El ¡®Mundodisco¡¯ de Terry Pratchett hablar¨¢ por vez primera en catal¨¢n
Mai M¨¦s inicia la edici¨®n de la fantas¨ªa hilarante del escritor ingl¨¦s, una saga compuesta por 41 t¨ªtulos
Tras la bul¨ªmica lectura, con 13 a?os, de todo El se?or de los anillos en apenas 25 horas, la mezcolanza de otras como Asimov y Arthur C. Clarke con Wodehouse y Tom Sharpe y trabajar de adulto un tiempo como relaciones p¨²blicas de una central nuclear, solo pod¨ªa surgir de la cabeza del brit¨¢nico Terry Pratchett (1948-2015), dos a?os despu¨¦s de aquel empleo, El color de la magia (1983), inicio de una saga de fantas¨ªa de corte hilarante y surrealista que acabar¨ªa en un ciclo no menos enloquecido de 41 novelas, en una serie bautizada Mundodisco. En esa barbaridad que Pratchett construy¨® en 31 a?os (entre 1984 y 2015) quedaron atrapados tantos lectores que se llevan vendidos unos 90 millones de ejemplares en 41 lenguas. Ahora ser¨¢n 42, porque Mai M¨¦s ha decidido publicar por vez primera en catal¨¢n a Pratchett y toda su saga, Discm¨®n, empezando este mismo mes con Gu¨¤rdies! Gu¨¤rdies! e Igualtat de ritus.
¡°Era para re¨ªr, un intento de hacer con el universo cl¨¢sico de la fantas¨ªa lo que Sillas de montar calientes hab¨ªa hecho con las pel¨ªculas del oeste¡±, compar¨® Pratchett en 1985 su propuesta (lanzada en una peque?a editorial, Colin Smythe, y con solo 506 ejemplares) con la disparatada pel¨ªcula de Mel Brooks de 1974. Era eso y un autohomenaje al cuarto de siglo obsesionado con cualquier cosa que oliese a fantas¨ªa y que le llevaba a comprar y leer de golpe, por ejemplo, Las cr¨®nicas de Narnia, la heptalog¨ªa de C. S. Lewis. ¡°Los libros de Pratchett son un claro homenaje a Tolkien: gran parte del universo de Discm¨®n est¨¢ inspirado en la Tierra Media, pero tambi¨¦n rinde culto y a la vez satiriza algunos cl¨¢sicos como los de Lewis, ?rsula K. Leguin, el Conan el b¨¢rbaro de Robert E. Howard, las leyendas art¨²ricas, el teatro de Shakespeare o a los pitufos de Peyo¡±, citan al alim¨®n Judit Terradellas y Sergi P¨¦rez, editores de Mai M¨¦s.
Esos nombres serios y tot¨¦micos los sazonan los editores con los de ¡°Brooks y los Monty Python, recogiendo Pratchett adem¨¢s el testigo de autores compatriotas como Evelyn Waugh, Conan Doyle o Chesterton, todos pasados por el cedazo de la fantas¨ªa heroica y las leyendas populares¡±. Tocados, pues, por ese delirante mundo plano y m¨¢gico, sostenido por cuatro elefantes gigantes sobre la concha de la Gran A¡¯Tuin, la Tortuga interestelar, los responsables de Mai M¨¦s han creado una colecci¨®n espec¨ªfica, Refugi A¡¯Tuin, donde ir¨¢n apareciendo, a un ritmo de tres t¨ªtulos al a?o y no menos de mil ejemplares en primera edici¨®n, las novelas de la saga, vertidas al catal¨¢n siempre por Ernest Riera, otro fan incondicional de la serie (¡°He nacido para traducir a Pratchett¡±, afirma quien ha abordado a Salinger, Irving y Margaret Atwood) e ilustrado tambi¨¦n de manera estable por Marina Vidal.
Discm¨®n arrancar¨¢ con Gu¨¤rdies!, Gu¨¤rdies! porque lo protagonizan los miembros de la guardia de la ciudad de Ankh-Morpok, uno de los colectivos recurrentes de la serie. En esta entrega, el capit¨¢n Sam Vimes, de la maltrecha Guardia Nocturna, deber¨¢ hacer frente a una de las habituales insurrecciones de la ciudad entre los seres de abajo y los de arriba, si bien ahora los primeros tienen un arma letal¡ que no acaban de entender c¨®mo funciona. El segundo t¨ªtulo ser¨¢ Igualtat de ritus, donde un mago moribundo se equivoca y escoge como heredero de sus poderes a una ni?a en vez de a un ni?o, en un c¨®mico y comprometido alegato feminista en el mundo de la magia.
¡°Pratchett construye siempre una s¨¢tira sobre la sociedad, la pol¨ªtica, la religi¨®n, la ciencia¡¡±, recuerdan los editores. ¡°La fantas¨ªa no se trata solo de magos y varitas tontas, sino de ver el mundo tambi¨¦n desde nuevas direcciones¡±, asegur¨® quien empez¨® en 1971en el ¨¢mbito de la ciencia ficci¨®n y el terror y salt¨® por Tolkien a la fantas¨ªa, logrando que de su Discm¨®n se hayan realizado dibujos animados, videojuegos y hasta convenciones monogr¨¢ficas. La clave: subvertir, de manera muy peculiar, el g¨¦nero fant¨¢stico con altas dosis de humor talentoso, que ahora resonar¨¢ tambi¨¦n en catal¨¢n.
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