Muere el editor Xavier Folch, clave en la lucha antifranquista desde el catalanismo cultural
Fundador del sello de ensayo Cr¨ªtica y de la editorial Emp¨²ries, fue diputado por el PSUC en la primera legislatura del Parlament
La lucha antifranquista desde el catalanismo cultural tuvo un nombre se?ero desde los a?os 60, el del editor Xavier Folch, hombre vinculado al PSUC y pieza capital en el sector del libro, donde cre¨® la Editorial Emp¨²ries, uno de los sellos en lengua catalana m¨¢s prestigiosos de los a?os 90, y cofund¨® Cr¨ªtica. Hombre tan elegante y discreto como de pocas palabras, su voz a veces dif¨ªcil de o¨ªr, ant¨ªtesis f¨ªsica de su ingente labor, se ha apagado hoy a los 83 a?os.
El compromiso pol¨ªtico, indesligable del cultural, le...
La lucha antifranquista desde el catalanismo cultural tuvo un nombre se?ero desde los a?os 60, el del editor Xavier Folch, hombre vinculado al PSUC y pieza capital en el sector del libro, donde cre¨® la Editorial Emp¨²ries, uno de los sellos en lengua catalana m¨¢s prestigiosos de los a?os 90, y cofund¨® Cr¨ªtica. Hombre tan elegante y discreto como de pocas palabras, su voz a veces dif¨ªcil de o¨ªr, ant¨ªtesis f¨ªsica de su ingente labor, se ha apagado hoy a los 83 a?os.
El compromiso pol¨ªtico, indesligable del cultural, le surgi¨® pronto. Nacido en Burgos en 1938 y formado en el riguroso Liceo Franc¨¦s, ya en la Universidad de Barcelona, donde fue a estudiar Econ¨®micas, lig¨® militancia y cultura. Con el nombre de guerra de Rossell¨®, se afili¨® al PSUC, siempre que pudo con cargos vinculados al ¨¢mbito cultural (lleg¨® a dirigir su revista Nous Horitzons, junto al historiador Josep Fontana y Francesc Vallverd¨²) y al universitario. Se qued¨® como profesor entre 1964 y 1967, cuando fue expulsado por su participaci¨®n en La Caputxinada.
Esa intervenci¨®n en la constituci¨®n del Sindicato Democr¨¢tico de Estudiantes en el monasterio de los Capuchinos de Sarri¨¤ le comport¨® una nada despreciable multa de 55.000 pesetas, pero tambi¨¦n le abri¨® las puertas a la que ser¨ªa su mayor vocaci¨®n: el mundo del libro. Lo har¨ªa en 1968, cuando entr¨® en Ariel de la mano del pensador marxista Manuel Sacrist¨¢n, junto a Fontana y el tambi¨¦n historiador Josep Termes, todos ellos pr¨®ximos al comunismo y que fueron ti?endo de rojo ideol¨®gico uno de los grandes sellos del tardofranquismo. Ah¨ª pilotar¨ªa colecciones se?eras como Ariel quincenal y Cinc d¡¯oros.
Incansable en la lucha antifranquista, participar¨ªa activamente en la organizaci¨®n del encierro de intelectuales en Montserrat de 1970 contra el Proceso de Burgos y, por supuesto, en la constituci¨®n de la Assemblea de Catalunya de 1971, siendo uno de los famosos 113 de la comisi¨®n permanente de esa asamblea detenidos por la polic¨ªa. Fueron tres meses de c¨¢rcel y, desde entonces, el honor de pertenecer al medio millar de catalanes m¨¢s vigilados por la polic¨ªa en los estertores del franquismo.
La llegada a la democracia le permiti¨® profundizar en su labor de editor, siendo uno de los cofundadores del sello de ensayo Cr¨ªtica. Pero no era tiempo a¨²n de dejar la pol¨ªtica militante: eso no ocurrir¨ªa hasta 1984, cuando abandon¨® el PSUC despu¨¦s de haber sido elegido diputado del Parlament en 1980, la primera legislatura. C¨®mo no, en ese periodo ser¨ªa el presidente de la Comisi¨®n de Cultura y uno de los ponentes de la Ley de Normalizaci¨®n Ling¨¹¨ªstica.
Pudo dejar entonces la vida institucional porque por fin encarrilaba definitivamente su vocaci¨®n: aquel 1984 aparec¨ªan los primeros libros de su editorial Emp¨²ries, fundada el a?o anterior junto al editor Enric Folch, el empresario y amigo Miquel Horta y su no menos compa?ero pol¨ªtico y personal el cineasta Pere Portabella, a los que poco despu¨¦s se unir¨ªa Antoni T¨¤pies: una no menor plasmaci¨®n de la importancia que tuvo la amistad en su vida.
Ediciones tan sobrias como elegantes, inspiradas por los mejores modelos franceses e italianos (Gallimard, Einaudi) y con el tino de su exquisito o¨ªdo literario le permitieron edificar un sello que r¨¢pidamente se coloc¨® como referencia de la edici¨®n en catal¨¢n en los a?os 80 y 90 del siglo pasado, tanto en lo literario como en el ¨¢mbito del ensayo (con especial atenci¨®n a la lengua) y, en particular, en el de la poes¨ªa. As¨ª cobij¨® la obra tard¨ªa, consolid¨® o descubri¨® autores de todo el arco geogr¨¢fico de las letras en catal¨¢n como Joan Vinyoli, Miquel Bau?¨¤, Narc¨ªs Comadira, Vicent Andr¨¦s Estell¨¦s, Miquel Mart¨ª i Pol, Enric Casasses, Josep Maria Fonalleras, Biel Mesquida y Joan Brossa, de cuyo patronato de la fundaci¨®n era miembro.
La presentaci¨®n de Emp¨²ries se realiz¨® en el Palau de la Generalitat, en un acto que reuni¨® a los distantes y rivales Jordi Pujol y al alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, en una demostraci¨®n del peso pol¨ªtico y humano de Folch. De Maragall fue amigo tan pr¨®ximo que le dio apoyo p¨²blico en su candidatura a la presidencia del gobierno catal¨¢n. La ¨²ltima reuni¨®n que hizo posible el pacto tripartito entre PSC, Iniciativa y ERC se hizo en casa de Folch. Para entonces, hac¨ªa ya unos a?os, desde 1996, que se hab¨ªa desligado de su editorial cuando entr¨® a formar parte de Edicions 62. Posteriormente, en 2004, Maragall le puso al frente del Institut Ramon Llull en el momento en que deb¨ªa prepararse la vital cita de la lengua y la cultura catalanas como invitada de Honor de la Feria del Libro de Fr¨¢ncfort de 2007. No lleg¨®: en 2006, su insobornable voluntad de independencia y la necesidad de pilotar una instituci¨®n m¨¢s activa y din¨¢mica llev¨® al ya en ese momento Creu de Sant Jordi (2003) a presentar su dimisi¨®n tras algunas diferencias con la entonces consejera de Cultura, Caterina Mieras.
Desde entonces, y hasta 2013, Folch, cuyo velatorio ser¨¢ este viernes en el tanatorio de Les Corts y ser¨¢ enterrado el s¨¢bado, form¨® parte del consejo editorial de Grup 62, donde sigui¨® aportando esa fuerza tranquila, reservada, particular mezcla de modestia, timidez, inteligencia y amabilidad no exenta de un fuerte car¨¢cter forjado en los a?os de lucha pol¨ªtico-cultural, que bien conoc¨ªan quien fue su esposa, la sin¨®loga Dolors Folch, y su hijo, Ernest Folch, que, junto a la pasi¨®n por el Bar?a, tambi¨¦n ha heredado la de combativo e inquieto editor.