La cruzada contra el coche privado
No todo el mundo es un joven atl¨¦tico a quien le encanta pedalear para ir al trabajo. No a todo el mundo le gusta el patinete o puede ir en moto. Est¨¢n los ancianos y luego estamos los mayores
Soy una mujer mayor, de 68 a?os, que utiliza su coche para sus desplazamientos profesionales y personales por la ciudad de Barcelona. Cuando tenga que retirarlo por ley (que no por mal estado) pasar¨¦ a un peque?o h¨ªbrido o el¨¦ctrico, depende de c¨®mo est¨¦ la situaci¨®n para cargarlos. Como yo, hay muchos ciudadanos de Barcelona irritados y asombrados por las medidas que el Ayuntamiento ha tomado durante el confinamiento y a lo mejor para siempre. D¨¦jeme explicarle, Sra. Colau, que no todo el mundo es un joven atl¨¦tico a quien le encanta pedalear para ir al trabajo. No a todo el mundo le gusta el patinete o puede ir en moto. Est¨¢n los ancianos y luego estamos los mayores, en cuya franja de edad hay mucha ca¨ªda, mucha artrosis, y mucha incapacidad para estar de pie mucho rato, como en mi caso por un problema de espalda (la pir¨¢mide de edad en Barcelona ha cambiado: ahora, aunque no lo parezca, hay muchos menos j¨®venes). Luego est¨¢n todas las personas que proceden de fuera de Barcelona y vienen cada d¨ªa a trabajar, las madres con hijos, los que van cargados de paquetes, los repartidores, los que acompa?an a sus padres al hospital, etc. Es cierto que el metro va r¨¢pido pero hay pocas l¨ªneas, y los autobuses en domingo pueden tardar 23 minutos en llegar. En cuanto al consabido tranv¨ªa, no solo es mucho m¨¢s caro de instalar que un autob¨²s, sino que si se estropeara resultar¨ªa complicad¨ªsimo arreglar la situaci¨®n, al generarse una cola que crear¨ªa un verdadero caos.
Pero ahora Barcelona quiere erradicar el coche privado sin aumentar la frecuencia del transporte p¨²blico. Se han quitado muchos carriles al coche, con lo que se organizan unos atascos impresionantes, que seguramente aumentan la poluci¨®n en lugar de minimizarla. En Consell de Cent se pintaron unas zonas amarillas para que m¨¢s peatones pudieran pasear. Pero en mi visita del otro d¨ªa solo vi uno, eso s¨ª, un joven atl¨¦tico, sin miedo a que lo atropellara un coche que pasaba a dos cent¨ªmetros de su cuerpo. En otro tramo colocaron unos pilones de cemento, tan descomunales que si uno se despistaba iba directo a la rotura de tobillo o de peron¨¦ o se mataba al instante. Me pregunto el porqu¨¦ de tal medida, si las aceras de Consell de Cent ya son anchas. Entonces me fui a la calle Rocafort porque me dej¨® pasmada la fotograf¨ªa que vi en un peri¨®dico. Otro carril peatonal, esta vez azul, con el motivo del tradicional panot o loseta de la flor de cuatro p¨¦talos reinterpretado. Dejando a un lado la sensaci¨®n de peligro que provoca el pasear por la calzada y de que no creo que haya grandes masas paseando por la calle Rocafort, hay una cuesti¨®n que concierne al dise?o. Emplear colores diferentes para se?alizar lo mismo en el tejido urbano no har¨¢ mas que confundir al ciudadano sobre su sentido y uso. Todo ello tiene que ver con la p¨¦rdida de calidad del dise?o gr¨¢fico de las iniciativas del Ayuntamiento. En la superilla del Poblenou, por ejemplo, el mismo elemento floral aparece encima de unos horrendos maceteros negros. Lo que es un motivo que resulta discreto y funcional para las aceras no funciona exactamente igual pintado de blanco sobre negro en un tiesto, ni sobre un pavimento.
Los bancos de esta illa los dise?aron ¡ªseg¨²n he le¨ªdo¡ª alumnos de arquitectura. Si Barcelona algo tiene son excelentes arquitectos y dise?adores. ?Tan caro era ped¨ªrselo a ellos? Me da la impresi¨®n que a nuestro equipo consistorial la excelencia les parece ¡°elitista¡± pero deber¨ªan pensar tambi¨¦n en qu¨¦ imagen de la ciudad damos, m¨¢s all¨¢ de los bares, el mar y el patinete. En los a?os ochenta y noventa Barcelona fue un modelo a admirar tambi¨¦n por sus planes urban¨ªsticos y de dise?o. Los mejores artistas crearon los carteles de las fiestas de la Merc¨¨. Los anuncios en las bandeloras p¨²blicas eran muy buenos, visualmente atractivos y eficaces en su mensaje. Ahora el dise?o es pobre, incluso feo, m¨¢s propio de un grupo de boy scouts de los a?os cincuenta que de 2020. Tal vez con la incorporaci¨®n de Nacho Padilla como director creativo, o el encargo a algunos de los mejores profesionales de la ciudad el asunto mejore. Ojal¨¢.
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