El sue?o de ERC es la pesadilla de Junts
Las dificultades para recomponer la alianza independentista abren la expectativa de un gobierno de izquierdas con hegemon¨ªa republicana, con los posconvergentes en la oposici¨®n
A la derecha nacionalista le est¨¢ entrando el p¨¢nico a unas elecciones en las que puede quedar fuera del gobierno de la Generalitat. La recomposici¨®n de la actual mayor¨ªa independentista se hace cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil, si se ha de juzgar por el tono con el que los tres partidos que la forman desde 2012 se increpan entre s¨ª y se acusan mutuamente de traidores a la causa. Si a Junts per Catalunya (o a sus fragmentos), Esquerra y la CUP les resulta imposible repetir la ya rota alianza de gobierno de 2017 y ERC se convierte el 14 de febrero en la primera fuerza parlamentaria ?en qu¨¦ posici¨®n queda la derecha independentista?
Borr¨¤s quiere evitar que ERC se empareje con el PSC y los comunes, y les deje en la oposici¨®n en el Parlament
Esta pregunta la respondi¨® en parte Laura Borr¨¤s, la flamante candidata de Junts, el partido de Carles Puigdemont, cuando poco despu¨¦s de ser nominada anunci¨® que tras las pr¨®ximas elecciones al Parlament sus diputados apoyar¨¢n para la presidencia de la Generalitat al aspirante del partido independentista m¨¢s votado. Si es el de ERC, se tragar¨¢n el sapo y le votar¨¢n. O sea, votar¨¢n al mismo Pere Aragon¨¨s a quien ahora le niegan el reconocimiento como presidente en funciones. Eso dijo Borr¨¤s sin a?adir qu¨¦ espera obtener a cambio de este eventual apoyo, salvo la preservaci¨®n de su objetivo primordial: la mayor¨ªa parlamentaria independentista.
Pero la respuesta de Borr¨¤s no agota todos los aspectos de la cuesti¨®n. Si ERC sale de las elecciones la noche del 14 de febrero como primera fuerza parlamentaria, tal como apuntan los sondeos, deber¨¢ escoger entre las varias mayor¨ªas aritm¨¦ticamente posibles. Una es la mayor¨ªa independentista, compuesta por los mismos partidos que ahora se declaran incapaces de seguir gobernando juntos. Otra es la mayor¨ªa de izquierdas. No es f¨¢cil, pues implica aceptar una oposici¨®n independentista, algo que desagrada profundamente a los republicanos. ?Qu¨¦ escoger? Para alcanzar la presidencia de la Generalitat y formar un gobierno de izquierdas al candidato de ERC le bastar¨ªa sumar los diputados del PSC y de los comuns a los de su propio partido. Resulta obvio que el objetivo perseguido por Borr¨¤s al ofrecer su apoyo incondicional a ERC es no quedar fuera de juego. El mal menor ser¨ªa para Junts apoyar desde el Parlament a un gobierno de ERC en minor¨ªa, pero anclado en el campo independentista. Es decir, evitar que ERC cambie de aliados, se empareje con el PSC y los comuns y les deje en la oposici¨®n.
En este punto es donde las elecciones del 14 de febrero adquieren un car¨¢cter singular, pues ofrecen una perspectiva in¨¦dita desde 1980. Esta es la primera ocasi¨®n en que la derecha nacionalista catalana puede ser apeada del gobierno de la Generalitat por una alternancia crecida a su propia sombra. El sue?o dorado de ERC: volver a ser la izquierda de gobierno en Catalu?a, tras haber sido socio secundario tanto con la derecha como con la izquierda. Si se parte de lo que los sondeos se?alan desde hace meses, la combinaci¨®n pol¨ªtica aparentemente m¨¢s f¨¢cil ser¨ªa la de un gobierno de ERC en minor¨ªa con apoyos parlamentarios pactados en la investidura del presidente de la Generalitat. Puede ser un gobierno de uno, dos o m¨¢s partidos. Dada la inmediatez del precedente en el tiempo y en el espacio se le puede denominar ¡°f¨®rmula Pedro S¨¢nchez¡±.
La combinaci¨®n pol¨ªtica aparentemente m¨¢s f¨¢cil ser¨ªa la de un Ejecutivo de Esquerra en minor¨ªa
Imaginar este escenario es una pesadilla para los exconvergentes. El nacionalismo catal¨¢n se ha caracterizado desde 1980 por una fuerte patrimonializaci¨®n de la Generalitat y su administraci¨®n. Los pujolistas se sent¨ªan en el gobierno catal¨¢n como en su casa y ese sentimiento ha perdurado en las derivaciones de CiU que, a fin de cuentas, es lo que mejor define a Junts. Para ellos, perder el gobierno es como si les echaran de casa. De ah¨ª el p¨¢nico que se entrev¨¦ en sus dirigentes cuando hablan de si la pandemia impedir¨¢ o no que se celebren elecciones el 14 de febrero. Estas elecciones son el c¨¢liz que no desean beber.
La experiencia de los gobiernos de izquierdas con los presidentes Pasqual Maragall y Jos¨¦ Montilla mostr¨® que ERC tiene enormes dificultades para aguantar la presi¨®n ejercida sobre ella por la derecha nacionalista desde la oposici¨®n. Esa presi¨®n ya ha comenzado otra vez, sobre todo a ra¨ªz de la decisi¨®n de los republicanos de votar, hace casi un a?o, a favor de la investidura de Pedro S¨¢nchez y, aument¨® de volumen la semana pasada cuando apoyaron en el Congreso los presupuestos del Estado para 2021. Crecer¨¢. Es la ¨²ltima carta del expujolismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.