El libro negro de Pla
¡®Hist¨°ria de la Segona Rep¨²blica Espanyola¡¯ recupera una versi¨®n en catal¨¢n, in¨¦dita, de la obra m¨¢s pol¨¦mica del autor de ¡®El quadern gris¡¯
¡°No s¨¦ los resultados que Pla pueda dar en materia de espionaje; pero soy m¨¢s bien esc¨¦ptico. En cambio, es una primera figura literaria en nuestra casa (¡) Ser¨ªa un intelectual de marca, catal¨¢n, que se manifestar¨ªa ostensiblemente al lado de Burgos¡±, comunica en enero de 1937 a Francesc Camb¨® su hombre de confianza intelectual, Joan Estelrich, que quiere persuadir al ex l¨ªder de la Lliga y mecenas de que el futuro autor de El quadern gris ser¨ªa m¨¢s ¨²til como propagandista que como hombre de acci¨®n, escribiendo para legitimar la causa de los sublevados fascistas en los pa¨ªses democr¨¢ticos europeos y, de paso, reforzar la confianza de Franco en su grupo, algo que nunca lograr¨ªan.
Camb¨®, desde octubre de 1936, ten¨ªa a Josep Pla en una lista de gente de la que se pod¨ªa ¡°disponer¡± para trabajar como esp¨ªa a favor de los insurrectos en los Servicios de Informaci¨®n de la Frontera Nordeste de Espa?a (SIFNE). Tras un episodio turbio y no demasiado bien ejecutado en el puerto de Marsella (donde habr¨ªa pasado informaci¨®n sobre un carguero que se dirig¨ªa a Barcelona y que acab¨® torpedeado y hundido), Pla, como otros grandes nombres como Agust¨ª Calvet, Gaziel, y Ramon D¡¯Abadal i de Vinyals, acabar¨ªa en la vertiente propagandista de calado. El esp¨ªritu ¡°c¨¢ustico¡± y ¡°su gracia literaria¡±, seg¨²n Estelrich, le hac¨ªan id¨®neo. As¨ª, y para justificar decorosamente el dinero que le pasa para que pueda vivir refugiado en Roma, Camb¨® encarga a Pla el que acabar¨ªa siendo su libro negro, una Historia de la Segunda Rep¨²blica Espa?ola que aparecer¨ªa en cuatro vol¨²menes entre 1940 y 1941, publicada por Destino. No se reeditar¨ªa nunca m¨¢s.
Con ritmo apasionado, bas¨¢ndose en sus propias cr¨®nicas que elaboraba desde Madrid para La Veu de Catalunya y una mir¨ªada de citas de discursos parlamentarios para justificar cierta objetividad, el cuadro que pinta el escritor destila agrura y hostilidad hacia el r¨¦gimen republicano y sus pol¨ªticos, excepci¨®n hecha de Camb¨®. No hay sorpresa. Pero s¨ª en que buena parte del manuscrito original, todo el primer volumen, y la mayor parte del segundo, exactamente 114 cuartillas a mano plasmadas en papel basto y amarillento, estuviera escrito¡ en catal¨¢n. Un hallazgo de la C¨¤tedra Josep Pla de la Universitat de Girona que ahora publica Destino: Hist¨°ria de la Segona Rep¨²blica Espanyola (1929-abril 1933).
La inocencia de pensar en 1938 en publicar un texto en catal¨¢n es la misma por la que Camb¨® le pide a Estelrich, en abril de 1939, que ante la inminencia de la victoria final proponga ya en Burgos la salida de un diario en catal¨¢n en Barcelona y un amplio programa para retomar la edici¨®n de los cl¨¢sicos en catal¨¢n de su editorial Alpha. Se trata de creer que, una vez que Franco hubiera puesto en cintura la supuesta radicalidad republicana, las aguas volver¨ªan a su cauce y las fuerzas conservadoras retomar¨ªan el poder, con o sin golpe militar interpuesto, como con la dictadura de Primo de Rivera y la dictablanda de Berenguer.
Esa ilusa petici¨®n de Camb¨® la recuerda la especialista planiana Maria Josepa Gallofr¨¦, que, junto a otro texto del tambi¨¦n experto Xavier Pla, prologan el manuscrito catal¨¢n inacabado, que, como todo en la vida del autor ampurdan¨¦s, tiene un trasunto fascinante. El escritor y periodista hab¨ªa iniciado sus relaciones con el mecenas en 1928 tras publicar el volumen Francesc Camb¨®. Materials per a una hist¨°ria d¡¯aquests ¨²ltims anys. El contacto fue tan estrecho que Pla dej¨® el diario La Publicitat para saltar al m¨¢s camboniano La Veu de Catalunya, donde escribir¨¢ sus cr¨®nicas pol¨ªticas sobre el advenimiento de la Rep¨²blica, que le servir¨¢n para un libro hom¨®nimo de 1933.
En octubre de 1936, supuestamente informado de que un grupo de anarquistas quiere matarle, Pla huye a Francia, con Marsella y Par¨ªs como primeras paradas. En 1938 pasar¨¢ a Italia, donde ir¨¢ escribiendo art¨ªculos para denunciar el ¡°terror rojo¡± con el que alimentar la propaganda antirrepublicana por Europa. A la capital romana, Pla llega acompa?ado de su compa?era Adi Enberg, instalada en Suiza, donde es secretaria-mecan¨®grafa de Camb¨®. Desde ah¨ª le env¨ªa cada mes 50 francos suizos para complementar su subsistencia.
Pla y Camb¨® se tomar¨¢n muy a pecho el ensayo cr¨ªtico sobre la Rep¨²blica. El periodista se pasar¨¢ el d¨ªa en la Biblioteca del Vaticano y en la de la embajada espa?ola en la Santa Sede, consultando diarios. Cuando tiene un cap¨ªtulo a punto, se lo env¨ªa a Camb¨®, que, tras hacerlo mecanografiar por Enberg, lo lee y se lo devuelve, comentado hasta el m¨¢s ¨ªnfimo detalle: que si un adjetivo, que si hay que cargar m¨¢s las tintas contra los intelectuales y los catalanistas izquierdistas, que si faltan fechas concretas... Pero, en general, le gusta: ¡°Tiene la vivacidad y el frescor de todas las cosas que usted escribe¡±. Eso s¨ª, ve que el texto coge ¡°proporciones enormes¡± y recomienda que recorte las ¡°citas excesivas¡±, fragmentos de discursos que Enberg transcribe y sobre los que Pla ir¨¢ a?adiendo engarces y retoques.
Todo funciona hasta mayo de 1938, cuando Camb¨® y Pla se encuentran en Roma y el mecenas le pide si puede obtener del banquero Juan March, al que trata, m¨¢s informaciones sobre las reuniones que hubo en Biarritz durante el origen del movimiento insurreccional fascista y sobre el papel de los falangistas. Camb¨® y March manten¨ªan p¨¦simas relaciones y rivalizaban como financieros de Franco, recuerda Gallofr¨¦. En un episodio no aclarado del todo, por indiscreciones y gestiones (involuntarias o intencionadas) de Pla, la relaci¨®n se tens¨® y a finales de mes Camb¨® frena el encargo del libro.
Como las cosas siempre pueden ir a peor en la vida de Pla, durante una estancia que realiza poco despu¨¦s, en junio, en el Alguer, le roban la documentaci¨®n, el dinero y parte de sus papeles. No regresa a Roma. En un periplo que en uno de sus futuros textos equiparar¨¢ con ¡°la retirada de Rusia de Napole¨®n¡±, Pla se dirige a Abbazia (hoy Opatija, Croacia), donde Camb¨® veraneaba en una lujosa villa, en la que tambi¨¦n trabajaba Enberg. Ser¨¢ un ¨²ltimo encuentro con el pol¨ªtico que ¨¦ste quer¨ªa evitar. Ese 13 de agosto de 1938, quiz¨¢ saliera a colaci¨®n la sospecha de que Pla ten¨ªa copia de muchos de los documentos confidenciales de Camb¨® que ¨¦ste hac¨ªa pasar a limpio a su secretaria.
Cuando Pla entra con las tropas franquistas en Barcelona en enero de 1939, ya fuera de la supervisi¨®n de Camb¨® completa su historia de la Rep¨²blica, trabajando con la documentaci¨®n que encuentra en la Biblioteca del Ateneu Barcelon¨¨s, como demuestran los recortes que sufren los vol¨²menes de la la hemeroteca de la entidad. C¨®mo volv¨ªa a tener el original es un misterio, as¨ª como qui¨¦n lo acab¨® traduciendo al castellano. Tras ofrecerlo infructuosamente a la editorial Calpe, el libro ser¨¢ editado por Destino, sello al frente del cual, as¨ª como de la revista hom¨®nima, se encuentra Ignacio Agust¨ª. Ser¨¢ ¨¦l, muy bien conectado con el poder, quien solicite la autorizaci¨®n a censura para su publicaci¨®n, en abril de 1940. No ha de haber problemas porque es ¡°una obra objetiva que concuerda con el esp¨ªritu estatal de revisi¨®n de aquel periodo hist¨®rico¡±, escribe. Adem¨¢s, ¡°he pulido, limado y recortado a mi antojo¡±, aclara Agust¨ª.
El 15 de junio de 1940 se firma el contrato: Pla cobrar¨¢ por adelantado el total de la edici¨®n, un 15% del total de ejemplares, que se vender¨¢n a 25 pesetas. De cada volumen se hicieron 2.449 unidades, si bien el propio Pla tuvo que escribir a su amigo el ministro de Industria, Demetrio Carceller, para conseguir el papel necesario ante la escasez del mismo en la inmediata posguerra. Pla se embolsar¨ªa 9.153 pesetas de la ¨¦poca. El impacto de la obra fue relativo.
Cuando la edici¨®n de su obra completa, en 1966, Pla escribi¨® a su editor y amigo, Josep Verg¨¦s: ¡°?Qu¨¦ se ha de hacer con la Hist¨°ria de la Rep.?¡±. Se lo debi¨® desaconsejar porque nunca se reedit¨® en castellano y solo hasta ahora, parcialmente, se recupera en catal¨¢n. El misterio quiz¨¢ est¨¦ resuelto en una misiva que Camb¨® envi¨® a Estelrich en mayo de 1940 (recogida en el libro), donde, am¨¦n de reclamar la propiedad intelectual del trabajo (¡°le encargu¨¦ que lo escribiera para m¨ª¡±), recuerda que su secretaria Enberg hac¨ªa dos copias del libro ¡°e hizo una tercera, que se llev¨®, sin pedirme permiso ni tener yo conocimiento hasta mucho despu¨¦s (¡) y ahora va vendiendo un libro que no le pertenece a base de un ejemplar que su mujer sustrajo clandestinamente de la casa donde trabajaba¡±. Xavier Pla, que bautiza la Hist¨°ria de la Segona Rep¨²blica Espanyola como ¡°el libro negro de Pla¡±, reproduce una frase del escritor sobre s¨ª mismo: ¡°Yo siempre juego con fuego, siempre contra m¨ª mismo¡±.
Sin mirada catalanista
Las diferencias entre el manuscrito original de Josep Pla y el libro publicado en castellano pasan, seg¨²n Xavier Pla, por la desaparici¨®n de la referencia al ¡°lector extranjero¡± del pr¨®logo como destinatario del libro, la disminuci¨®n de la primera persona y del tono literario y la ¡°eliminaci¨®n substancial¡± de la perspectiva catalanista. En esa l¨ªnea va la supresi¨®n de p¨¢rrafos dedicados a Maci¨¤ o a Camb¨®, el cambio de Catalu?a por ¡°regi¨®n catalana¡± y el salvar y mitigar el papel de Primo de Rivera con los catalanes. Tambi¨¦n se dan a?adidos m¨¢s insidiosos, como unas supuestas dram¨¢ticas ¨²ltimas horas de la familia real la noche del 14 al 15 de abril de 1931 u otras contra el nuevo gobierno, como el comentario de que tras el mero decreto de la Rep¨²blica ¡°aument¨® la criminalidad de un modo indecible¡±.
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