¦fono y que ellos tuvieron que pagar ¡°hasta las fotocopias¡± de un permiso que les dieron para poder desplazarse entre las regiones de su pa¨ªs, por las medidas anunciadas por el coronavirus.
El restaurante de la terminal portuaria es la ¨²nica v¨¢lvula de escape de los viajeros, quienes desembolsaron hasta 100 euros por el trayecto. Otras personas fuman y esperan en la entrada. ¡°Ya no tenemos mascarillas¡±, le dice un empleado a un pasajero en el bar. Otros j¨®venes italianos conversan en la fila mientras piden unas bebidas: ¡°Basta con que uno tenga el virus y nos jodemos todos en el barco¡±. Las pizzas margarita y los bocatas de prosciutto se venden como bollos. A unos pasos, un individuo se acerca al punto de venta para hablar con una de las trabajadoras.
¨C?Cu¨¢ndo sale el ferri?
¨CA la 1 de la madrugada.
¨C?Y ma?ana?
¨CMa?ana no se sabe¡
Erasmus de vuelta a casa
La noche cae y el ferry no llega. A los pasajeros les regalan unos vales para intercambiarlos por comida o agua, debido al retraso de la nave. Cuando atraca, el punto de control de equipaje se atiborra. La gente comienza a salir con mascarillas esquivando a los que quieren subir. El perfil de los que llegan es diferente de los que salen. Familias, j¨®venes que estudiaban en el extranjero o turistas de todo el mundo. La mexicana Paola L¨®pez, de 26 a?os, realiza un viaje por Europa con dos personas. Londres, ?msterdam y Par¨ªs fueron los destinos que disfrut¨® antes de Roma, ciudad de la que ya no pudo salir en avi¨®n. ¡°Lo ¨²nico que queremos es llegar a Ciudad de M¨¦xico¡±, asevera la mujer, que describe que no les hicieron ning¨²n control al bajar.
Un grupo de j¨®venes espera en la entrada de la terminal. Todos estudiaban desde septiembre un erasmus en la Universidad La Sapienza de Roma. Elisabeth G¨®mez, de 20 a?os, declara que volvi¨® a Espa?a debido a la presi¨®n de sus padres. ¡°Tampoco pod¨ªamos hacer mucha cosa all¨¢¡±, detalla. La mallorquina precisa que terminar¨¢ el curso de forma virtual. Algunos de sus compa?eros se tendr¨¢n que desplazar a otras comunidades como el Pa¨ªs Vasco o Valencia. Los reci¨¦n llegados buscan en sus m¨®viles d¨®nde hospedarse. Mientras tanto, los taxis no paran de recoger clientes y llegan m¨¢s italianos con el anhelo de volver a sus hogares. El ferri de hoy sale, ma?ana ya se ver¨¢.
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