Excusas pand¨¦micas
La suerte ha sido el factor clave para saltarse las restricciones de la covid. Aqu¨ª, un top 20 de argumentos fallidos
Perdone que me dirija directamente a usted, lector. El libro de estilo de este diario no lo ve con buenos ojos. Pero ambos sabemos que es cierto lo que voy a decirle. Ser¨¢ breve, claro y directo al alma: usted se ha saltado las restricciones de la pandemia. Seguro que solo fue un d¨ªa. Sin m¨¢s. Y por un buen motivo. Que aqu¨ª la mayor¨ªa hemos cumplido religiosamente. Pero los datos no mienten: en un a?o de covid se han impuesto casi un mill¨®n y medio de multas en Espa?a. Y son todos los que est¨¢n, pero no est¨¢n todos los que son. Eso lo sabemos ambos.
La suerte ha jugado un papel clave en la salvaci¨®n (¡°?No me he encontrado ni un control!¡±). Menos ¨¦xito auguro a las mentiras elaboradas, esas ideas que en la sobremesa parecen infalibles pero que palidecen en cuanto nos dicen: ¡°D¨¦jeme ver su documentaci¨®n¡±. Aqu¨ª va un peque?o top 20 de excusas, recopiladas en una encuesta informal a polic¨ªas a trav¨¦s de Twitter. Seguro que hay muchas m¨¢s. Si necesita contar la suya, le escucho. Y si jam¨¢s de los jamases se ha saltado una restricci¨®n, le pido perd¨®n y le felicito, sin iron¨ªa: es usted nuestra salvaci¨®n.
Animaladas. El confinamiento m¨¢s duro, entre marzo y junio, cuando casi solo se ve¨ªan perros que tiraban de sus due?os por la calle. Al dar el alto a un coche, con un animal, su propietario aleg¨®: ¡°He sacado a pasear al perro dentro del coche¡±. Otros echaron mano de lo ¨²nico que ten¨ªan en casa: el periquito en la jaula. ¡°Es mi mascota, y est¨¢ permitido sacarla¡±. Otra pareja, al cruzarse con una patrulla: ¡°?De d¨®nde vienen? Del hospital. Certificado del hospital. Bueno, en realidad venimos del veterinario. Vale. Justificante y qu¨¦ animal hab¨¦is llevado. Una tortuga. ?Una tortuga? ?Y ten¨ªais que ir los dos? Si, bueno, los dos¡ ?Justificante de la visita? No nos han dado. ?Y la tortuga? Ingresada¡±.
Trabajo en finde. Certificado de empresa de Fulanito Garc¨ªa S. A., que lleva el tal Fulanito Garc¨ªa S. A., que va con toda la familia en el coche para un trabajo en el Pirineo durante el fin de semana. E igual que la monta?a, tira la costa: justificante de empresa para un desplazamiento de Barcelona a Platja d¡¯Aro. ?Raz¨®n del viaje? Dar un curso de riesgos laborales en una empresa en fin de semana¡ El sufrimiento en esos viajes de fin de semana tambi¨¦n ha sido constante: sufro porque ¡°me he dejado una bombilla encendida, me han roto una ventana, tengo un revent¨®n...¡± en mi segunda residencia y vengo a arreglarlo.
Mi abuelo se droga. De madrugada, los Mossos paran a una persona que asegura que va a ver a su abuelo, vulnerable, una de las excepciones permitidas. Le encuentran speed y setas alucin¨®genas en los bolsillos. Doble multa. No muy distinto del joven que va a ver a su abuelo a 100 kil¨®metros de distancia, cargado con cinco bolsas de marihuana¡
Un poco de sexo, por favor. El Tinder, esa aplicaci¨®n para ligar que ha popularizado el ¡¯it¡¯s a match¡¯ (si no entiende la expresi¨®n, la vida ya se lo ense?ar¨¢), ha sido uno de los motivos m¨¢s populares para saltarse la norma. Como el que aleg¨® que hac¨ªa dos meses que no manten¨ªa relaciones sexuales y que por fin hab¨ªa encontrado a alguien¡ No pudo ser... O el que tuvo un ataque de sinceridad al saltarse el l¨ªmite perimetral: ¡°?De d¨®nde viene? De casa de mi novia. ?A d¨®nde va? A casa de mi mujer¡±. Tambi¨¦n fue sincero el hombre de 70 a?os que cont¨® a los Mossos que iba a ver a su novia y ya se hab¨ªa tomado ¡°la pastillita¡±. Suplic¨® que le dejasen pasar con urgencia¡ La complicidad sexual tambi¨¦n fue un alegato recurrente: ¡°Se?or agente, enr¨®llese, tengo a la novia sola en casa¡±. O el grupo de cinco hombres, de madrugada, en la ronda litoral de Barcelona, que iban a un local de prostituci¨®n: ¡°T¨² eres hombre detr¨¢s de este uniforme, tienes que entenderlo¡±. Pues no hubo comprensi¨®n. Menos honesto fue el que dijo que llevaba de Barcelona a Arenys la compra a su novia, que estaba impedida. En la bolsa de la compra, en el maletero, solo hab¨ªa vino, sushi y condones.
Top freak. Algunos, al verse sorprendidos por la polic¨ªa han tirado de imaginaci¨®n. Como el que dijo que buscaba wi-fi. O el que asegur¨® que el coche llevaba muchos d¨ªas parado y lo sac¨® a dar una vuelta porque la bater¨ªa estaba mal. Una vuelta de 180 kil¨®metros, de Llan?¨¤ a Barcelona. Una excusa tan absurda como el intento del hombre que cuando vio a unos polic¨ªas se puso a correr. ¡°Estoy haciendo footing¡±. Iba con tejanos, chaleco de vestir y mocasines. El top 1 lo disputa el joven que se present¨® a la polic¨ªa local de Chipiona como productor musical que buscaba emplazamientos para el nuevo v¨ªdeo clip de Maluma¡ Compite con el que fue parado en Sitges por los Mossos, por en¨¦sima vez. Cuando le preguntaron qu¨¦ hac¨ªa all¨ª, estall¨®: ¡°Iba a robar, pero as¨ª no se puede, no me dej¨¢is en paz y no hay manera de ganarse la vida¡±. Vaya por Dios.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.