Obama y nosotros
La publicaci¨®n de las memorias del presidente dem¨®crata, en paralelo a los ¨²ltimos d¨ªas de Trump, despeja muchos equ¨ªvocos sobre la victoria electoral de 2007
Trump se va, afortunadamente. Y llegan las memorias de Obama (Una tierra prometida, Debate), que nos permiten la lectura en paralelo de las postrimer¨ªas del trumpismo y del libro sobre los primeros a?os de la presidencia del dem¨®crata. El equ¨ªvoco es formidable. Quienes siguieron con atenci¨®n la campa?a y la presidencia de Obama ya lo sab¨ªan, pero las memorias, el primer volumen de momento, conducen a observarlo con detalle. Todo lo que parec¨ªa inspirarse aqu¨ª entre nosotros en Obama se dirig¨ªa en direcci¨®n contraria, y especialmente la irradiaci¨®n de la consigna Yes we can que termin¨® produciendo el hisp¨¢nico Podemos.
Dos movimientos contradictorios se han cruzado en los ¨²ltimos 10 a?os de nuestra historia. Por un lado, un nacionalismo populista que ya era proto trumpista cuando Trump a¨²n no hab¨ªa saltado a la palestra. Y de la otra un movimiento inspirado en la victoria de Obama, que se organiza tambi¨¦n como un populismo de izquierdas capaz de confluir con el nacional populismo independentista.
Entre los que se inspiraron en el ¡®Yes we can¡¯, muchos ¡®hicieron un Trump¡¯ creyendo que ¡®hac¨ªan un Obama¡¯
En cierta forma Obama dio la se?al de salida. El cambio era posible. Lo leyeron casi simult¨¢neamente los indignados del 15M, en 2011, y la Converg¨¨ncia de Artur Mas, en el verano de 2012. Podemos y el proc¨¨s se pusieron en marcha como si siguieran la consigna de la campa?a: Fired up! Ready to go! [?Preparados! ?En marcha!\]. Pero fue Trump con su victoria inesperada quien dio los ¨¢nimos al independentismo: todo era posible, incluso lo que parec¨ªa m¨¢s inimaginable, como que Catalu?a se convirtiera en un abrir y cerrar los ojos en un estado independiente.
El equ¨ªvoco m¨¢s importante es que la victoria de Obama se fundamenta en una estrategia centr¨ªpeta, de unidad y de transversalidad, de cara a conseguir unos Estados Unidos post raciales, y en cambio obtiene como efecto centr¨ªfugo la organizaci¨®n del Tea Party, la victoria republicana en la C¨¢mara de Representantes en las elecciones de mitad de mandato de 2010 y luego la llegada de Trump a la presidencia en una reacci¨®n blanca, racista y supremacista.
La estrategia dem¨®crata, a diferencia de la republicana, era transversal y centrista, sin enfrentamiento generacional
La estrategia no era improvisada de cara a la elecci¨®n presidencial. Era la culminaci¨®n de una larga marcha de la comunidad negra hacia la plena normalizaci¨®n pol¨ªtica, expresada en el hecho finalmente m¨¢s destacado de aquella presidencia: por primera vez el patr¨®n de la Casa Blanca no era un ciudadano blanco. De cara a todas las minor¨ªas, este solo hecho era de la m¨¢xima relevancia. Lo fue incluso de cara al mundo entero. El hombre m¨¢s poderoso del planeta era un negro en el pa¨ªs donde los negros hab¨ªan sido primero esclavizados, despu¨¦s segregados, y a¨²n eran ahora discriminados.
?C¨®mo consigui¨® Obama los votos que le dieron la presidencia? La respuesta a esta pregunta es muy importante e incluso de valor universal para los pa¨ªses donde hay minor¨ªas del tipo que sea. La estrategia de Obama ven¨ªa de lejos. En 2004 ya gan¨® su esca?o en el Senado, donde no hab¨ªa en ese momento ning¨²n otro senador de color, gracias a que obtuvo los votos de los blancos de casi todos los distritos de Illinois. Era un negro el que se presentaba pero su programa se dirig¨ªa a todo el mundo. Se trataba de un hombre joven, que disputar¨ªa y ganar¨ªa el liderazgo dem¨®crata a una mujer mayor, Hillary Clinton, pero no en una guerra de generaciones sino al contrario, en la continuidad de la lucha por los derechos civiles y por la igualdad.
Bien valdr¨ªa la pena una reflexi¨®n catalana sobre la doble experiencia de Obama y de Trump. Con frecuencia excesiva se ha hecho una lectura meramente de ingenier¨ªa pol¨ªtica y digital y se han olvidado los contenidos ideol¨®gicos y las pol¨ªticas concretas. Obama moviliz¨® sentimientos, pero su propuesta no era sentimental ni fundamentada en programas vac¨ªos ni en noticias falsas. Lo mismo puede decirse de la viralizaci¨®n de los mensajes y de la capacidad recaudatoria y organizativa, muy bien aprendida por algunas organizaciones como la Asamblea Nacional Catalana, pero con una pobreza de contenidos ideol¨®gicos devastadora.
Ciertamente, Obama supo convertir la movilizaci¨®n social y la protesta pol¨ªtica en energ¨ªa electoral, y lo hizo sobre todo en la organizaci¨®n del voluntariado dentro del partido dem¨®crata, aunque este despliegue de energ¨ªas encontr¨® una respuesta sim¨¦trica pero de signo contrario en las bases del Tea Party, que acabaron transformando el partido republicano en partido trumpista, con una pulsi¨®n autoritaria destructiva para el sistema. Aqu¨ª, en cambio, en lugar de hacer cambiar los grandes partidos, ha habido una doble din¨¢mica izquierdista y secesionista en modo trumpista que ha buscado la destrucci¨®n del bipartidismo y la erosi¨®n del sistema constitucional.
Obama, y ahora Biden, tienen un proyecto de pa¨ªs, mientras que aqu¨ª no ha habido ninguno, ni entre los rupturistas ni entre los que se resistieron a la ruptura. En lugar de superar la Constituci¨®n o de aplicar dogm¨¢ticamente su letra literal, lo que Obama quer¨ªa era resucitar su esp¨ªritu y hacer realidad su promesa de igualdad, de libertad y democracia. No ofrec¨ªa un programa radical, izquierdista y antirracista, sino una propuesta reformista, socialdem¨®crata y unificadora de todos los ciudadanos, dirigida a republicanos y dem¨®cratas.
Obama no ha sido un par¨¦ntesis, tal como demuestra la victoria de Biden y sobre todo la miseria pol¨ªtica, social y econ¨®mica, y sobre todo sanitaria, de la presidencia de Trump. Pero s¨ª ha sido un espejismo, sobre todo para los europeos, y m¨¢s en concreto aqu¨ª entre nosotros. Algunos pensaban que segu¨ªan su experiencia, especialmente en las cuestiones m¨¢s formales de su campa?a, pero han hecho lo contrario. Creyendo que hac¨ªan un Obama han terminado haciendo un Trump.
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