El Tel¨¦fono de la Esperanza, desbordado
La ONG abre una l¨ªnea adicional para poder atender a todas las personas que buscan una voz amiga?durante el estado de alarma
Es un b¨¢lsamo para la gente que est¨¢ angustiada las 24 horas del d¨ªa, los 365 d¨ªas del a?o. Ante la preocupaci¨®n generalizada por la pandemia, son m¨¢s los que est¨¢n recurriendo a ¨¦l. ¡°Estamos desbordados¡±, reconoce la presidenta del Tel¨¦fono de la Esperanza de Barcelona, Maria Rosa Buxarrais. La ONG ha puesto en marcha una l¨ªnea adicional esta semana para reforzar el servicio: ¡°Con una l¨ªnea recib¨ªamos 80 llamadas diarias y con la nueva esperamos poder llegar a 150¡±. Los 200 voluntarios que ejercen de voz amiga han tenido que ampliar sus habituales turnos de cuatro horas.¡°El confinamiento ha incrementado las consultas sobre conflictos entre parejas, padres, hijos y con los abuelos¡±, explica Buxarrais. ¡°El primer tema del que hablan es el coronavirus pero, cuando avanza la conversaci¨®n, salen los problemas que tienen habitualmente¡±, valora otra voluntaria, Marta Prades, una funcionaria que normalmente atiende durante las noches del fin de semana y ahora tambi¨¦n entre lunes y viernes. Carles Villanueva, un empresario que escucha a los usuarios de la l¨ªnea desde hace 15 a?os, destaca que ¡°parte de la gente que llama tiene un problema de salud mental al que, si le a?ades la intranquilidad actual, hace que llamen m¨¢s, sobre todo de noche, cuando sienten m¨¢s la soledad¡±.
Tenerse que organizar online ha sido un ¡°descalabro¡±, reconoce Buxarrais. El Tel¨¦fono de la Esperanza ha cambiado el n¨²mero fijo habitual por uno m¨®vil (682 900 500), que reparte las llamadas a las dos l¨ªneas existentes. El trabajo que los voluntarios realizan en las cabinas de la sede de la ONG ¨Ccon espacio para descansar en los turnos de noche¨C lo llevan a cabo ahora en sus casas. ¡°Cuando tuvimos que cambiar el n¨²mero, el tel¨¦fono no estuvo disponible durante unos d¨ªas en los que era m¨¢s necesario que nunca¡±, lamenta Prades.
¡°Una chica lloraba una barbaridad y cuando colg¨® estaba bien¡±, dice la voluntaria sobre una llamada que atendi¨® recientemente. Asegura que la gente es muy agradecida y que se trata de una experiencia altruista ¡°muy enriquecedora¡±. Villanueva habla de una sociedad en la que ¡°parece que la gente escucha, pero no escucha¡± y se muestra esc¨¦ptico ante un posible cambio de valores una vez superada la crisis sanitaria. ¡°Ahora los sanitarios son nuestros h¨¦roes, pero dentro de unos meses, cuando corten la Meridiana para quejarse de los recortes, la gente se disgustar¨¢ si no pueden circular para ir a su segunda residencia¡±, hipotetiza. Y concluye: ¡°Tenemos muy poca memoria¡±.
El Tel¨¦fono de la Esperanza no da consejos. Practica la ¡°escucha activa¡±, ayuda ¡°a la gente a reflexionar¡±, explica la presidenta. Los di¨¢logos se reparten en porcentajes de 70% mujeres y 30% hombres, proporci¨®n que coincide tanto en el perfil de voluntarios como en el de usuarios. Buxarrais alerta de que la pandemia puede llevar la ONG, que cuenta con una plantilla base de cinco personas, a una situaci¨®n econ¨®mica delicada: ¡°Seguro que todo esto tendr¨¢ efecto en las donaciones y necesitamos ayuda urgente¡±
Palabras optimistas
Nombres y edades. Maria Rosa (58), Marta (61) y Carles (60).
Profesiones. Catedr¨¢tica de la UB, funcionaria y empresario
Qu¨¦ hac¨ªan antes de la crisis. Maria Rosa daba clases en la universidad. Marta iba "a tope, con la agenda a reventar¡± y Carles dise?aba espacios para personas con movilidad reducida.
Que har¨¢n cuando acabe la crisis. Maria Rosa har¨¢ lo mismo. Marta ir¨¢ m¨¢s despacio y Carles se volcar¨¢ a resolver los efectos de la pandemia.
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