Mariano de Cavia y el ¡®ABC¡¯
El intolerante no es un liberal, se cree poseedor exclusivo de la verdad, de una verdad ¨²nica que no debe pasar la prueba de ponerlo todo en duda y, de forma argumentada, justificar la posici¨®n que se defiende
En los ¨²ltimos tiempos, m¨¢s o menos des de Reagan y Thatcher, el liberalismo tiene mala prensa, y contamina a todos los dem¨¢s tipos de liberalismo, que en realidad es el tronco de donde han surgido todos los avances pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales de los tres ¨²ltimos siglos, incluidos los derivados del socialismo democr¨¢tico, un liberalismo con ra¨ªces y fundamento en el mundo cl¨¢sico griego y romano, reinterpretado a partir del Renacimiento.
Todo ello es olvidado, naturalmente, por el pensamiento fast food hoy dominante, que arroja el liberalismo al rinc¨®n de una ideolog¨ªa que sostiene ¨²nicamente a la derecha econ¨®mica financiera, globalizadora para m¨¢s inri. Grave error y enorme ignorancia, un triunfo de los grandes simplificadores, el m¨¢s peligroso tipo de ide¨®logos sectarios.
Distinguir entre las diversas acepciones del t¨¦rmino liberal excede las posibilidades de este breve art¨ªculo. Pero transversal a todas, quiz¨¢s en el n¨²cleo b¨¢sico de su origen mismo, es la idea de tolerancia, que en s¨ª misma contiene la libertad de conciencia, de pensamiento y de expresi¨®n, tambi¨¦n la de pluralismo pol¨ªtico e ideol¨®gico.
El intolerante no es un liberal, se cree poseedor exclusivo de la verdad, de una verdad ¨²nica que no debe pasar la decisiva prueba de ponerlo todo en duda y, de forma argumentada, justificar la posici¨®n que se defiende. Descartes cambi¨® el rumbo de la filosof¨ªa con una sola frase: ¡°Cogito ergo sum¡±, pienso luego soy, luego existo. Es un giro decisivo en el pensamiento occidental que da lugar a la modernidad: nada debe darse por supuesto, todo debe ser repensado de nuevo conforme a las reglas de la raz¨®n y la experiencia, aplicadas a la cambiante realidad de la sociedad. Luego siguieron Locke, Kant, Stuart Mill y tantos otros. En esta senda estamos todav¨ªa.
Todo ello viene a cuento porque hace un mes se ha cumplido el centenario del m¨¢s famoso premio del periodismo espa?ol, el Mariano de Cavia, que anualmente otorga el diario ABC. Este a?o se ha concedido a un art¨ªculo Arturo P¨¦rez Reverte y a lo largo de su historia han sido tambi¨¦n Cavia escritores como P¨¦rez de Ayala, Fern¨¢ndez Fl¨®rez, Chaves Nogales, Julio Camba, Ridruejo, Madariaga, Rafael Alberti, Umbral, Cela, Octavio Paz, Vargas Llosa, Mill¨¢s y, ya en este siglo, S¨¢nchez Ferlosio, Mu?oz Molina, Eugenio Tr¨ªas o Savater, entre otros. Total: cien.
El Premio tiene un enigma: ?qui¨¦n era Mariano de Cavia? Uno imagina que fue un viejo periodista del ABC, hoy algo olvidado por el paso del tiempo. Pero la respuesta al enigma encierra una sorpresa que es un ejemplo para la historia del periodismo espa?ol: nunca Mariano de Cavia escribi¨® en el ABC. ?Caramba! ?Entonces? Pues no solo no escribi¨® en el diario que patrocina el premio que lleva su nombre sino que su fundador, Torcuato Luca de Tena, le insisti¨® incansablemente, desde el mismo inicio de su peri¨®dico, que colaborara en las condiciones que quisiera, tal consideraci¨®n le ten¨ªa como gran escritor y gran periodista.
Pero Cavia rehus¨® siempre tales ofrecimientos. ¡°Yo no soy ni conservador ni mon¨¢rquico como t¨², yo soy liberal y republicano¡±, le replicaba al insistente Luca de Tena. Este, sin enojarse por su frustrado empe?o sino al contrario, debido a la admiraci¨®n que sent¨ªa por Cavia, al d¨ªa siguiente de su fallecimiento, sucedido el 14 de julio de 1920, mand¨® que toda la portada de ABC fuera ocupada por una fotograf¨ªa de Mariano de Cavia y, tras una elogiosa necrol¨®gica, anunci¨® que se creaba un premio de periodismo que llevar¨ªa su nombre, hoy el premio m¨¢s antiguo del periodismo espa?ol.
Ejemplar relaci¨®n la de estos dos periodistas de raza, ambos con admirable conciencia de su profesi¨®n: Cavia por su independencia e intachable integridad, Luca de Tena por su apertura de mente y por sus valores liberales. Ambos por creer en la importancia del periodismo de calidad, por tener en cuenta la decisiva importancia de la pluralidad de opiniones en la creaci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. Una ense?anza para todos los medios de comunicaci¨®n actuales.
Finalmente, es una muestra de liberalismo, de liberalismo como actitud, este liberalismo transversal basado en la tolerancia y en el respeto a las convicciones ajenas por la necesidad de prestar atenci¨®n a sus opiniones, no sea que nos hagan reflexionar, y quiz¨¢s modificar, las propias.
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