Ada Colau: ¡°No descarto un tercer mandato¡±
La alcaldesa de Barcelona lamenta que la ¡°derecha radicalizada¡± se valga de la crisis sanitaria para ¡°erosionar¡± al ejecutivo de Pedro S¨¢nchez
¡°Por ser quienes somos se nos pide m¨¢s. A veces es duro, pesa, y por ser mujer y de origen humilde, algunos adversarios se han permitido licencias que no se permitir¨ªan con otros¡±. Lo cree la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (46 a?os), que en seis a?os gestionando el Ayuntamiento ha vivido el proc¨¦s, un atentado terrorista en La Rambla y ahora la pandemia de coronavirus.
Pregunta. Barcelona ha dado una muestra de entendimiento con la Generalitat durante la pandemia. ?Qu¨¦ piensa cuando ve la situaci¨®n de Madrid?
Respuesta. Una pandemia requiere que todas las Administraciones rememos juntas porque estamos en una emergencia sanitaria. La ciudadan¨ªa no entiende cuando se ponen por delante intereses partidistas o confrontaciones como la que est¨¢ liderando el Gobierno de Madrid. No es lo que la gente espera de nosotros.
P. Catalu?a ha tomado una de las medidas m¨¢s dr¨¢sticas con el cierre de bares y restaurantes.
R. Estamos en emergencia sanitaria y hay que contener la velocidad de contagio. No voy a entrar a cuestionar, pero s¨ª exijo medidas igual de dr¨¢sticas de apoyo a este sector, para que no sea una v¨ªctima. No tienen la culpa y son miles de puestos de trabajo.
Claro que no me gustan las vallas de cemento, no creo que sean el mejor elemento para intervenir en el espacio p¨²blico
P. ?Se ha tenido que morder la lengua ante al Gobierno independentista y sus medidas?
R. Se producen discrepancias y m¨¢s en una situaci¨®n nueva como esta, La cuesti¨®n es con qu¨¦ actitud se enfrentan. Primero hay que intentar resolverlas desde el trabajo discreto y colaborativo. P¨²blicamente, cuando la autoridad competente durante el estado de alarma es el Gobierno central y ahora son las comunidades aut¨®nomas, tenemos que ir a una. Suficiente est¨¢ sufriendo la gente con lo que ha pasado; lo ¨²ltimo que puede entender es que las diferencias no se resuelvan y se utilicen como arma arrojadiza. Nosotros con la Generalitat tuvimos discrepancias con las residencias, pero ofrecimos ayuda porque eran nuestros ancianos.
P. Sorprende que el pa¨ªs con los peores resultados sea incapaz de superar esa confrontaci¨®n, en un Gobierno en el que usted est¨¢, del que los comunes forman parte.
R. No creo que la crispaci¨®n la hayan compartido todas las Administraciones por igual. Estamos ante una derecha radicalizada que no acepta que haya un Gobierno progresista de coalici¨®n y que utiliza la crisis sanitaria para intentar erosionarlo. Eso a m¨ª me parece inmoral. El Gobierno est¨¢ haciendo muy buenas pol¨ªticas, que siempre se pueden hacer mejor; yo le pido m¨¢s cosas. Ha demostrado una sensibilidad social que no se ha tenido en crisis anteriores. Me preocupa el papel del PP: veo a un [Pablo] Casado acomplejado con Vox y un PP arrastrado por su estrategia.
P. Lleg¨® a la alcald¨ªa hace casi seis a?os con la bandera de combatir las desigualdades y garantizar el acceso a la vivienda, pero la situaci¨®n empeora. ?Falt¨® realismo en sus promesas?
R. Estoy orgullosa de que el Ayuntamiento de Barcelona sea la Administraci¨®n p¨²blica de todo el Estado que est¨¢ haciendo m¨¢s pol¨ªtica de vivienda: en cantidad, en presupuesto que se destina y en innovaci¨®n. Lo hacemos solos, la Generalitat ha abdicado.
Exijo medidas igual de dr¨¢sticas de apoyo a bares y restaurantes
P. Tuvo una ¨¦poca antiturismo. Ahora Barcelona est¨¢ vac¨ªa. ?Esas pol¨ªticas nos dejaron en desventaja?
R. Nosotros nunca hemos sido antituristas. Dijimos que ven¨ªamos a salvar la econom¨ªa de la ciudad, en claro peligro por la excesiva dependencia del turismo. Otros barrios han resistido mejor a esta crisis, el centro ha sido menos resiliente y debe cambiar a un modelo m¨¢s mixto, con nueva actividad econ¨®mica, como el centro tecnol¨®gico en el edificio de Correos, o las reformas pendientes de La Rambla o la V¨ªa Laietana. Ahora hay que acelerar ese proceso en el que ya est¨¢bamos para que el modelo sea sostenible. No era realista pensar que solo haciendo campa?as de promoci¨®n el turismo ser¨ªa la gallina de los huevos de oro para siempre. Todos lo sab¨ªamos.
P. Con el urbanismo t¨¢ctico ha conseguido tener a media ciudad enfadada con la pintura y elementos en las calles. ?Es temporal?
R. Cuando se hacen cambios se generan pol¨¦micas, bienvenido sea el debate. Pero hay que distinguir las transformaciones. Hay cambios ambiciosos y estructurales que ya impuls¨¢bamos en movilidad sostenible, para ganar espacio que no tienen marcha atr¨¢s. Lo hacen todas las ciudades europeas porque los niveles de contaminaci¨®n y ruido son insostenibles y hay que ganar espacio para la vida. El ejemplo es el modelo de las supermanzanas. Otro cambio es proteger las escuelas con entornos pacificados. Con la pandemia y ante la falta de espacio p¨²blico, se ha usado el urbanismo t¨¢ctico, pero no es definitivo. ?Se van a quedar las vallas Jersey de cemento que no nos gustan a nadie? Es evidente que no.
P. ?No le gustan las vallas Jersey?
R. Claro que no me gustan, no creo que sean el mejor elemento para intervenir en el espacio p¨²blico. Eran las disponibles y las m¨¢s seguras. En una segunda fase se har¨¢ m¨¢s bonito.
P. Siempre ha hablado de dos mandatos. ?Habr¨¢ un tercero?
R. Es verdad que me plante¨¦ una temporalidad, pero nos ha tocado un tiempo excepcional. Ten¨ªamos una serie de proyectos que les ha costado arrancar porque hemos vivido el proc¨¦s, un atentado en La Rambla y ahora la pandemia. No descarto, si fuera necesario, acompa?ar un tercer mandato porque lo importante del compromiso es que el programa de transformaci¨®n de Barcelona hacia una ciudad m¨¢s sostenible, justa y democr¨¢tica y l¨ªder en innovaci¨®n social, se pueda materializar.
P. ?Le siguen pesando los votos de Manuel Valls a su investidura?
R. No fue lo deseado. Ahora, no me arrepiento de haber defendido leg¨ªtimamente mi aspiraci¨®n como formaci¨®n pol¨ªtica. Ten¨ªamos el derecho a aspirar a la alcald¨ªa para que el proyecto de transformaci¨®n de Barcelona no sea una an¨¦cdota en los libros de historia, sino una constataci¨®n de que se pod¨ªa hacer pol¨ªtica de manera diferente.
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