La Veronal baila Bu?uel en el MNAC
Los efectos visuales prevalecen sobre la danza en 'Sonoma', en la Sala Oval
La fascinaci¨®n que ejerce la figura de Luis Bu?uel en la reciente historia de la danza contempor¨¢nea de nuestro pa¨ªs llev¨®, en 1999, al grupo Danat, de Sabine Dahrendorf y Alfonso Ord¨®?ez, a crear su inolvidable coreograf¨ªa L¡¯ull esbala?t (Homenatge a Bu?uel), basado en Un chien andalou, del director aragon¨¦s. Ahora es Marcos Morau, el director de La Veronal, quien se adentra en el universo del cineasta con la pieza Sonoma, que se estren¨® la noche del viernes en la Sala Oval del MNAC de Barcelona, un espacio inadecuado para este tipo de espect¨¢culo, al que le faltaban horas de ensayo y en que prevalecieron las escenas efectistas sobre fragmentos coreografiados, si bien abundan las secuencias brillantes de grupo. Hay que suponer que cuando llegue al Mercat de les Flors la pr¨®xima temporada, esta pieza estar¨¢ m¨¢s madura y ajustada y destilar¨¢ el talento, la imaginaci¨®n y la belleza a los que La Veronal tiene acostumbrado a su p¨²blico.
El origen de Sonoma es una pieza que Morau cre¨® en 2016 para el Ballet de Lorraine, Le Surr¨¦alisme de la r¨¦volution a partir de la figura de Bu?uel, acerca de la Calanda rural y el Par¨ªs cosmopolita, entre la disciplina jesu¨ªtica y la libertad del surrealismo. Ahora todos estos conceptos se ampl¨ªan e invitan al p¨²blico a un intenso viaje entre lo cotidiano y el sue?o, entre la vida y la muerte. De todo ello hablan los textos en franc¨¦s, que firman El Conde Torrefiel, La Tristura y Carmina Sanchis, que recitan las ocho bailarinas que interpretan pieza. Su traducci¨®n simult¨¢nea al espa?ol o al catal¨¢n hubiera facilitado la comprensi¨®n de la palabra.
Las magn¨ªficas int¨¦rpretes de esta pieza de teatro-danza, Lorena Nogal, Marina Rodr¨ªguez, Sau-Ching Wong, Ariadna Montfort, N¨²ria Navarra, ?ngela Boix, Laia Duran y Anna Hierro, que junto a Morau firman la coreograf¨ªa, forman un grupo s¨®lido que se mueve por escena con gran soltura pero que apenas baila. Lo mejor de Sonoma son sus 10 ¨²ltimos minutos, de los 65 que dura, donde estas mujeres bailan la danza kova, ese movimiento reiterativo y convulsivo ideado por Morau y sus bailarines en continua evoluci¨®n. Si a este final a?adimos que todas ellas tocan grandes tambores en referencia a Calanda, tenemos un cierre espectacular pero previsible. Marcos Morau tiene una imaginaci¨®n desbordante e inteligente que da para mucho m¨¢s y para investigar un lenguaje coreogr¨¢fico propio con mayor profundidad. O quiz¨¢s desde su zona de confort prefiera limitarse a ser reconocido director de escena.
Fragmentos hipn¨®ticos
A lo largo del espect¨¢culo abundan los fragmentos hipn¨®ticos. Por ejemplo, al principio todas las bailarinas interpretan una danza m¨¢s cercana al folclore culto aragon¨¦s que a la danza contempor¨¢nea. Estas mujeres evolucionan por escena como figuras antiguas de porcelana. M¨¢s tarde, vestidas de negro con el pa?uelo a la cabeza, como suelen ir las ancianas de los pueblos, tambi¨¦n formar¨¢n grupos que se adentrar¨¢n en el sentido tr¨¢gico de la vida. Su baile tiene connotaciones con el folclore popular aragon¨¦s.
En todo momento el sonido delos tambores es el protagonista de los pasajes que ilustran sus evoluciones. Unas cajas negras en escena ser¨¢n los f¨¦retros de los seres queridos de estas mujeres. En otras ocasiones, ellas mismas, ataviadas con tocados formados por gladiolos blancos, recordar¨¢n sus bodas o las mismas flores ser¨¢n ofrendas para las sepulturas. La luna, tan presente en la filmograf¨ªa de Bu?uel, iluminar¨¢ sus vidas errantes.
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