?Ideolog¨ªa? ?Para qu¨¦?
Cada vez es m¨¢s f¨¢cil encontrar dirigentes pol¨ªticos ¡ªno militantes de base¡ª con serias dificultades para ubicar las siglas que representan en un mapa conceptual
En la entrevista que el director de Televisi¨® de Catalunya, Vicent Sanchis, le hizo el 14 de marzo a Laura Borr¨¤s no consigui¨® que esta ubicase ideol¨®gicamente a Junts per Catalunya. Cuando ya llevaba siete minutos de reloj reformulando la pregunta, simplific¨® al m¨¢ximo. Y, puesto que la formaci¨®n se presenta como una opci¨®n de izquierdas, el periodista pregunt¨®: ¡°?Se ubican a la izquierda de Esquerra Republicana o a la derecha?¡±. La presidenta del Parlament, inc¨®moda, le emplaz¨® a mirar las encuestas del Centro de Estudios de Opini¨®n (CEO). ¡°La opci¨®n que representamos, le insisto, es in¨¦dita, no hay ninguna otra opci¨®n pol¨ªtica tan transversal. Es una transversalidad que se ubica en el CEO y los [¡] encuestados nos ubican en este espacio de la izquierda. Ahora mismo no s¨¦ c¨®mo nos ubican respecto a ERC, pero podemos consultarlo¡±.
En la misma l¨ªnea, el domingo 18 de abril Ana Pastor pregunt¨® en La Sexta a la candidata de M¨¢s Madrid, M¨®nica Garc¨ªa, en qu¨¦ se diferenciaba su partido de Unidas Podemos. ¡°Somos dos formaciones diferentes, con ADN diferentes. Yo creo que nosotros encarnamos, o hemos hecho durante estos dos a?os en la Comunidad de Madrid una pol¨ªtica de lo que llamamos una pol¨ªtica de lo cotidiano, la pol¨ªtica de lo importante. Somos la primera fuerza en el Ayuntamiento de Madrid. Hemos sido los que hemos hecho oposici¨®n a la se?ora Ayuso durante este a?o, que nosotros creemos que ha sido de desgobierno y de caos, y no solo eso, sino que hemos puesto propuestas encima de la mesa que creemos que son del siglo XXI, verdes, feministas y de justicia social¡±.
Muchos dirigentes carecen de una larga militancia que les haya permitido empaparse de un ideario
?Ideolog¨ªa? Connais pas. Son tan solo dos ejemplos, pero con poco esfuerzo hallar¨ªamos m¨¢s. Cada vez es m¨¢s f¨¢cil encontrar dirigentes pol¨ªticos ¡ªno militantes de base¡ª con serias dificultades para ubicar las siglas que representan en un mapa conceptual. Les resulta m¨¢s f¨¢cil determinar aquello que no son o no quieren parecer que aquello que pretenden ser. Aunque no sea la ¨²nica, una de las principales razones de esta situaci¨®n es que se les elige y han progresado por su activismo en los medios de comunicaci¨®n, y muchos, en las redes gracias a su habilidad dial¨¦ctica y no en base a una valoraci¨®n de sus ideas, experiencia o planteamientos.
Por un lado, carecen de una larga militancia en alguna formaci¨®n pol¨ªtica que les haya permitido empaparse de un ideario. Por otro, carecen de unas lecturas autodidactas que les hayan aportado un m¨ªnimo fondo de armario en este ¨¢mbito. No se trata de mirar el ba¨²l de los recuerdos e idealizar los pol¨ªticos de otras ¨¦pocas, pero un r¨¢pido repaso a muchos de los l¨ªderes, por ejemplo, de la Segunda Rep¨²blica o de la Transici¨®n enseguida hace aflorar perfiles con m¨¢s bagaje. Algunos por el p¨®sito de una lucha pol¨ªtica sostenida, otros con lecturas pol¨ªticas al margen de su dedicaci¨®n profesional.
El XX se ha considerado el gran siglo de las ideolog¨ªas, hasta que en sus dos ¨²ltimas d¨¦cadas muchas languidecieron. ?El XXI ser¨¢ un siglo sin ideolog¨ªas, sin unos prop¨®sitos definidos para articular las sociedades, con propuestas para transformar la realidad con la perspectiva de un modelo ideal? En Catalu?a y Espa?a conviven hoy dos modelos: partidos con una tradici¨®n ideol¨®gica clara y formaciones de nuevo cu?o. Estas ¨²ltimas basan gran parte de su atractivo en el impacto de los mensajes y unos horizontes pol¨ªticos nebulosos. El ¨¦xito de estas segundas arrastra a las primeras a esta pr¨¢ctica.
La falta de br¨²jula explica, en parte, por qu¨¦ cada vez m¨¢s personas creen que la pol¨ªtica se ha vuelto impredecible
Esta falta de br¨²jula explica, en parte, por qu¨¦ cada vez m¨¢s personas consideran que la pol¨ªtica se ha vuelto impredecible. Y tambi¨¦n que la pr¨¢ctica pol¨ªtica tienda a parecerse a la de estados de otras latitudes, en los que, por sus respectivas historias, los reg¨ªmenes parlamentarios han tenido dificultades para asentarse y es habitual deslegitimar al oponente, querer acabar con ¨¦l con todo tipo de pr¨¢cticas y vivir legislaturas cortas y con giros de guion constante.
Sin darnos cuenta, como explica el profesor de la Universitat de Vic Josep Burgaya en La manada digital. Feudalismo hipertecnol¨®gico en una democracia sin ciudadanos, nos estamos instalando en una cultura, tambi¨¦n pol¨ªtica, del simulacro. Falta m¨²sculo intelectual que establezca modelos de pa¨ªs a debatir y a presentar a la ciudadan¨ªa y sobra maquinaria propagand¨ªstica. Repetir, por ejemplo, hasta la saciedad que se defiende la ¡°democracia¡± es in¨²til ante quienes la quieren vapulear si se es incapaz de ubicar la propia propuesta en un mapa de ideas. Antes de querer dedicarse a la pol¨ªtica, uno deber¨ªa leer y formarse.
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