Los narcopisos del Raval de Barcelona rompen el confinamiento del barrio
Los vecinos denuncian que la compra y venta de drogas contin¨²a en el centro de Barcelona
El fen¨®meno de los narcopisos -pisos ocupados donde se trafica e incluso consume sustancias estupefacientes en el interior- no se ha detenido durante el estado de alarma. De hecho, con todos los vecinos confinados en sus casas y los comercios con las persianas bajadas, la presencia de consumidores y vendedores de sustancias prohibidas es cada vez m¨¢s evidente, sobre todo, en las calles del barrio del Raval de Barcelona.
Incluso el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, admit¨ªa este martes que mientras toda la poblaci¨®n ha echado el freno, ¡°contin¨²a habiendo actividad delictiva¡±. ¡°Nos preocupan, y mucho, los narcopisos y por eso tanto Mossos d¡¯Esquadra como Guardia Urbana siguen con sus actuaciones e investigaciones. Ahora pedimos a la ciudadan¨ªa la m¨¢xima colaboraci¨®n para que no sigan estas actividades¡±, ped¨ªa Batlle.
La entidad Acci¨® Raval lleva d¨ªas denunciando la desatenci¨®n que sufre el barrio. Critican que, mientras la especulaci¨®n y la gentrificaci¨®n expulsa a familias del Raval, hay pisos vac¨ªos propiedad de bancos y fondos de inversi¨®n que son ocupados impunemente por bandas que los convierten en verdaderos supermercados de la droga. La entidad se ha fijado en el n¨²mero 7bis de la calle Salvador, donde hay tres pisos dedicados, supuestamente, al tr¨¢fico de drogas y a la compraventa de objetos robados. ¡°Estamos en periodo de confinamiento por coronavirus, pero los narcotraficantes lo rompen impunemente tanto de d¨ªa como de noche para vender droga, esconder material robado¡¡±, lamenta un representante de la entidad que califica este punto como uno de los lugares m¨¢s ¡°inseguros y peligrosos¡± del Raval. ¡°Los vecinos del edificio, entre los que hay un ni?o con asma, un joven diab¨¦tico, ancianos y otras personas especialmente vulnerables, tienen que descender por una escalera que incumple las m¨¢s elementales normas de higiene si quieren salir a la calle a comprar¡±, denuncian. Y es que el tr¨¢fico continuo de compradores y vendedores por la escalera impide las distancias de seguridad y la higiene requerida durante el estado de alarma. ¡°Los pisos donde tiene lugar la actividad delictiva son propiedad de fondos de inversi¨®n o de una empresa administrada por un banco que ha cedido a la Agencia de la Vivienda de la Generalitat para vivienda social¡±, denuncian.
Carmela Torro y Rafael G¨®mez son un matrimonio que vive en el edificio desde hace a?os y que han visto como desde hace dos a?os se ha degradado la finca. ¡°El tr¨¢fico de drogas es continuo. A veces son discretos y escuchas un silbido desde la calle con el que el comprador avisa al camello y hay un intercambio m¨¢s o menos cauto. Otras lo hacen con m¨¢xima desfachatez¡±, denuncia G¨®mez. Despu¨¦s de llamar a Mossos y Guardia Urbana en repetidas ocasiones y de enfrentarse a los okupas de estos narcopisos, G¨®mez y Torro decidieron dibujar a principios de esta semana tres semic¨ªrculos. ¡°Entre cada semic¨ªrculo hay una distancia de dos metros. Es una manera de decirle al comprador de droga que debe respetar la distancia que nos exige la posibilidad de contagio por coronavirus¡±, ironiza G¨®mez. El matrimonio, adem¨¢s, coloc¨® unos guantes en la entrada de la finca con un cartel: ¡°Estimado cliente. Respeta la distancia. Usa guantes. Desinfecta tus manos¡±. Tanto las l¨ªneas rojas como el cartel pronto fueron destruidos. El matrimonio sab¨ªa que eso pasar¨ªa, pero quisieron as¨ª llamar la atenci¨®n del infierno diario en que se ha convertido el edificio.
La semana pasada los Mossos detectaron un piso similar en el mismo barrio, en la calle Valldonzella. La presencia de los agentes en el exterior y la presi¨®n oblig¨® a los narcotraficantes a marchar sin necesidad de acceder al domicilio. Ayer los agentes fueron a los tres pisos okupados. En dos de ellos identificaron a las personas que hab¨ªa en el interior. En el tercero no abrieron la puerta. La polic¨ªa sigue presionando y controlando la actividad que se desarrolla en estos inmuebles. No es el ¨²nico narcopiso que existe en el Raval y muchos est¨¢n sometidos a la presi¨®n policial. Pese a ello, los agentes no pueden acceder a los inmuebles hasta que no presentan ante los juzgados pruebas de que se est¨¢ llevando a cabo una actividad ilegal y el juez autoriza la entrada y registro. Cuando se efect¨²an estas intervenciones los traficantes ocupan otro piso y las investigaciones vuelven de nuevo a la casilla de salida.
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