El asesinato como acto sublime
El cr¨ªtico de arte Joan M. Minguet novela un crimen de 1928 que atrajo incluso el inter¨¦s de Salvador Dal¨ª
En la Pobla de Ferran, una aldea del municipio de Belltall (Tarragona), ayer fue un d¨ªa para el recuerdo. Tras quedarse despoblada (solo vive una persona) a ra¨ªz de la masacre que all¨ª tuvo lugar en 1928, durante un d¨ªa ha vuelto a convertirse en centro neur¨¢lgico de la comarca para la presentaci¨®n de El paisatge d¡¯uns crims. L¡¯acte sublim de Josep Marimon (Andana Edicions), el libro de Joan M. Minguet Batllori, inspirado en aquellos tr¨¢gicos hechos.
¡°Como dec¨ªa Borges hay historias que te piden contarlas. Eso me pas¨® con la historia de Josep Marimon, un campesino de la Pobla, que una tarde mat¨® a tiros ocho ni?os y una mujer, dejando heridas otras tres y que fue ajusticiado antes de que pudiera explicar el porqu¨¦ de su gesto feroz. Un crimen que el joven Salvador Dal¨ª defini¨® un acto sublime¡±, explica Minguet, historiador del arte y comisario de exposiciones, a prop¨®sito de la primera novela que escribe tras una larga trayectoria como ensayista y cr¨ªtico de arte con algunas incursiones en la poes¨ªa.
Minguet conoci¨® los hechos que articulan su novela hace m¨¢s de 20 a?os reci¨¦n llegado a Belltall, un pueblo de la Ruta del Cister. La historia le lleg¨® envuelta en las brumas del pasado, con tonos de leyenda, pese a que fue un hecho documentado por la prensa de la ¨¦poca, incluso nacional. ¡°No quer¨ªa caer en el morbo del drama, en aquel periodismo abyecto que entonces como ahora hurga en el dolor y las desgracias ajenas. Deb¨ªa distanciarme de los hechos y tambi¨¦n de mi pr¨¢ctica de historiador, que no permite especular y menos inventar¡±, indica Minguet, que lleg¨® a conocer a uno de los protagonistas de aquellos hechos, Jaume Roseret, que entonces ten¨ªa 10 a?os y vivi¨® en su propia carne el miedo y la maldici¨®n que se cerni¨® sobre el pueblo. ¡°El miedo fue el sentimiento predominante de la semana en que Marimon estuvo huido. Nadie sab¨ªa d¨®nde estaba, pero la mayor¨ªa pensaba que no se hab¨ªa alejado mucho y viv¨ªa en el terror que pudiese volver a matar. Por ello cuando los hombres del Somaten, la milicia ciudadana catalana, lo encontraron dormido en un campo de cebada, le dispararon sin ni siquiera intentar capturarle o interrogarle¡±, contin¨²a Minguet.
El acontecimiento fue tan chocante que para ser soportable se convirti¨® en leyenda, tema de canciones populares y relatos frente al fuego. ¡°Esta inconcreci¨®n, pese a que en la zona viven descendientes de todos los implicados, fue lo que m¨¢s me intrig¨®. He hablado con muchos de ellos y hay cosas que no cuento para no acrecentar el dolor y no caer en el anecdotario¡±, afirma Minguet, que solo en un segundo momento supo del inter¨¦s de Dal¨ª, una de sus especialidades como historiador. ¡°Preparando en 2004 una conferencia ca¨ª en la cuenta de que Dal¨ª se refiere a ¨¦l en una carta a su amigo Pep¨ªn Bello, en la que destaca ¡®la trascendencia po¨¦tica del sublime acto de Marimon¡ al lado del grosero e inmundo sentido maternal de las madres berreando porque les han matado a sus hijitos¡¡±. Como todo lo que se remonta a los a?os 20, procede del fondo que la hermana del artista, Anna Mar¨ªa Dal¨ª, fue vendiendo para subsistir. Probablemente nunca fue enviada, porque no se conocen reacciones ante tama?a provocaci¨®n. Dal¨ª no conoc¨ªa los protagonistas ni el lugar, si no por la prensa que tras pocos d¨ªas se olvid¨® del tema, pero para aquel joven artista cualquier motivo era v¨¢lido para darse a conocer. Quiz¨¢s su aparente crueldad fuera una forma de exorcizar su miedo a la muerte. ¡°Se dice que Dal¨ª era insensible y cobarde. Sus boutades son c¨¦lebres y sabemos que fue construyendo su mito rayando los extremos en cualquier ¨¢mbito¡±, asegura Minguet, que enriquece la narraci¨®n con numerosas citas de sus referentes intelectuales.
Minguet no excluye lanzarse a una novela exclusivamente de ficci¨®n, mientras tanto est¨¢ preparando tres exposiciones: una sobre Mir¨® que se inaugurar¨¢ en marzo en su fundaci¨®n de Barcelona, otra de la artista Mabel Palac¨ªn para la Fundaci¨®n Vila Casas y otra dedicada a Tortell Poltrona en la Fundaci¨®n Corominas.
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