El villancico est¨¢ en la cara B del coronavirus
?Cu¨¢nto hay que esperar para reconocer que el modelo de atenci¨®n residencial debe reformularse con urgencia?
Un villancico es una canci¨®n popular que no siempre alcanza la categor¨ªa de ¨¦xito, igual que la salud p¨²blica
Hay que reconocer el gran papel que est¨¢n jugando los servicios de salud p¨²blica de nuestro pa¨ªs en la lucha contra el coronavirus, en un contexto de incertidumbre cient¨ªfica y de enorme presi¨®n pol¨ªtica y social, lo que hace su labor muy dif¨ªcil.
La mayor¨ªa de los servicios de salud p¨²blica se vieron muy afectados por los recortes presupuestarios de los gobiernos de las comunidades aut¨®nomas y del Estado durante la crisis del a?o 2010. Aquellos a?os, los responsables sanitarios cumplieron los objetivos de d¨¦ficit presupuestario, a un precio enorme que ahora, en parte, estamos pagando con unos ¡°intereses de demora¡± muy costosos.
Espa?a es en estos momentos el primer pa¨ªs de Europa en casos por 100.000 habitantes, seg¨²n datos del propio Ministerio de Sanidad. ?Hubi¨¦semos disminuido la transmisi¨®n del coronavirus con unos servicios de salud p¨²blica mejor financiados? No hay respuesta a esta pregunta, pero siempre flotar¨¢ en el aire.
Hay otros datos que sit¨²an a Espa?a como el primer pa¨ªs del mundo en algunos indicadores de la epidemia de coronavirus. Un dato llamativo es que el 6% de las personas que viv¨ªan en residencias de mayores al inicio de la epidemia han fallecido, seg¨²n los datos oficiales (el 8,1% seg¨²n los datos extraoficiales, que suman el exceso de mortalidad a los casos sospechosos y confirmados). Aqu¨ª, repito, somos tambi¨¦n el primer pa¨ªs del mundo. ?Hasta cu¨¢ndo hay que esperar para reconocer que hay que reformular de forma urgente y decidida el modelo de atenci¨®n residencial y coordinaci¨®n sociosanitaria?
Y mucho me temo que si no ponemos remedio de forma urgente, tambi¨¦n seremos el primer pa¨ªs del mundo en sufrir los efectos secundarios del control de la epidemia en las personas m¨¢s vulnerables, las de mayor edad, dependencia y con m¨¢s enfermedades.
El control de la epidemia aislando a las personas mayores vulnerables en su domicilio o en las residencias tiene unos efectos secundarios terribles. Los m¨¦dicos est¨¢n viendo muy preocupados c¨®mo sus pacientes de mayor edad presentan m¨¢s s¨ªndromes geri¨¢tricos, descompensaci¨®n de patolog¨ªas cr¨®nicas, inmovilidad, incremento de depresi¨®n, ansiedad, insomnio, etc. Y en las personas con demencia y trastornos del comportamiento, m¨¢s desorientaci¨®n, agresividad o inquietud... para desesperaci¨®n de sus cuidadores.
En las personas mayores con gran carga de enfermedad cr¨®nica y dependencia el coronavirus tiene una cara A y una cara B. Al igual que en los discos de vinilo de los a?os ochenta, la cara A tiene la canci¨®n principal del lanzamiento, en este caso la protecci¨®n contra la infecci¨®n. La cara B tiene la canci¨®n que nadie quer¨ªa escuchar, en este caso lo que habr¨ªa que hacer y no estamos haciendo.
Ahora hay que darle la vuelta al vinilo y escuchar la cara B. Y esto quiere decir que hay que potenciar los programas de control m¨¦dico, de fisioterapia, de terapia ocupacional, de actividades recreacionales y sociales en las personas mayores m¨¢s vulnerables de nuestra sociedad, tanto si las aislamos en sus domicilios como si lo hacemos en las residencias de mayores. Esto es salud p¨²blica tambi¨¦n. Salud P¨²blica con may¨²sculas.
Ahora en Navidad, esta cara B tiene un villancico, que siempre es una canci¨®n de alegr¨ªa y de esperanza. No vayamos a por el tercer record. D¨¦mosle la vuelta al disco de vinilo. En la cara B muchas veces hay grandes sorpresas y grandes ¨¦xitos.
No olvidemos la cara B. Escuchemos el villancico.
Jos¨¦ Augusto Garc¨ªa Navarro es director general del Consorcio de Salud y Social de Catalu?a (CSC) y presidente de la Sociedad Espa?ola de Geriatr¨ªa y Gerontolog¨ªa (SEGG).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.