Sin luna de miel y con vistas al interior de la manzana

Ten¨ªamos que llegar a Nueva York siete horas antes de la entrada en vigor del veto de Donald Trump a los vuelos europeos por la crisis del coronavirus. Era el trayecto hacia nuestra luna de miel. T¨¦cnicamente pod¨ªamos irnos y es la decisi¨®n que tomamos en un primer momento, cuando faltaban solo 24 horas. ¡°En una sociedad que intenta satisfacerlo todo el imprevisto es algo dif¨ªcil de soportar¡±, se?ala Jos¨¦ Ram¨®n Ubieto, psicoanalista y profesor de la UOC. Est¨¢ de acuerdo con Yuval Noah Harari, autor del best-seller Sapiens: De animales a dioses, que concluye que los humanos hemos adoptado un comportamiento algor¨ªtmico. ¡°Tenemos la vida programada, incluso sin nosotros¡±, admite Ubieto, que a?ade: ¡°Seguro que esta semana las webs te bombardean igualmente con anuncios de cosas maravillosas que puedes hacer en Nueva York¡±.

Cuando un marido ten¨ªa claro que era mejor anular el viaje el otro le convenc¨ªa de lo contrario. Con el paso de las horas nos ¨ªbamos intercambiando los papeles. Era un ¡°Nos vamos o nos quedamos?¡± ¡ªcomo canta Lolita Flores¡ª en bucle. El comod¨ªn de las amigas ¡ªgabinete de crisis en WhatsApp¡ª no sirvi¨®. Ariadna: ¡°Ten¨¦is que ir, ?es una aventura!¡±. Mar: ¡°Quiz¨¢ no sea buena idea¡±. Despu¨¦s, el de las madres. S¨ª, necesit¨¢bamos que nos dijeran que no fu¨¦ramos. Seguramente es lo que pensaban, pero no nos quer¨ªan aguar la fiesta. En un delirio con la maleta a medio hacer llegu¨¦ a pensar que en el viaje podr¨ªa triunfar como enviado especial accidental del diario. Cuando faltaban siete horas para ir hacia el aeropuerto el alcalde De Blasio declaraba el estado de emergencia en Nueva York. Zanjamos la negaci¨®n para dar paso a la aceptaci¨®n. El sentido com¨²n aplac¨® la ilusi¨®n.

Por la noche cortaba verduras para congelar porque no se estropearan durante nuestra ausencia. La ma?ana siguiente est¨¢bamos en el supermercado haciendo la gran compra antes de encerrarnos. ¡°En otras ¨¦pocas la providencia prove¨ªa a su manera¡±, reflexiona Ubieto, que menciona la mortalidad infantil de tiempos pasados o las cosechas que no iban bien. Ve el coronavirus como una pesadilla que nos ha despertado de un sue?o arm¨®nico : ¡°Hemos descubierto que ahora no podremos hacer los viajes planeados, celebraciones... En definitiva, la vida que hac¨ªamos. Y esto no pasar¨¢ r¨¢pido¡±. La parte del viaje de novios que se mantiene es que pasamos las 24 horas del d¨ªa juntos, haciendo teletrabajo en casa. Lanzo una pregunta al vuelo al estilo de la columna de Carrie Brashaw en Sexo en Nueva York: ?Qu¨¦ nos puede aportar el confinamiento a las parejas? Ubieto augura un aumento de ¡°tensiones y roces¡± que derivar¨¢n en un incremento de los divorcios. Pero, ?por favor, no invoque a p¨¢jaros de mal ag¨¹ero, que nos acabamos de casar! Tambi¨¦n enumera oportunidades: ¡°Revisar prioridades, tener m¨¢s intimidad y hacer balance del v¨ªnculo¡±.

Las oportunidades para las parejas, seg¨²n un experto: ¡°Revisar prioridades, tener m¨¢s intimidad y hacer balance del v¨ªnculo"

Las oportunidades para las parejas, seg¨²n un experto: ¡°Revisar prioridades, tener m¨¢s intimidad y hacer balance del v¨ªnculo"

Nada de rascacielos en la Gran Manzana. Desde casa vemos el patio de manzana. Un vecino de un piso superior ofreci¨® un concierto en su balc¨®n el fin de semana pasado. Salimos al nuestro a aplaudir a los sanitarios. Las vidas cruzadas de un vecindario an¨®nimo y ajeno quieren tomar ahora consciencia de grupo. ¡°La cosa ha empezado con buen humor, pero este fin de semana viviremos la primera crisis en una cuarentena que puede acabar siendo literal, de 40 d¨ªas¡±, apunta el profesor de la UOC. Augura conflictos de ansiedad, depresi¨®n y climas de convivencia negativos. ?C¨®mo paliar estas situaciones? ¡°Dividiendo el tiempo para no tener una sensaci¨®n de infinitud, de d¨ªa de la marmota¡±.

En Twitter tambi¨¦n me cruzo con una historia paralela. La de Cris Goms, una ilustradora de Matar¨® que se fue de luna de miel el lunes de la semana pasada a Filipinas, pa¨ªs que ha comenzado a tomar medidas de confinamiento. Desde el s¨¢bado ella y su marido viven un periplo para poder volver. ¡°Estamos en Ceb¨² y los vuelos directos a Barcelona rondan los 5.000 euros por persona¡±. Ya les han cancelado algunos trayectos internos. Se han agrupado con una cincuentena de espa?oles que se encuentran en la misma situaci¨®n y piden al Gobierno que les devuelva a sus casas. ¡°Tendr¨¢n dificultades como las que tenemos aqu¨ª, adem¨¢s de la distancia con la familia y la incertidumbre del sistema sanitario del pa¨ªs¡±, especula el psicoanalista. ¡°No tenemos muy claro que se respeten los derechos humanos como los conocemos en Europa¡±, dice Goms, angustiada desde el aeropuerto, donde pasan la mayor parte del d¨ªa por temor a que, en cualquier momento, no les dejen salir de la habitaci¨®n del hotel.

Mi marido est¨¢ haciendo fermentar chutney de cebolla y mango. Dos regalos de bodas ¡ªla panificadora y el filtro ecol¨®gico de agua¡ª fueron premonitorios de una situaci¨®n en que la autosuficiencia es crucial. He pintado las patas de una mesa met¨¢lica de color rojo bermell¨®n. ?l me ha propuesto: ¡°?Y si nos te?imos el pelo, yo verde y t¨² rosa?¡±. Nos reunimos con amigos por Skype para tomar ca?as. El flujo de noticias y pel¨ªculas no da tregua a la tele.

?Nos ir¨ªa bien tener una bicicleta est¨¢tica? Estamos todo el rato saqueando la nevera. Me preocupa mi madre, que vive el confinamiento sola. Como muchos, tiene que continuar yendo a trabajar durante el estado de alarma. Me manda fotos de ella y otras dependientas con mascarilla y guantes desde el colmado. Ellas y todos los que est¨¢n en esta situaci¨®n tambi¨¦n se merecen un aplauso.