Kiko Veneno y sus peque?as historias y canciones sin aspavientos
El compositor y cantante repas¨® en formato ac¨²stico su eterno cancionero en Les Nits del Primavera
Ni En un Mercedes Blanco, ni Lobo L¨®pez, ni Pata Palo, ni Bilonguis, ni Re¨ªr y Llorar, ni Fuego, ni Totup¨¢n, ni Dice la Gente ni tantas otras canciones de Kiko Veneno como ¨¦stas sonaron la otra noche en les Nits del Primavera al F¨®rum, canciones tocadas por la genialidad callejera que pese a ello no cupieron en un repertorio que se puede permitir el lujo de dejar fuera un listado como el precedente. Tiene Kiko tantas canciones como canas, un colch¨®n sobre el que saltar sin temor a que los muelles fallen, dando aire a la improvisaci¨®n, se sac¨® de la manga una improvisada Respeto para hacer cantar al p¨²blico tras la preciosa Vidas Paralelas, una tierna historia de no amor y cierto regusto triste en la que el p¨²blico cant¨® el estribillo de ese imposible encuentro entre Andrea, que es de Ikea, y Eloy, que l¨®gicamente es de Leroy¡.Merl¨ªn. Peque?as esquirlas de realidad junto al mar. Con Kiko y Diego Pozo, El Rat¨®n, tras sus guitarras. Nada m¨¢s.
Nada m¨¢s hizo falta. Canciones escritas para ser cantadas en la tasca, en el patio de casa, junto al r¨ªo o en juergas regadas con vino de Chiclana, estas vi?etas de cultura popular en crudo, tiernas, finamente humor¨ªsticas, cotidianamente reales, que son uno de los reflejos de lo que somos y por ello s¨®lo precisan la amabilidad de la mirada de quien las construye para que el p¨²blico se sienta inmiscuido. Media entrada en el recinto, Kiko nunca ha sido de masas y adem¨¢s no es particularmente expansivo en escena, donde siempre parece hablar con menos soltura de lo que sugieren sus canciones. Media entrada pues aunque cautivada, musitando las letras, riendo los giros y acurruc¨¢ndose en la certidumbre de esas canciones, coplillas que parecen estar escritas desde siempre para toda la vida. Pura sencillez. Nada m¨¢s. Nada menos.
Kiko quiso acordarse del confinamiento con Hay gente, y estren¨® D¨ªas raros, otra pieza que recoge lo que nuestras vidas son ahora y que formar¨¢ parte de su nuevo disco. Le ayud¨® con guitarra el¨¦ctrica y voz una joven catalana, Kora, con quien Kiko brome¨® hasta lograr que la audiencia coreara su nombre como si de una estrella se tratase. Con ella luego interpret¨® una mejorable versi¨®n de La Leyenda del Tiempo. Los Delincuentes, Me siento en la cama, la maravillosa Casa Cuartel felizmente recuperada para la noche, Coge la guitarra, Echo de Menos o Joselito, fueron otras vi?etas que pasaron por escena en el F¨®rum, un espacio que pese a sus dimensiones, Kiko logr¨® empeque?ecer dot¨¢ndolo del aire de intimidad propio de sus diminutas historias eternas. Una noche en deliciosas min¨²sculas y de canciones sin aspavientos que durante dos horas volvieron a esculpir en el aire la belleza de la vida. Pese a todo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.