Vivir en la calle por ganar 6,50 euros la hora
M¨¢s 200 temporeros duermen a la intemperie en Lleida desde el estallido de la pandemia a la espera de que los agricultores les contraten
Bhai tiene 44 a?os y es senegal¨¦s. Ha conducido con unos amigos varias horas hasta llegar a Lleida procedente de Cullera (Valencia). All¨ª se dedicaba a la recogida de la naranja. Han aparcado junto al pabell¨®n n¨²mero 3 de la Fira de Lleida, donde el Ayuntamiento puso en marcha el pasado lunes un dispositivo para albergar a temporeros durante la campa?a de la fruta. ¡°Un compatriota nos dijo que aqu¨ª hay trabajo. S¨¦ que ser¨¢ dur¨®, pero el coronavirus acab¨® cerrando cualquier posibilidad de trabajar en Cullera¡±, reconoce Bhai. Con ¨¦l han viajado otros cuatro paisanos. Hassan, tiene 36 a?os y es la primera vez que pone un pie en Lleida. Hasta hace unos meses trabajaba repartiendo comida con Glovo en Valencia. La pandemia le dej¨® casi sin ingresos, pero sabe que es portador de algo que le posiciona mejor que al resto de compa?eros migrados: tiene los papeles en regla. Hassan es presumido y se observa de reojo en el reflejo de la puerta del pabell¨®n. En una de esas visitas visuales hacia el cristal es consciente de la gran explanada oscura y llena de colchonetas que hay en el interior. Suspira e informa al resto de compa?eros: ¡°Si no encontramos un piso de alquiler o un hostal, esta misma noche volvemos a Cullera. No es humano dormir ah¨ª¡±.
Cumplir el prop¨®sito que se acaban de autoimponer estos senegal¨¦s no ser¨¢ f¨¢cil, ya que la mayor¨ªa de hosteleros y propietarios de pisos vac¨ªos han dado la espalda a los 200 temporeros que llevan semanas malviviendo amontonados ¡ªen plena pandemia¡ª a escasos metros de la calle mayor de Lleida.
La imagen de seres humanos durmiendo en las calles de Lleida a la espera de que llegue un agricultor que, sin bajarse de la furgoneta, seleccione a los ¡°negros¡± m¨¢s capaces de recoger fruta es habitual en la ciudad. Aun as¨ª, la pandemia ha hecho que la injusticia sea este a?o mucho m¨¢s inhumana e insolidaria. La concejal de derechos civiles, Sandra Castro, admite que hay m¨¢s temporeros que otros a?os: ¡°A mediados de abril los agricultores de la zona comenzaron a recibir llamadas de temporeros que ven¨ªan cada a?o de otros pa¨ªses. Avisaban de que este a?o no vendr¨ªan por miedo a la covid-19 y a las limitaciones de movilidad que hab¨ªa en los pa¨ªses¡±. Ese anunci¨® sirvi¨® de efecto llamada para aquellos temporeros que ya estaban en Espa?a cuando se cerraron las fronteras. Corri¨® la voz de que en Lleida habr¨ªa trabajo justo cuando la pandemia hab¨ªa acabado de cuajo con sus empleos. A principios de mayo ya hab¨ªa decenas de temporeros originarios del ?frica subsahariana malviviendo sobre un cart¨®n, a la espera de que alguien sobre una furgoneta les seleccionara para trabajar a cambio de 6,50 euros la hora en el mejor de los casos.
¡°El Ayuntamiento y Salud lo ¨²nico que hicieron fue montar un espect¨¢culo, llamando a c¨¢maras y medios, para publicitar que hac¨ªan test de coronavirus a los temporeros. En eso consisti¨® hasta hace tres d¨ªas la ayuda a personas que duermen en las calles de la ciudad. De los 200 temporeros que hay solo fueron 40 a hacerse las pruebas. Esta ciudad lleva d¨¦cadas sin prepararse para acoger a temporeros en condiciones¡±, lamenta Llu¨ªs Rexach, miembro de la plataforma Fruita amb Just¨ªcia Social, que reivindica los derechos de los temporeros. Conforme pasaron los d¨ªas la situaci¨®n era cada vez m¨¢s insostenible, hasta que el pasado 21 de mayo uno de los temporeros, Serigne Mamadou, rompi¨® a llorar ¡ªen una entrevista en Instagram con el actor Paco Le¨®n¡ª mientras explicaba las condiciones en que malvive. La entrevista se hizo viral y el futbolista del AS Monaco Keita Balde, con ra¨ªces senegalesas, vio las condiciones que estaban sufriendo sus compatriotas y se puso en contacto con hoteles ¡ªque llevaban vac¨ªos semanas tras decretarse el estado de alarma¡ª para que, ¡°pagando por adelantado¡±, acogieran a los temporeros. La respuesta fue tajante: no. Los hosteleros prefirieron mantener las habitaciones cerradas. Keita ha cambiado de estrategia y asegura ahora que ha alquilado en el barrio de la Mariola de Lleida una instalaci¨®n con capacidad para 90 temporeros. Lo cierto es que en Lleida nadie sabe d¨®nde se encuentra este edificio que todav¨ªa no ha albergado a ninguna persona. Nogay Ndiaye, la persona de contacto del futbolista, mantiene que al edificio le falta mucho todav¨ªa y que solo tendr¨¢ capacidad para 60 personas.
La concejal de Derechos Sociales defiende el papel del Ayuntamiento, que ha habilitado desde el pasado lunes un pabell¨®n, adem¨¢s de haber mediado para que tres hoteles dejen a un lado las conductas racistas y permitan albergar temporeros. ¡°El futbolista no ha contactado con el Ayuntamiento¡±, asegura Castro, que mantiene que las plazas que hay en Lleida son suficientes para que no haya gente en la calle.
Moustapha lleva varias semanas durmiendo entre cartones en la calle de Cavallers, junto a otras decenas de subsaharianos. Apenas hay unos cent¨ªmetros entre unos y otros, estirados a la espera de que aparezcan furgonetas para contratarles. No quieren moverse de esta zona porque saben que aqu¨ª es donde vendr¨¢n los payeses a contratarles. ¡°Yo vend¨ªa bolsos en la Barceloneta. Mira todav¨ªa me lo s¨¦: Gucci, Lacoste¡ barato¡±, cuenta este senegal¨¦s que llevaba a?os vendiendo de la manta en la capital catalana. ¡°Ahora no hay turistas y vengo a Lleida a ganarme la vida¡±. De momento, no le han contratado ni un solo d¨ªa. Otro compa?ero, que proviene de Gambia y hasta la crisis sanitaria se ganaba la vida como pescador en A Coru?a, afirma: ¡°Yo y muchos otros no quisimos hacernos la prueba con el Ayuntamiento porque es un insulto. Nosotros somos pobres y queremos trabajar. Los negros no somos los que contagiamos enfermedades¡±.
Alhassan tiene 40 a?os y cree que es de los mayores que est¨¢n en este campamento improvisado. Lleva 13 a?os en Espa?a y seis en Vic (Barcelona). ¡°Trabajaba en un matadero que exportaba carne a Francia. Cerraron las fronteras y nos echaron a todos. Aqu¨ª hemos venido todos a trabajar ninguno a hacer el tonto¡±, defiende.
A 30 kil¨®metros del centro hist¨®rico de Lleida, en Ser¨°s, cincuenta temporeros han sido aislados en los alojamientos de la empresa en la que trabajan despu¨¦s de haber estado en contacto con un ¨²nico compa?ero que ha dado positivo de coronavirus
Mientras, en el centro de Lleida, el resto de temporeros tienen la esperanza de que pronto llegar¨¢ una furgoneta y les contratar¨¢ unas horas. Ninguno se ha cre¨ªdo la noticia de que un futbolista del Monaco quiera ayudarles. ¡°En todas estas semanas nadie lo ha hecho¡±, lamenta Alhassan. La mayor¨ªa huye de las fotos. La explicaci¨®n siempre es la misma: ¡°En mi pa¨ªs no pueden saber que vivo as¨ª¡±.
¡°Me fui en cuanto lleg¨® Salvini¡±
Musthapa trabaj¨® durante muchos a?os en el municipio italiano de Rosarno. All¨ª recog¨ªa tomates por 2,5 euros la hora. Le quemaron el campamento donde viv¨ªa con otros senegaleses. ¡°Cuando lleg¨® Salvini al Gobierno me fui; no pod¨ªamos vivir peor¡±, explica este hombre que ha conseguido un termo con el que vende caf¨¦ a 50 c¨¦ntimos a sus compatriotas. Un l¨ªquido oscuro y dulz¨®n que adoran los temporeros mientras pasan, esperando furgonetas, las horas. Acostumbrado a los sueldos de Italia, Musthapa est¨¢ deseando que llegue su momento para cobrar 6,50 euros la jornada que espera que le paguen en Lleida. Junto a ¨¦l, Mamaduba se enorgullece de una de sus pocas pertenencias: ¡°Mira esta camiseta de handboll me la dio un jefe que tengo en Torroella de Mongr¨ª. Cuando acabe de aqu¨ª me ir¨¦ all¨ª a la temporada de la manzana¡±.
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