La autoridad perdida del patriarca nacionalista
Jordi Pujol, que regresa al autonomismo en sus ¨²ltimas memorias, desfila en su ostracismo como un penitente arrepentido ante la opini¨®n que le hab¨ªa admirado

Jordi Pujol acaba de publicar un nuevo volumen memorial¨ªstico, el cuarto desde que dej¨® la presidencia de la Generalitat en 2003, y el primero desde que se halla seg¨²n sus propias palabras en una especie de ostracismo f¨ªsico, social, pol¨ªtico e incluso moral, iniciado aquel 27 de julio de 2014 en que emiti¨® un comunicado en el que confesaba la ocultaci¨®n delictiva de una cuenta bancarias en el extranjero.
De momento, ha sido bastante limitada la atenci¨®n que ha recibido esta entrega, en la que limita su reflexi¨®n biogr¨¢fica a los ¨²ltimos siete a?os, coincidiendo con el momento ¨¢lgido del proc¨¦s , la desaparici¨®n de su partido, Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya, y la apertura de las causas judiciales que le encartan a ¨¦l y a toda su familia. Y tiene una explicaci¨®n: pese a la persistencia de una extensa sociolog¨ªa de simpat¨ªas pujolistas, expectante ante lo que pudiera pensar su l¨ªder ca¨ªdo sobre la torturada evoluci¨®n de la historia catalana reciente, la palabra de Jordi Pujol qued¨® devaluada despu¨¦s de aquella confesi¨®n y sin autoridad para seguir sermoneando a la sociedad catalana como hab¨ªa sido habitual hasta entonces.
¡±?Por qu¨¦ en este pa¨ªs nadie dice la verdad?¡±, escrib¨ªa Josep Pla en una carta a Jaume Vicens Vives, una pregunta que Jordi Amat ha utilizado muy pertinentemente como cita para encabezar El hijo del ch¨®fer (Tusquets), su indagaci¨®n sobre la turbia historia del periodista feminicida Alfons Quint¨¤, elegido precisamente por Pujol para fundar y dirigir TV-3. Toda memoria es selectiva en uno u otro grado, pero la de Pujol lo es en el grado m¨¢s sofisticado posible. Lo fue ya en los tres vol¨²menes dictados al periodista ya fallecido, Manuel Cuy¨¤s, pero lo es todav¨ªa de forma m¨¢s expl¨ªcita en este nuevo volumen, en el que a diferencia de los anteriores, el formato dialogado permite comprobar la complacencia y la complicidad de su interlocutor, Vicen? Villatoro, entrevistador que evita sistem¨¢ticamente los escollos m¨¢s inc¨®modos y profundiza, con insistencia militante, en la confirmaci¨®n de los t¨®picos y la narrativa m¨¢s oficialista del nacionalismo independentista.
El desprestigio de la palabra de Pujol tiene su origen concreto en la conexi¨®n de la confesi¨®n con las palabras pronunciadas desde el balc¨®n del Palau de la Generalitat el 30 de mayo de 1984, tras la querella de la Fiscal¨ªa por el caso Banca Catalana: ¡°El Gobierno central ha hecho una jugada indigna. En adelante, de ¨¦tica y moral hablaremos nosotros. No ellos¡±. Del mismo modo, la impunidad de que ha gozado desde aquella lejana fecha, dif¨ªcilmente se puede desconectar de la sospechosa exculpaci¨®n conseguida por parte de la Audiencia Territorial de Barcelona en 1986, en una decisi¨®n judicial de alto contenido pol¨ªtico, hasta el punto de que el bi¨®grafo de Pujol y actual director del digital independentista El Nacional, Jos¨¦ Antich, escribi¨® en su libro El virrey que ¡°la corona no tuvo otro remedio que intervenir en este asunto¡±, porque ¡°si no se recompone la situaci¨®n, Catalu?a puede deslizarse inevitablemente hacia la independencia¡±.
Estos episodios del primer pujolismo en el poder no existen en la nueva incursi¨®n memorial¨ªstica de Pujol, e incluso se hace abstracci¨®n de ellos como si ya hubieran quedado fijados ben¨¦volamente en la historia oficial ¡ªsin atender a las aportaciones m¨¢s recientes, como la del propio Jordi Amat¡ª, aunque sean fundamentales para entender la devaluaci¨®n de su palabra y el limitado grado de credibilidad que tienen sus explicaciones sobre la confesi¨®n e incluso sobre su aparente arrepentimiento.
Entre el dolor i l¡¯esperan?a (Proa/Enciclop¨¨dia) , que tal es el enf¨¢tico t¨ªtulo del libro, al igual que los tres textos memorial¨ªsticos anteriores, se define m¨¢s por lo que calla que por lo que dice. Otro destacado observador del mundo pujolista como es el columnista de La Vanguardia Francesc-Marc ?lvaro, ha se?alado el tab¨² de los hijos, todos ellos procesados, como ¡°la ausencia elocuente¡± de estas memorias. El patriarca ca¨ªdo se exhibe bajo la ceniza de la penitencia como si quisiera convertirse en el chivo expiatorio de los pecados de su entera familia, hasta el punto de pretender resolver con sus muestras de dolor y de arrepentimiento sus responsabilidades pol¨ªticas en el aprovechamiento familiar durante 23 a?os de su condici¨®n como presidente de la regi¨®n m¨¢s rica de Espa?a y en la financiaci¨®n ilegal de su partido.
Tal como ha explicado Manel P¨¦rez en La Vanguardia ( La confesi¨®n de Pujol, 6 de junio de 2021), la pretensi¨®n de Pujol con la invenci¨®n de la deixa del abuelo Florenci para sus nietos era establecer una l¨ªnea de defensa penal mediante ¡°un alambicado culebr¨®n¡±, que ni siquiera significaba la comisi¨®n de un delito, y le permitiera ¡°mantener viva la esperanza de una futura reconciliaci¨®n con la sociedad, la parte de Catalu?a de la que Pujol fue siempre referencia¡±. Este nuevo volumen de memorias significa que ¡°el expresidente ya ve llegado el momento de darse por perdonado y recuperar la autoridad en sociedad. De decirle, otra vez, qu¨¦ puede y debe pensar¡±.
Como sucedi¨® con la confesi¨®n de 2014, esta penitencia de 2021 nada aporta a la credibilidad de su autor. Todo lo que Pujol pueda decirnos sobre su vida, su confesi¨®n, su actual reconocimiento de que incluso la propia confesi¨®n pudo ser un error y tambi¨¦n su exhibici¨®n penitencial, suenan a hueco trat¨¢ndose de alguien que ha demostrado en su larga trayectoria una enorme maestr¨ªa en el arte de confundir y emborronar. Es un pena, porque en estas memorias exhibe tambi¨¦n un interesante retorno al realismo pol¨ªtico, al reformismo constitucional e incluso a la reivindicaci¨®n de la Transici¨®n y de sus h¨¦roes, especialmente de Josep Tarradellas, que merecen ser acogidos con la misma incredulidad que aquella s¨²bita erupci¨®n independentista que le acometi¨® en los inicios de la crisis catalana, poco antes de que estallara el esc¨¢ndalo con la confesi¨®n.
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