Un arte de la memoria
Las obras conceptuales de los sesenta y setenta son a veces tan raras que te obligan a darles sentido y po¨¦tica, incluso a darles habla. Hay ecos de la historia y la sensibilidad en la colecci¨®n Tous en el Macba
Quien lo dir¨ªa: las obras conceptuales de los sesenta y setenta, hasta hoy, pero sobre todo las de entonces, son arte de la memoria. Son a veces tan raras que te obligan a darles sentido y po¨¦tica, incluso a darles habla. Es lo que le ha pasado a esta cronista al volver a verlas, en la exposici¨®n En tiempo real en el Macba, donde luce la colecci¨®n Tous. Tiempo real, tiempo de siempre. No es en realidad tan extra?o: estos artistas no separan a menudo entre obra y documento. O sea que ah¨ª me tienen, con los ojos bien abiertos ante la cortina transparente de Eug¨¨nia Balcells en su Supermercart de 1976 que instal¨® en la sala Vin?on, una esplendorosa colecci¨®n de miniaturas, fotos, arena, condones y otras muchas m¨¢s cosas que te dejan parada.
Claro que tambi¨¦n era joven entonces yo, me dir¨¢n, y de ah¨ª que encuentre aqu¨ª parte de mi memoria. Hablamos de Joan Rabascall, Antoni Muntadas, ?ngels Rib¨¦, Francesc Abad, Jordi Benito, Francesc Torres, Pere Noguera, Carlos Pazos¡ S¨ª, sin duda es eso, comparto memoria, trato y algunos referentes que me permiten leer estas obras que abrazan la rareza y que no son ni pintura ni escultura. Pero no es solo eso, dir¨ªa, no es solo el lazo de memoria que une artistas y espectadores de las mismas generaciones lo que me hace decir que el conceptual tambi¨¦n es un arte de la memoria. Es algo m¨¢s profundo, me parece a mi. Es que, entonces y ahora, estas obras raras encierran un reflejo poderoso de aquellos a?os hist¨®ricos. Los cambios en los sesenta y setenta no fueron solo en las artes, y por eso mismo este arte del documento y de la acci¨®n evoca bien aquellos a?os b¨¢rbaros y arriesgados.
Los cambios estratosf¨¦ricos en las costumbres dom¨¦sticas, la sociedad del consumo, todo eso est¨¢ ah¨ªLos cambios estratosf¨¦ricos en las costumbres dom¨¦sticas, la sociedad del consumo, todo eso est¨¢ ah¨ª
Arte de la acci¨®n, y no solo del documento, porque una manera de crear entonces fueron algunas performances salvajes, como las de Jordi Benito, que en la Mir¨® hab¨ªa llevado un toro en 1979 ante el cual una pareja practic¨® el coito y luego el toro fue sacrificado. Diez a?os despu¨¦s, en la sala Metr¨°nom, de Rafael Tous, Benito traz¨® la gran instalaci¨®n Les portes de Linares, con toro disecado incluido. Arte de la memoria encerrada que en los sesenta surge de los reto?os airados o asqueados del franquismo y que en los ochenta se remite a esa misma memoria. Con distintos tonos.
Ah¨ª est¨¢ por ejemplo Rabascall, liviano y sarc¨¢stico. Un collage de trozos de diarios y revistas ensamblados en cuadrados le permite ofrecer en el a?o 1968 un panorama ir¨®nico de la cultura de masas de aquellos a?os. Parece un cruce de motivos pop (los conceptuales y los pop son a menudo primos hermanos). La sociedad de consumo, los cambios estratosf¨¦ricos en las costumbres dom¨¦sticas, todo eso est¨¢ ah¨ª. Y luego tienes, en otra sala, su instalaci¨®n Elecciones Show, del a?o 1977. En el suelo, portadas de revistas y peri¨®dicos del momento, y en la pantalla, tripartita, se suceden las im¨¢genes de chicas en cueros (?el destape!), esl¨®ganes electorales y fotos de los pol¨ªticos que se van sucediendo desde los ¨²ltimos a?os del franquismo hasta aquel a?o electoral.
Cada cual puede encontrar su hilo rojo de memoria en estas salas. Los espectadores j¨®venes parecen encontrarloCada cual puede encontrar su hilo rojo de memoria en estas salas. Los espectadores j¨®venes parecen encontrarlo
Suenan canciones del momento, y es casi imposible no sonre¨ªr. La memoria escoge lo que olvida, dijo el poeta, y algunas de estas im¨¢genes te causan estupefacci¨®n de tan escondidas que las ten¨ªas¡ Mientras la vemos con regocijo, una mujer se pone a bailar.
Todos los artistas y todas las obras aqu¨ª reunidas tienen su hilo y su puntada, es una de las mejores cosas de esta selecci¨®n. No se pierdan tampoco la obra en la capilla de al lado y, en el Born, las obras en la sala Metr¨°nom, abierta para la ocasi¨®n. Cuando empezamos el recorrido, a mi me sobrevol¨® primero una cierta desaz¨®n, tal vez por encontrarme con estos viejos amigos y temer que acusar¨ªamos el tiempo quiz¨¢ en demas¨ªa. Poco a poco la sonrisa tom¨® mi cara y una alegr¨ªa tranquila me gui¨® por las salas, incluso una cierta fascinaci¨®n.
?Efectos del juego de espejos de la memoria? Puede, pero no era solo eso. Lo advert¨ª ante la traviesa obra de Eug¨¨nia Balcells y su supermercado de ni?er¨ªas envuelto en pl¨¢stico que de vez en cuando deja ver indicios no tan pueriles, o ante las agudas flechas de los dibujos-collage de Muntadas a partir de la televisi¨®n. No son los ¨²nicos, en absoluto.
Cada cual puede encontrar su hilo rojo de memoria en estas salas. Los espectadores j¨®venes, por lo que advert¨ª el otro d¨ªa, tambi¨¦n parecen encontrarlo. Por estas razones de hoy cabe asimismo agradecer al empresario textil Rafael Tous su decidido apoyo a los artistas y al arte de su tiempo y a su memoria, que tambi¨¦n es la nuestra.
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