Sol, sal y sudor en la Barceloneta
Centenares de deportistas exprimen en la playa de Barcelona cada minuto que permite el estado de alarma
- Nos ba?amos un segundo y nos vamos
- ?En serio? ?Pero tienes ba?ador?
- ?No! ?Pero mira, la gente que hay!
La m¨¢s osada de las dos amigas ya ha saltado el cord¨®n policial con la bicicleta cargada al hombro. No parece que nada ni nadie vaya a impedir que se ba?e en las aguas de la Barceloneta, el barrio mar¨ªtimo de Barcelona. De seis a diez de la ma?ana, por su paseo brota la energ¨ªa de centenares de deportistas que exprimen cada minuto que permite el estado de alarma para desahogarse. Un v¨ªdeo viral del d¨ªa antes, grabado por el periodista Raul Gallego, nos ha hecho incluso dudar: ?Deportistas o actores de Los vigilantes de la playa por Santa M¨®nica?
Una ligera brisa de mar alivia el calor de un sol cayendo a plomo. El esfuerzo de subir y bajar las pesas deja una leve l¨ªnea de sudor en el labio superior de Frederic Quintanilla. ¡°Es l¨®gico que estemos aqu¨ª, despu¨¦s de tanto tiempo encerrados¡±, dice el joven, de 29 a?os, sentado en una punta de un banco. En la otra, est¨¢ un amigo suyo, prepar¨¢ndose para las flexiones. ¡°?Qu¨¦ quieren??Que nos pongamos en medio de la calle a hacer deporte?¡±, pregunta, mientras se pasa por la cintura una cinta el¨¢stica e intenta correr, sabiendo que no ir¨¢ muy lejos.
A pocos metros de distancia, Andy, de 34 a?os, practica capoeira con unos amigos. ¡°No hay conciencia¡±, murmura, sobre la cantidad de deportistas esparcidos por el peque?o manto verde de c¨¦sped del final del paseo de la Barceloneta, al lado del imponente hotel W, al que todo el mundo conoce como el hotel vela. Se practica de todo, hasta funambulismo. ¡°Se necesita aire libre¡±, explica Elisa, de 34 a?os, italiana, que est¨¢ con un grupo de compa?eros de trabajo. ¡°El yoga puedes hacerlo en casa, pero el entrenamiento de circo, no¡±. A su lado, una joven malabarista la interrumpe: ¡°Deja claro que la polic¨ªa no para de molestar¡±.
Atra¨ªdos tambi¨¦n por la prensa, los coches y las motocicletas de la polic¨ªa portuaria circulan alrededor de los j¨®venes deportistas. ¡°Me dicen que no puedo estar con ella, que guarde las distancias. Pero es que vivimos juntos¡±, se queja Ra¨²l, un skater de 23 a?os, junto a Daniella, que se agarra la punta de los pies con las manos, como si no hubiese nada m¨¢s f¨¢cil en el mundo. Los agentes tambi¨¦n le piden que no toque el bordillo con el monopat¨ªn porque lo desgasta. ¡°Vengo a patinar, ven¨ªa antes, y vendr¨¦ cuando se acabe el confinamiento¡±, afirma categ¨®rico Ra¨²l.
No muy lejos de ¨¦l, Paul, de 30 a?os, contorsiona su cuerpo. ¡°Los propios polic¨ªas nos han hecho juntarnos m¨¢s al echarnos de la zona de la arena¡±, se queja, con las gotas de sudor moj¨¢ndole el bigote pelirrojo. A su lado, una joven se aguanta sobre las manos y abre poco a poco las piernas, como si fuesen manillas de un reloj, hasta marcar las nueve y cuarto.
¡°Hay un equipo de waterpolo ba?¨¢ndose¡±, exclama Ivette, de 24 a?os, con cierta emoci¨®n a su grupo de amigos. Ella baja cada d¨ªa desde plaza Espa?a con la bici y se ejercita un poco. Todav¨ªa, dice, no ha dado el paso de ba?arse. A diferencia de Yago, de 34 a?os, a quien los mechones de pelo salados y mojados le resbalan por los hombros. ¡°?Hay una zona por la que entrar?¡±, se pregunta, sobre el hecho de que los deportistas deban acceder a la playa por lugares habilitados para ba?arse en el mar.
Tampoco ha encontrado el punto para entrar Nicol¨¢s, belga, de 33 a?os ¡°A mi pesar, he tenido que saltar la cinta¡±, bromea sentado en la arena junto a Sof¨ªa, de 39 a?os. Ambos han bajado ¡°haciendo jogging desde La Rambla¡±. ¡°Luego nos hemos ba?ado el mar, hemos hecho estiramientos y ahora nos toca un poco de descanso y charla¡±, resume el joven, psic¨®logo de formaci¨®n, que ve indispensable para la salud f¨ªsica y mental de las personas salir de casa y relacionarse.
¡°Recuerden que a partir de las 10 se cierran las playas. Deje la playa libre. Gracias por su colaboraci¨®n¡±, suena por megafon¨ªa. Se acerca la hora del cierre. La gente sigue saltando a la cuerda. La m¨²sica sigue sonando por los m¨®viles, igual que suenan los skates rodando por el pavimento. Son los ¨²ltimos coletazos de la fiesta. Las 9.55. Un coche y dos motos de la polic¨ªa portuaria van echando a la gente. Se suma tambi¨¦n un furg¨®n de los Mossos. Un hombre desnudo se queda mirando al mar. Parece que est¨¦ bailando. ¡°?Chavalote, que son las 10!¡±, le grita una mujer desde el paseo. El hombre se viste y se va. La polic¨ªa va barriendo a la gente. En cuesti¨®n de minutos, la zona ha quedado desierta.
Un joven aparece corriendo por la arena, con el neopreno bajado hasta la cintura.
- Tst, tst, ?D¨®nde vamos?, le grita desde el paseo un polic¨ªa
- ?Me olvidaba las chanclas!, responde
Es el ¨²ltimo en abandonar el lugar. A las 10.05, la fiesta en la Barceloneta ha finalizado.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puede seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- As¨ª evoluciona la curva del coronavirus en Espa?a y en cada autonom¨ªa
- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus
- Gu¨ªa de actuaci¨®n ante la enfermedad
- En caso de tener s¨ªntomas, estos son los tel¨¦fonos que se han habilitado en cada comunidad
- Pinche aqu¨ª para suscribirse a la newsletter diaria sobre la pandemia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.