La memoria que no fue
Parece imposible que se pueda aprobar la nueva ley de Memoria Hist¨®rica antes de que acabe la legislatura
Las fuerzas que forman el Gobierno de la Generalitat se vigilan de reojo y van exhibiendo crecientemente sus discrepancias. Todo ello, al acecho y en preparaci¨®n de unas elecciones al Parlamento anunciadas en el mes de enero por un Quim Torra que se dec¨ªa entonces desautorizado y ve¨ªa a su propio gobierno divido y sin proyecto. No parece que el primero haya ganado autoridad ni que el segundo se encuentre en mejor forma. Las elecciones no terminan de llegar, pero mientras tanto, debe hacerse balance del mandato, tambi¨¦n en el ¨¢mbito de la memoria hist¨®rica.
Catalu?a cuenta hoy con tres leyes en materia de memoria hist¨®rica. Abordan distintos aspectos de las pol¨ªticas de memoria, y se puede decir que, cada una a su modo, fueron pioneras. En primer lugar, la Ley del Memorial Democr¨¢tico (2007), seguida de la conocida como Ley de Fosas (2009), y finalmente la Ley de reparaci¨®n jur¨ªdica de las v¨ªctimas del franquismo (2017).
Se hac¨ªa necesario poner fin a la dispersi¨®n normativa, regular los vac¨ªos existentes, introducir las mejoras que se estiman necesarias luego de experimentar las dificultades en la aplicaci¨®n de la Ley de Fosas, reforzar el Memorial Democr¨¢tico despu¨¦s del hachazo de los recortes de Artur Mas en 2011, y hacer, en definitiva, una ley completa y coherente en materia de memoria.
Durante el mes de junio de 2018, el PSC anunci¨® y registr¨® una iniciativa legislativa en este sentido, la proposici¨®n de Ley de Memoria Democr¨¢tica de Catalu?a. En julio de 2018, la Consellera de Justicia, Esther Capella (ERC), anunci¨® que su Departamento estaba trabajando en un proyecto de Ley Integral de Memoria Democr¨¢tica.
El caso es que la proposici¨®n socialista super¨®, en noviembre de 2018, el debate a la totalidad ante el Pleno del Parlamento. Es decir, que la c¨¢mara decidi¨® iniciar su tr¨¢mite legislativo. El acuerdo que lo hizo posible, con pragmatismo y buena fe, pasaba por ralentizar la tramitaci¨®n de la iniciativa socialista para esperar al texto del Gobierno de la Generalitat, del que nos dec¨ªan que llegar¨ªa pronto al Parlamento, y tramitar ambos textos conjuntamente, buscando amplios consensos.
A¨²n lo esperamos. S¨ª, el Gobierno aprob¨® el anteproyecto e impuls¨® el correspondiente proceso participativo. En junio de 2019 ¡ª?hace m¨¢s de un a?o!¡ª el Departamento de Justicia dec¨ªa que el proyecto de ley se estaba ultimando. Pero estamos en agosto de 2020, m¨¢s de dos a?os despu¨¦s del primer anuncio, y seguimos sin disponer de ¨¦l.
Por su exasperante dejadez, aunque hoy mismo tuviera entrada en el registro del Parlamento el esperado proyecto de ley, todo apunta a que ser¨ªa imposible que la c¨¢mara pudiera aprobar una nueva Ley de Memoria Democr¨¢tica antes del fin de esta desdichada legislatura.
La lentitud del Gobierno, y en concreto del Departamento de Justicia, arroja dudas. Elijan ustedes si dudar sobre su capacidad de impulsar los cambios, o sobre su voluntad real de hacerlo.
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