Educaci¨®n en la clase pol¨ªtica catalana
Entre los actuales 135 diputados del Parlament asombra la magra presencia de oficios como carpinteros, alba?iles, transportistas, polic¨ªas o camareras. Tambi¨¦n la falta de profesiones cient¨ªficas o tecnol¨®gicas
En la clase pol¨ªtica de este pa¨ªs, por su educaci¨®n formal, la mayor parte de los 135 diputados del nuevo Parlament se parecen much¨ªsimo entre ellos: abogados, economistas, graduados en Administraci¨®n de Empresas, profesores, periodistas, soci¨®logos, historiadores, fil¨®logos, gentes de bachillerato social. Muchos menos provienen de profesiones cient¨ªficas o tecnol¨®gicas y muy pocos, de los oficios, de la empresa o del comercio.
Asombra la magra presencia de los oficios: no he sabido ver a carpinteros, alba?iles, transportistas, camareras, dependientes, cocineros, tintoreras, polic¨ªas, bomberos, instaladores, reponedores, vendedoras, cajeras, o pintores. La indiferencia pol¨ªtica ante los asaltos a los escaparates urbanos y los saqueos de los comercios del centro tiene mucho de gente que nunca ha trabajado en ellos.
Hay deportistas: N¨²ria Picas i Albets, campeona de la Copa del Mundo Ultra Trail World Tour de 2015. O actores: Francesc Ten i Costa, fil¨®logo, es actor profesional, como lo fue la alcaldesa Ada Colau. Nunca entend¨ª por qu¨¦ tantos estirados criticaban al presidente de los EE UU Ronald Reagan por haber sido actor y sindicalista.
Unos cuantos diputados son m¨¦dicos o graduados en Biolog¨ªa. Creo que solo hay un f¨ªsico ¡ªel diputado y alcalde de Ripoll, Jordi Munell i Garcia¡ª, una matem¨¢tica ¡ªEul¨¤lia Reguant Cura¡ª y una qu¨ªmica ¡ªS¨ªlvia Paneque i Sureda¡ª. Las ciencias duras est¨¢n pobremente representadas en la C¨¢mara catalana. Habr¨¢ media docena de ingenieros de distintas especialidades y otros tantos arquitectos y aparejadores. Y alg¨²n empresario.
<Entre los alcaldes de las diez primeras ciudades catalanas por poblaci¨®n (Barcelona, L¡¯Hospitalet de Llobregat, Terrassa, Badalona, Sabadell, Lleida, Tarragona, Matar¨®, Santa Coloma de Gramenet y Reus), los perfiles son parecidos a los de los diputados; hay profesionales muy destacados, como David Bote Paz, de Matar¨®, doctor en F¨ªsicas, y Carles Pellicer i Punyed, de Reus, comerciante. Los alcaldes y alcaldesas lucen por su educaci¨®n informal, pues suelen ser m¨¢s cercanos a la gente que los diputados o otros cargos pol¨ªticos.
Entre los sindicalistas catalanes, Javier Pacheco, de CCOO, trabaja en automoci¨®n ¡ªen Nissan, desde siempre¡ª y Camil Ros i Duran, de UGT, es administrativo. Ya lo he dicho, la sindical es una tradici¨®n m¨¢s que respetable: Kjell Stefan L?fsen, primer ministro de Suecia, es soldador.
Los perfiles educativos de los pol¨ªticos son parecidos en casi todos los pa¨ªses desarrollados. En Estados Unidos, la quinta parte de los congresistas y senadores han trabajado en educaci¨®n, como yo, y hay casi el doble de abogados que de empresarios y comerciantes. Hay muchos servidores p¨²blicos y, desde luego, docenas de alcaldes de peque?as ciudades, antiguos gobernadores de Estados, agentes y funcionarios.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, es un enarca de libro (?cole Nationale d¡¯Administration, una escuela de ¨¦lite creada por De Gaulle en 1945). Macron, al igual que el primer ministro italiano, Mario Draghi, son exalumnos de los jesuitas. En Alemania, la gran Angela Merkel es doctora en F¨ªsicas y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisi¨®n Europea, es m¨¦dica. Pero Harry Truman, el presidente de Estados Unidos entre 1945 y 1952, que defini¨® la pol¨ªtica mundial de dos generaciones, no era graduado universitario. Ni falta que le hizo. Como tampoco al honesto primer ministro brit¨¢nico John Major (1990-1997).
Hay cr¨ªticos feroces de la meritocracia. Recientemente, el fil¨®sofo de Harvard Michael Sandel, en su libro La tiran¨ªa de la meritocracia, sostiene que el m¨¦rito retroalimenta privilegios de cuna, que es una coartada de los poderosos. Es verdad en buena medida, pero aqu¨ª hay una confusi¨®n: el m¨¦rito no son los t¨ªtulos, para nada, sino el oficio dominado, 20 a?os de buen desempe?o me valen m¨¢s que dos grados universitarios, antes una panadera o un conductor de autob¨²s que un soci¨®logo, o un jurista de entrada: en el horno, compras euro y medio de pan y te dan bien el cambio y de buen humor. Siempre.
Para acercar la educaci¨®n informal de la clase pol¨ªtica a las c¨¢lidas maneras de quienes nos atienden cada d¨ªa, un viejo sue?o es limitar la duraci¨®n de los mandatos pol¨ªticos, pero bastar¨ªa con abrir y desbloquear las listas electorales, que nos dejaran escoger a qui¨¦nes nos van a servir. No albergo muchas esperanzas: aprobar una ley electoral que eliminara la circunscripci¨®n electoral provincial ¡ªel soberanismo catal¨¢n adora las cuatro provincias¡ª y que abriera y desbloqueara las listas electorales es una aspiraci¨®n antigua de muchos reformistas de verdad. Son los cambios de fondo. Pero exigen mucha educaci¨®n. Insistan.
Pablo Salvador Coderch es catedr¨¢tico em¨¦rito de Derecho Civil de la Universitat Pompeu Fabra.
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