Los chatarreros echan el cierre por el coronavirus
Centenares de personas que rebuscan metales en los contenedores se quedan sin fuente de ingresos


Las chatarrer¨ªas de toda Catalu?a han echado el cierre despu¨¦s de que algunas de ellas hayan sido sancionadas este lunes por la ma?ana por los Mossos d¡¯Esquadra al entender que no son comercios a los que se autoriza la apertura seg¨²n el decreto que regula el estado de alarma en plena crisis del coronavirus. La decisi¨®n no solo afecta a los empresarios y trabajadores de estas plantas de reciclaje sino, m¨¢s directamente, a los centenares de personas que, con carritos de supermercados, patean las ciudades contenedor a contenedor en busca de metal para poderlo vender a cambio de unos euros. El coronavirus est¨¢ afectando, en su vertiente m¨¢s econ¨®mica, a aquellas personas m¨¢s vulnerables.
¡°No est¨¢ abierto, creo que por la enfermedad¡±, lamenta un hombre de origen marroqu¨ª con un carrito de la compra repleto cables, alambres y unos pocos hierros. Se encuentra frente a una de las chatarrer¨ªas de la calle Joan d¡¯?ustria en el barrio barcelon¨¦s de la Vila Ol¨ªmpica. Golpea la puerta. Escucha y sabe que hay alguien dentro trabajando. ¡°Si nadie compra vamos a morir, pero de hambre¡±, intenta ironizar. Al poco rato llega desde el final de la calle un joven senegal¨¦s -con una mascarilla en la boca- arrastrando un carro en el que hay un viejo termo el¨¦ctrico estropeado. ¡°Otra que est¨¢ cerrada. El problema es que no hay tampoco chatarra en los contenedores¡±, lamenta, mientras emprende el camino en busca de otra chatarrer¨ªa que tenga la persiana abierta. Ninguno de los dos quiere dar su nombre. Llevan tiempo dedic¨¢ndose a la recogida de chatarra y viven al d¨ªa. ¡°En dos semanas estamos todos muertos¡±, lamenta el marroqu¨ª.
El operario que coge el tel¨¦fono en la chatarrer¨ªa Barcelona es claro: ¡°Estamos cerrados. La gente no puede estar en la calle. Lo ha dicho el Gobierno¡±. Su colega de la chatarrer¨ªa Fern¨¢ndez asegura que est¨¢n asesorados: ¡°Desde el gremio nos han dicho que no podemos comprar a nadie y, por lo tanto, no tiene sentido tener la persiana abierta¡±.
Victoria Ferrer, la Directora del Gremio de Recuperaci¨®n de Catalu?a ¨Cantiguo Gremio S¨ªndical Provincial de Chatarreros-, explica la situaci¨®n: ¡°A primera hora de la ma?ana algunos de nuestros asociados han sido sancionados por los Mossos d¡¯Esquadra por tener las puertas abiertas. En Catalu?a hay 400 empresas de recuperaci¨®n. De estas, el 70% est¨¢n provistas de accesos por donde entran personas para vender peque?as cantidades de chatarra, algo que seg¨²n el decreto de alarma no se podr¨ªa hacer ahora. Por ese motivo hemos alertado a todas las chatarrer¨ªas de lo que estaba pasando¡±. Ferrer asegura que muchos de sus asociados han estado trabajando en el interior pero sin realizar compra-venta de metal. La directora asegura que el 25% del metal reciclado de toda Espa?a proviene de los peque?os chatarreros que con carritos recorren las ciudades cargando hierros que podr¨¢n intercambiar por unos pocos euros. ¡°Si esto dura mucho tiempo a los primeros que afectar¨¢ ser¨¢ a estas personas que son las m¨¢s d¨¦biles de la cadena¡±, lamenta Ferrer. Otro de los impedimentos con los que se han encontrado las empresas de recuperaci¨®n de metales es que est¨¢n obligadas a utilizar Equipos de Protecci¨®n Individual (EPIs), precisamente los mismos que necesitan los sanitarios y cuyo abastecimiento va a ser intervenido por el Gobierno. ¡°Sin EPIs se paralizan las plantas de residuos y eso significa que pronto habr¨¢ empresas con problemas, ERTEs¡¡±, lamenta.
Nadie sabe cu¨¢ntas personas en Catalu?a se buscan la vida rebuscando en contenedores algo que poder vender. Solo en la ciudad de Barcelona se estima que m¨¢s de 400 personas -la mayor¨ªa de ellos viven en asentamientos en solares de la ciudad- se dedican a la chatarra. Esta ma?ana era muy complicado verles arrastrando amasijos de hierro.
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