El virus que une a los negacionistas
La pandemia se ha convertido en un aglutinador capaz de reunir bajo la misma pancarta a ut¨®picos antisistema, colectivos alternativos seducidos por las pseudociencias y reaccionarios de extrema derecha
Refutadores del cambio clim¨¢tico, antivacunas, terraplanistas, creacionistas... y ahora antimascarillas que piensan que el coronavirus forma parte de un complot universal para controlar a la humanidad. Las teor¨ªas de la conspiraci¨®n siempre han tenido adeptos, pero ¨²ltimamente viven una ¨¦poca de esplendor gracias a las redes sociales. Algunas de estas teor¨ªas tienen una presencia p¨²blica notable y han logrado colonizar la mente de personas importantes, entre ellas la del presidente de EE UU, un hecho sorprendente no tanto porque alguien como Donald Trump pueda ser abducido por teor¨ªas acient¨ªficas e irracionales sino porque alguien con ese perfil haya podido llegar a la Casa Blanca.
El negacionismo crece por una mezcla de desinformaci¨®n y desconfianza hacia las instituciones y el sistema
El coronavirus se ha convertido en un aglutinador capaz de reunir detr¨¢s de la misma pancarta a una amalgama que va desde ut¨®picos antisistema y colectivos alternativos seducidos por las pseudociencias a grupos reaccionarios de extrema derecha. Esa extra?a mezcla logr¨® reunir el 29 de agosto a 20.000 personas en Berl¨ªn y a varios miles el 5 de septiembre en Roma y Edimburgo. En Madrid, 2.500 personas se manifestaron el 16 de agosto para denunciar ¡°un plan para recortar las libertades¡±. Entre los promotores de la marcha figuran Fernando Luis Vizca¨ªno, que se presenta como profesor de yoga y astropsic¨®logo; Luis de Miguel Ortega, abogado de la fundaci¨®n Terapias Naturales; Carlos Garc¨¦s, dirigente de Vox y promotor del ¡°movimiento por un despertar ciudadano¡±, y un grupo especialmente peligroso, M¨¦dicos por la Verdad, porque utiliza en vano el nombre de la medicina para negar la evidencia cient¨ªfica. Todo eso con un mefistof¨¦lico Miguel Bos¨¦ actuando en las redes como el brujo de la tribu al grito de ¡°Yo soy la resistencia¡±.
En esa actitud contestataria radica precisamente la fuerza de este fen¨®meno capaz de fertilizar las m¨¢s estrafalarias teor¨ªas de la conspiraci¨®n. ¡°El negacionismo es un virus y los virus son contagiosos¡±, advierte Michael Specter, autor del libro Negacionismo. C¨®mo el pensamiento irracional frena el progreso cient¨ªfico, da?a el planeta y amenaza nuestras vidas.
Las teor¨ªas de la conspiraci¨®n se nutren de dos elementos peligrosos: la negaci¨®n de la evidencia cient¨ªfica y una gran desconfianza hacia las instituciones y la pol¨ªtica. Como todas las falacias que prosperan, estas teor¨ªas suelen utilizar elementos y datos de la realidad, pero retorcidos y distorsionados. El estado de alarma restringe la libertad de movimientos, ciertamente, pero los negacionistas de la pandemia lo presentan como la prueba de que hay un complot para utilizar el coronavirus y la tecnolog¨ªa 5G para dominar a la poblaci¨®n. Michael Ballweg, organizador de la manifestaci¨®n de Berl¨ªn, es un empresario inform¨¢tico de Sttutgart que ha fundado el grupo ¡°Querdenker-711¡± (Pensadores inconformistas -711). Todos tienen en com¨²n su insistencia en negar las fuentes de autoridad, ya sean cient¨ªficas o pol¨ªticas, y presentarse como defensores de la libertad.
Quienes dirigen esas campa?as no son ignorantes, pero se aprovechan de la confusi¨®n y el miedo que mucha gente siente ante un futuro incierto. A ello hay que a?adir la dificultad para entender lo que pasa en un tiempo marcado por la aceleraci¨®n, el cambio y la complejidad. A veces, las actitudes negacionistas son tambi¨¦n una forma de eludir una verdad inc¨®moda, una reacci¨®n ante discursos bienintencionados que causan ansiedad social, como el ecologismo catastrofista. Si el futuro va a ser tan horrible, mejor ignorarlo.
En plena pandemia de miedo, mucha gente busca alivio en teor¨ªas de corte m¨¢gico que no necesitan demostraciones
El negacionismo crece por una mezcla de desinformaci¨®n y explotaci¨®n interesada de la desconfianza hacia las instituciones y el sistema. En plena pandemia de miedo, mucha gente busca alivio en teor¨ªas de corte m¨¢gico que no necesitan demostraciones. Muchos de quienes abrazan las pseudociencias creyendo que as¨ª se libran de los perversos intereses de la Big Pharma, son incapaces de ver que cuando se entregan al gran placebo de las terapias alternativas tambi¨¦n est¨¢n alimentando un suculento negocio.
Parece incre¨ªble que con tanta evidencia cient¨ªfica puedan prosperar teor¨ªas tan peregrinas. La gran contradicci¨®n de la sociedad de la informaci¨®n es que cualquiera tiene al alcance de la mano tal cantidad de datos y opiniones que puede caer en el autoenga?o de considerarse tan bien informado como el m¨¢s acreditado de los expertos. El problema es que para tener acceso a la informaci¨®n rigurosa es preciso tener un bagaje formativo y cultural previo que permita distinguir las fuentes fiables de las que no lo son. Y no todos lo tienen. Antes era m¨¢s f¨¢cil tener conciencia de la propia ignorancia. Ahora, es el propio sistema de comunicaci¨®n el que fabrica la ilusi¨®n de que poseemos todo el conocimiento que necesitamos.
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