El independentismo teme m¨¢s a Illa que al virus
Con la suspensi¨®n de las elecciones, ERC trataba de comprar tiempo para desgastar al rival que ha puesto en riesgo su opci¨®n a la primac¨ªa electoral
El p¨¢nico de Esquerra Republicana a perder la posici¨®n de cabeza que ocupaba en los sondeos preelectorales se ha unido ahora al terror que sacude desde hace meses a los exconvergentes de Junts ante la expectativa de quedar fuera del Gobierno de la Generalitat en unas elecciones al Parlament. La suma de tanto miedo aboc¨® a la decisi¨®n tomada el viernes 15 de enero de suspender por decreto las elecciones auton¨®micas del 14 de febrero y posponerlas hasta finales de mayo. La pandemia es una excusa poco cre¨ªble: mientras se permita que los ciudadanos tomen el metro y el autob¨²s para ir a trabajar o ir de rebajas es insostenible que se considere m¨¢s arriesgado entrar en un colegio electoral debidamente preparado y controlado. Al universo pol¨ªtico independentista le da m¨¢s miedo Salvador Illa que el coronavirus. Eso es lo que hay.
Mientras se permita tomar el metro es insostenible que se considere m¨¢s arriesgado entrar en un colegio electoral
Para Junts o ERC lo que en estos momentos cuenta de verdad no es tanto gobernar como estar en el gobierno y esta es la raz¨®n por la que les interesa alejar estas elecciones todo lo que puedan. Los m¨²ltiples resortes institucionales y administrativos de la Generalitat que controlan se han convertido en el plasma en el que viven y se alimentan pol¨ªticamente. El disfrute de este precioso h¨¢bitat corre peligro si ERC queda en posici¨®n secundaria en las elecciones. Los sondeos preelectorales indican que esto es posible tras la fuerte apuesta del PSC para recuperar su ya casi olvidada posici¨®n de primera fuerza de las izquierdas catalanas. En cuanto se publicaron, se dispararon las alarmas.
En las pr¨®ximas elecciones, sean cuando sean, est¨¢n en juego la oposici¨®n derecha-izquierda, la oposici¨®n autonom¨ªa-independencia y la oposici¨®n radicalismo-moderaci¨®n. Pero con todo ello est¨¢ tambi¨¦n en juego el control de una Administraci¨®n de nueva planta creada seg¨²n los intereses pol¨ªticos e ideol¨®gicos de la derecha nacionalista. La gran oportunidad hist¨®rica que cay¨® en las manos de Jordi Pujol a partir de 1980. Es un enorme aparato que ha adquirido una gran dimensi¨®n social y econ¨®mica. Es el Gobierno, en primer lugar, pero tambi¨¦n todo lo que hay desde la c¨²pula para abajo. Desde la selecci¨®n del personal a la radiotelevisi¨®n p¨²blica de la Generalitat, por citar aparatos de fuerte incidencia pol¨ªtica.
Aquella oportunidad de 1980 habr¨ªa sido quiz¨¢ menos trascendente de haber durado solo una legislatura o dos, como suele ser frecuente en los sistemas parlamentarios concebidos para la alternancia en el gobierno. El sesgo pol¨ªtico-ideol¨®gico inicial habr¨ªa sido maleable. Pero ese no fue el caso. La oportunidad dur¨® 23 a?os ininterrumpidos. Turbulencias de variado tipo durante la d¨¦cada 2010-2020 han provocado la desaparici¨®n de CiU, la muerte de algunos partidos y la creaci¨®n de otros. Pero el universo pol¨ªtico y sociol¨®gico del pujolismo ha seguido orbitando en torno a este entramado institucional, administrativo y medi¨¢tico.
La alianza de ERC con la derecha nacionalista o independentista de Artur Mas y Carles Puigdemont ha servido para afianzar este modelo. Oriol Junqueras ha hecho desde 2012 lo mismo que Heribert Barrera y Joan Hortal¨¤ hicieron en la d¨¦cada de 1980 apoyando a Pujol. Incluso cuando Josep Llu¨ªs Carod y Joan Puigcerc¨®s alumbraron en 2003 el gobierno de las izquierdas presidido por Pasqual Maragall, lo primero que reclamaron para ERC fue precisamente el control de la radiotelevisi¨®n de la Generalitat.
La direcci¨®n de ERC persigue desde hace a?os convertir a su partido en el sustituto del pujolismo
Todo esto no es algo excepcional. Con las particularidades que sea, viene a ser la versi¨®n local de lo que ha sucedido con el PNV en Euskadi, con el PSOE en Andaluc¨ªa y con el PP en Galicia. Los aparatos administrativos construidos y luego controlados durante d¨¦cadas por un solo partido se convierten en causa y efecto de potentes inercias pol¨ªticas y sociales. Crean intereses.
La direcci¨®n de ERC persigue desde hace a?os convertir a su partido en el sustituto del pujolismo y desde hace meses acaricia la idea de tener por fin ese objetivo al alcance de la mano. Ser el primero en el bloque independentista, ostentar su direcci¨®n, marcar sus prioridades y su estrategia. Controlar el aparato de gobierno. Inesperadamente, cuando cre¨ªa que estaba a punto para lograrlo, la entrada en juego de Illa lo ha puesto en riesgo.
Ante el susto, los independentistas han decidido dar tres meses y medio m¨¢s de agon¨ªa a un gobierno sin mayor¨ªa parlamentaria que en realidad lleva ya un a?o en coma. Han comprado tiempo para intentar el desgaste del inesperado rival. Hay mucho en juego.
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