Guitarricadelafuente, el silencioso ¨¦xito de quienes crecen en la red

Entradas agotadas en Pedralbes, de momento el ¨²nico artista que lo ha conseguido en el festival, pero si en mitad de las Ramblas, en Capit¨¢n Arenas o en el Clot se pregunta por Guitarricadelafuente, s¨®lo los m¨¢s j¨®venes, particularmente las m¨¢s j¨®venes, lo conocer¨ªan. Figura crecida a la sombra de Instagram, este joven de Benicasim es una de las revelaciones de la temporada, un artista que ha crecido con la velocidad de un hongo en el humus de la red. Noche pues de tiros largos, como corresponde a un festival que huele a perfume, el ¨²nico junto a Peralada y Cap Roig, a restauraci¨®n sin salchichas y que se deja ver en rincones chic como ese puentecillo iluminado con bombillitas para dejar seca la c¨¢mara del m¨®vil en posados de noche estival bajo las luci¨¦rnagas. Eso s¨ª, al igual que el m¨¢s despeinado de los festivales de perro y porro, largas colas en los lavabos femeninos, punto de uni¨®n de casi todos los festivales que mantienen segmentados por sexo sus lavabos.

Platea del festival. Han desaparecido las gradas de su hermano mayor, el Festival de Pedralbes, ¨¦ste es s¨®lo Fes Pedralbes por aquello de la reducci¨®n de aforo, que aqu¨ª ha tenido una plasmaci¨®n curiosa: las sillas se alinean en filas de dos localidades separadas por un pasillo, as¨ª que en la silla contigua se puede sentar cualquiera que por definici¨®n se convertir¨¢ en conviviente. Antes del comienzo del concierto, el director del certamen, Mart¨ªn P¨¦rez, hizo una alocuci¨®n de la que se desprendi¨® que la heroicidad resulta hoy muy asequible: s¨®lo se precisa ir a un concierto para alcanzarla, seg¨²n se ha repetido en casi todos los festivales del COVID. Tonter¨ªas, deb¨ªan pensar la multitud de jovencitas que mayoritariamente poblaban el recinto, prestas a darse la mano y celebrar con un movimiento lateral acompasado de tronco que ?lvaro Lafuente, Guitarrica, es hoy su verdadero h¨¦roe.

El artista descalzo entre botijos, as¨ª estaba en el escenario, reforzando un car¨¢cter popular que ya evidencian sus versiones (¡°L¨¢grimas negras¡± de Miguel Matamoros, ¡°Albada¡± de Labordeta y ¡°Tu frialdad¡± de Triana); los comentarios ma?os sobre el pueblo de sus abuelos, Cuevas de Ca?art en Teruel; el reconocimiento de que escuchaba jotas durante el confinamiento y el corte de sus mismas canciones, en las que mezcla flamenco, pop, canci¨®n de autor y lo que se ponga por delante. Todo ello cantado como si doliese hasta respirar, con un fraseo en ocasiones entrecortado y sinuoso y una voz casi implorante que siempre aplicada del mismo modo puede parecer incluso la sostenida parodia del cantautor sensible que utiliza palabras inusuales como ¡°Conticinio¡±, t¨ªtulo de uno de sus mayores ¨¦xitos. Y cercan¨ªa, comenzando por una forma de tocar la guitarra al alcance de casi cualquiera, mucha cercan¨ªa de veintea?ero descalzo que a¨²n no ha sido envarado por la popularidad, cuyas letras de amor cayeron como agua de azahar en una platea rendida y c¨®mplice que se sab¨ªa todos los requiebros de un artista por el que nadie hubiese dado un duro hasta que los fans le hicieron portavoz de sus cuitas y esperanzas.

Hay muchos mundos en este mundo.