Rescatar el tibidabo
Puede ser buen momento para repensar este singular lugar urbano y librarle de su actual situaci¨®n. El parque de atracciones debe ser m¨¢s accesible y restaurarse antes de que ya no quede nada de ¨¦l
La exposici¨®n sobre el Pueblo Espa?ol de Montju?c visitable en el Arxiu Fotogr¨¤fic de Barcelona ha conseguido hacer pensar sobre el presente de instalaciones como esta, que hacen patente que la ciudad no acaba de encontrar una manera de usarlos adecuadamente. No me refiero al momento presente, contaminado sin matices por la crisis sanitaria y econ¨®mica, sino en este momento del siglo en el que la ciudad proyecta su futuro. El conjunto arquitect¨®nico del Pueblo Espa?ol hace ya a?os que parece estar castigado y condenado a ser una atracci¨®n en el peor sentido de la expresi¨®n. Algo a lo que me refer¨ª en este mismo diario hace ya 10 a?os. Entonces suger¨ªa que se podr¨ªa buscar un mejor destino y propon¨ªa, por ejemplo, una de artes aplicadas o de dise?o. Resultar¨ªa una demostraci¨®n de realismo contempor¨¢neo poder dar un uso moderno a un edificio que no tiene apariencia de tal, pero que puede ser ¨²til.
Motivado por este conjunto y por los que la ciudad trata de encontrar nuevos usos y sentido, creo que ser¨ªa bueno anticiparse y pensar en el Tibidabo. El Tibidabo deber¨ªa poder rescatarse de su situaci¨®n actual, obligado a ser rentable a toda costa y convertido en parque de atracciones banalizado, oblig¨¢ndole a hacer esfuerzos para tratar de ponerse al d¨ªa imitando los parques de la Warner o de Disney y afligido por la est¨¦tica Halloween¡±, que consiste en dar contenido a todo a trav¨¦s de la mirada de un p¨²blico alucinado por la filmograf¨ªa m¨¢s vulgar. El Tibidabo es v¨ªctima de esa enfermedad, pero a¨²n as¨ª sigue siendo sin¨®nimo de fantas¨ªa y despertando las ganas de tenerla.
Quiz¨¢s hacer algunas observaciones servir¨ªa para imprimirle otro rumbo que evitara convertirlo en otro Pueblo Espa?ol y podr¨ªa reconsiderarse como un lugar de atracciones. En definitiva, ensanchar y desarrollar el significado de parque de atracciones con otras cosas. Una de las caracter¨ªsticas de su atm¨®sfera es la abrumadora presencia de elementos en movimiento, m¨¢quinas que describen al aire trazados circulares, como un conjunto de engranajes de relojer¨ªa que no consiguen sincronizarse.
La Atalaya, la Noria, el Avi¨®n, el Carrusel o incluso el desaparecido tren a¨¦reo. Todo este conjunto en movimiento adquiere una presencia especial al estar donde est¨¢, en la cima de la monta?a que preside Barcelona. La urbanizaci¨®n de este espacio, mediante un conjunto de edificios y m¨¢quinas, y una mezcla de usos que re¨²ne el religioso, con el l¨²dico, la curiosidad y la fantas¨ªa Juliovernesca, todos juntos en una explanada dif¨ªcil de explicar racionalmente, deber¨ªa ser una verdadera inspiraci¨®n y una permanente celebraci¨®n de la curiosidad. Su arquitectura, mezcla modernismo, folclorismo y est¨¦tica industrial, recreando una escenograf¨ªa ¨²nica en la ciudad que nos regala, al llegar, la irrepetible experiencia de encontrarnos debajo de aquello que vemos a lo lejos.
El Tibidabo podr¨ªa restaurarse antes de que ya no quede nada de ¨¦l, dentro de muy poco veremos un nuevo funicular bautizado como cuca de llum, y poner en funcionamiento las m¨¢quinas y aut¨®matas tal como eran, aunque a los ni?os no les guste, y me permito hacer ver que no les gustar¨¢ si no se les ense?a a hacerlo. Argui?ano hace unos meses afirmaba que la obesidad infantil en un pa¨ªs como Espa?a, es culpa de los padres. Tambi¨¦n la alienaci¨®n tem¨¢tica lo es. El Tibidabo debe ser m¨¢s accesible y saber fabricar excusas para subir. Por otro lado, aquellos que pilotan la ciudad deber¨ªan mimarlo y encontrar razones para mejorarlo. Barcelona parece haberse ¡°especializado¡± en el frente mar¨ªtimo y en Ciutat Vella y m¨¢s recientemente en fabricar la Barcelona ¡°de los barrios¡±, pero el Tibidabo su mirador por excelencia es de la ciudad entera. Llevamos 30 a?os castigando sutilmente este lugar, la prueba es que la pol¨ªtica municipal ha acabado por imponer el topon¨ªmico Collserola a esa parte de la ciudad y Tibidabo ha sido relegado a nada. Ahora podr¨ªa ser un momento de repensar este singular lugar urbano.
Este podr¨ªa ser un espacio abierto a otras experiencias, un lugar en el que las piezas de artistas que trabajan con el movimiento tuvieran lugar en medio de sus m¨¢quinas y artefactos. Piezas de Miguel Palma, Cardiff y Bures Miller, Malachi Farrell, ?ngela Ferreira o CaboSanRoque, podr¨ªan tener all¨ª un lugar ¡°natural¡±, mediante comisarios invitados a participar que entiendan el valor de poder trabajar en este contexto y ayudar a convertir el Tibidabo en un espejo de la Mir¨®, all¨¢ en Montju?c, y reequilibrar la concentraci¨®n de centros de arte en Las Ramblas y sus alrededores, desde esta monta?a de la fantas¨ªa.
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