Landelino
Lavilla fue el gran asesor jur¨ªdico de Su¨¢rez de todo este complicado per¨ªodo en que Espa?a deb¨ªa transitar de una dictadura a una democracia, efectuando una evidente ruptura pol¨ªtica pero sin una ruptura formal de la legalidad

Hay nombres que hacen innecesario el apellido: basta con pronunciarlo y todos saben a quien nos referimos. Ha sido el caso de Landelino Lavilla. Nadie dec¨ªa "he estado con Lavilla, he visto a Lavilla o he comido con Lavilla"; hubiera resultado raro y dif¨ªcil de entender. En cambio, "he estado con Landelino, he visto a Landelino o he comido con Landelino": todos sab¨ªan de quien se trataba.
Landelino Lavilla muri¨® hace dos semanas y no de coronavirus. Ten¨ªa ya una edad provecta aunque no lo parec¨ªa: su aspecto f¨ªsico, incesante actividad, memoria, rapidez mental, lucidez de razonamiento, segu¨ªan intactas. Hasta su fallecimiento estaba en plena forma.
En las numerosas necrol¨®gicas se resalta su labor como pol¨ªtico en la etapa de la transici¨®n. Es natural poner el foco ah¨ª porque entonces se dio a conocer para el gran p¨²blico, pero quiz¨¢s desdibuja al personaje que, siendo ¨¦sto importante, tiene una dimensi¨®n m¨¢s exacta: Landelino fue esencialmente un jurista de Estado, al servicio del Estado aunque no de cualquier Estado sino del Estado democr¨¢tico de Derecho. Esto se demuestra claramente repasando su vida.
Sin tradici¨®n jur¨ªdica familiar, nacido y residente en L¨¦rida hasta su entrada en la Universidad, destac¨® como estudiante de Derecho en Madrid e, inmediatamente despu¨¦s, alcanz¨® el n¨²mero uno en las oposiciones al cuerpo jur¨ªdico del Tribunal de Cuentas y, al a?o siguiente, tambi¨¦n en la misma posici¨®n en las de letrado del Consejo de Estado, su aut¨¦ntica casa profesional hasta su fallecimiento. A fines de los cincuenta, un Landelino con 25 a?os, debido a su inteligencia y esfuerzo personal, sin otro tipo de ayudas, comienza a trabajar en uno de los m¨¢s prestigiosos cuerpos jur¨ªdicos del Estado.
Algo despu¨¦s, y por poco tiempo, pasa a ser secretario general del Baco Espa?ol de Cr¨¦dito, entonces el de mayor relevancia. Tuvo la posibilidad de acceder muy pronto al m¨¢s alto cargo en esta instituci¨®n privada. Pero ten¨ªa vocaci¨®n de servicio al Estado, la dictadura se acababa y decide participar activamente en el grupo democristiano T¨¢cito, un semillero de pol¨ªticos de UCD. Por aquellos tiempos conoce a Adolfo Su¨¢rez que le nombra ministro de Justicia de su primer Gobierno con amplias facultades para ejercer de consejero en asuntos legales m¨¢s all¨¢ de sus estrictas competencias ministeriales.
Efectivamente, Landelino fue el gran asesor jur¨ªdico de Su¨¢rez de todo este complicado per¨ªodo en que Espa?a deb¨ªa transitar de una dictadura a una democracia, efectuando una evidente ruptura pol¨ªtica pero sin una ruptura formal de la legalidad. Se exig¨ªa tanta audacia pol¨ªtica - esta era la tarea encomendada por el Rey a Su¨¢rez - como rigor jur¨ªdico. Este fu el encargo a Landelino y a su equipo en el que destacaba Miguel Herrero de Mi?¨®n.
El per¨ªodo que va del 1 de julio de 1976 al 15 de junio de 1977, ni siquiera un a?o, fue el m¨¢s delicado y complejo de la Transici¨®n: hab¨ªa que neutralizar a los restos del franquismo, convencer a la oposici¨®n democr¨¢tica que entrara en el juego de la ruptura pactada y establecer las condiciones pol¨ªticas para que unas Cortes constituyentes elaboraran y aprobaran una Constituci¨®n. El malabarista fue Su¨¢rez, con el respaldo del Rey, pero el art¨ªfice de este paso de la ley (no democr¨¢tica)
a la ley (democr¨¢tica) fue Landelino. En efecto, ¨¦l fue el principal autor de la Ley para la Reforma Pol¨ªtica, seg¨²n el autorizado testimonio del maestro Garc¨ªa de Enterr¨ªa, esa admirable pieza jur¨ªdica medular para que todo transcurriera con apacible legalidad, a la que acompa?aron otras normas que permitieran unas elecciones libres. La consecuencia final fue el r¨¦gimen constitucional que entr¨® en vigor a fines de 1978.
Landelino public¨® recientemente una memoria de su actuaci¨®n durante este a?o (Una historia para compartir, Galaxia Gutemberg, Barcelona, 2017) donde todo ello se explica con detalle, un libro clave para entender la transici¨®n. Pero el libro no es s¨®lo eso, tambi¨¦n fue una ocasi¨®n para que el autor explicara sus ideas pol¨ªticas moderadas y centristas que enlazan con una tradici¨®n espa?ola que va de Jovellanos al ¨²ltimo Aza?a, pasando por Balmes o por don Juan Valera.
Tras su breve paso por la pol¨ªtica, con la huella que hemos se?alado, Landelino volvi¨® en 1983 al Consejo de Estado, a su verdadera casa, donde ha sido reconocido por todos, acad¨¦micos y pol¨ªticos de los m¨¢s diversos colores, como un ejemplo de lo que es el saber jur¨ªdico riguroso y equilibr
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.