Confinado en barco, mejor que en tierra
Personas que viven en puertos del litoral espa?ol se sienten ahora privilegiadas por su modo de vida
Mejor que en ning¨²n lado. Puede parecer un poco exagerado y, sin embargo, en esa sensaci¨®n coinciden varias personas que viven en barcos y a las que les ha tocado estar confinadas en sus casas flotantes durante estos d¨ªas por la crisis del coronavirus. Creen que la experiencia de vivir en un barco curte porque ya est¨¢n acostumbrados a estar en un espacio m¨¢s bien limitado y porque cuando salen a navegar ya saben lo que es estar aislados.
Algunos se consideran directamente privilegiados. ¡°Aqu¨ª pr¨¢cticamente no hay nadie, nosotros estamos solos en el puerto as¨ª que podemos salir y pasear por los pantalanes. Creemos que no hay riesgo de contagio¡±, explica Tonichi, un m¨²sico que vive en el puerto de Baiona, en la provincia de Pontevedra. Est¨¢n ellos y un marinero de guardia en un puerto deportivo que no tiene actividad desde la declaraci¨®n del estado de alarma en la noche del pasado s¨¢bado 14 de marzo.
Su casa es el velero Nicole, un Belliure 41, con unos 13 metros de eslora, un generoso espacio para ¨¦l, su compa?era, Marion, y Lili, la peque?a de cuatro meses. Amantes del mar, han hecho grandes traves¨ªas, algunas de m¨¢s de un a?o. ¡°Tenemos un m¨¢ster en estar aislados¡±, bromea. ¡°Al ver c¨®mo pintaba todo, fuimos el viernes \[el anterior a la declaraci¨®n del estado de alarma\] al pueblo y compramos de todo. Podemos resistir meses, como en el mar¡±. Salen a pasear por los pantalanes por la ma?ana y dan otro paseo cuando llega la tarde y, mientras, Tonichi ensaya con su guitarra: ¡°Aqu¨ª puedo estar horas porque no molesto a nadie¡±, dice.
En el Port F¨®rum, a caballo entre Barcelona y Sant Adri¨¤ del Bes¨®s, Toni y su mujer viven en un velero de cerca de 12 metros. Tassili es un Bavaria 36 que se convirti¨® en su casa hace siete a?os en uno de los amarres del Port F¨®rum, un puerto de dimensiones importantes en el que suele haber bastante movimiento. ¡°Aqu¨ª no corremos peligro y apenas somos diez familias viviendo en los barcos¡±, apunta. En el puerto casi todo est¨¢ cerrado, salvo los servicios y las duchas. ¡°Vamos a trabajar cada d¨ªa, yo me desplazo a Matar¨® a la empresa de cerrajer¨ªa y le acompa?o a ella por la ma?ana al Carrefour donde trabaja. Y de
vuelta al barco¡±, cuenta.
La situaci¨®n de confinamiento es completamente llevadera para otra pareja que vive en el puerto de Badalona, aunque les preocupa su futuro profesional pr¨®ximo. Silvia es marinera y tripulante de barcos que hacen rutas por el Mediterr¨¢neo; su compa?ero, Albert, es patr¨®n de embarcaciones ch¨¢rter. ¡°Son trabajos de temporada y es ahora, en la primavera, cuando se cierran los viajes. Ya veremos¡¡±, explica Silvia. Viven en un Nothwind 40, de unos 13 metros de eslora. Resume que su pantal¨¢n es como un peque?o vecindario: ¡°La verdad es que nos ayudamos: si alguien va a la compra, o si necesitamos herramientas o algo para arreglos. Somos una comunidad de vecinos en versi¨®n barco¡±.
Al otro lado del litoral catal¨¢n, en Port Ginesta, a un salto de Sitges, Lucrecia vive en una motora de unos 10 metros. ¡°Yo no sab¨ªa que mi estilo de vida cuadraba tanto con estar en una cuarentena¡±, suelta. La joven, socorrista de profesi¨®n, dice que no lo pasa mal en absoluto porque detesta las multitudes y le gusta la tranquilidad. Hizo la provisi¨®n de v¨ªveres al principio y, eso s¨ª, reconoce que echa de menos poder correr: ¡°Hago gimnasia en una plataforma, leo y estudio. Lo ¨²nico que me preocupa es que ahora trabajaba de extra en un restaurante y me he quedado sin trabajo¡±.
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