Tiempo al tiempo
Pedro S¨¢nchez y Pere Aragon¨¨s necesitan como aliado un per¨ªodo de dos a?os. Dos calendarios de margen para consolidar sus prop¨®sitos de acercamiento a sabiendas del riesgo de ser llamados traidores
El tiempo no pasa en vano. Pedro S¨¢nchez y Pere Aragon¨¨s lo saben. Como cualquier ciudadano. Es frase popular. Por esto lo necesitan como aliado por un per¨ªodo de dos a?os. Dos calendarios de margen para consolidar sus prop¨®sitos de acercamiento a sabiendas del riesgo de ser llamados traidores y de que sus puntos de partida son antag¨®nicos. Lo demuestran los hechos y lo recuerdan sus palabras de estos d¨ªas, iniciado el per¨ªodo de distensi¨®n. Una escenificaci¨®n para mostrar fidelidad p¨²blica a unos principios supuestamente inquebrantables que deber¨ªan dar confianza a sus seguidores y apaciguar en lo posible los ¨¢nimos contrarios.
Tantas incoherencias como se quiera, s¨ª, pero ni m¨¢s ni menos que las provocadas por la vida mismaTantas incoherencias como se quiera, s¨ª, pero ni m¨¢s ni menos que las provocadas por la vida misma
Ambos saben que, llegado el caso de atisbar un acuerdo, deber¨¢n modificar sus postulados iniciales y dejar a un lado su rigor acorazado porque habr¨ªan avanzado a favor del mal menor y el bien com¨²n. Puede incluso que lo deseen porque su voluntad habr¨ªa dado resultados y conseguir¨ªan la fuerza del pacto optando a una pizca de la gloria reservada a los osados. De suceder este desider¨¢tum, en el fondo cumplir¨ªan con la norma atribuida a John Maynar Keynes. El prestigioso e influyente economista que, 75 a?os despu¨¦s de su muerte, est¨¢ marcando el camino de la recuperaci¨®n tanto en los EE UU como en la UE para hacer frente a la crisis por la pandemia. Y como se dec¨ªa en el suplemento dominical de este diario, siendo liberal inspir¨® las ideas socialdem¨®cratas y se convirti¨® en un feliz exponente de las contradicciones.
Siglo XX. A?os de entreguerras y gran depresi¨®n. Sus contrarios le acusaban de alejarse de sus propios postulados sobre la pol¨ªtica econ¨®mica que el Reino Unido deb¨ªa seguir. La discusi¨®n era dura porque los argumentos eran contundentes. Y para sorpresa de muchos, Keynes revis¨® sus propios postulados. Como le gusta explicar al profesor Ant¨®n Costas, se inclin¨® por defender que el an¨¢lisis econ¨®mico y la acci¨®n de los gobiernos deb¨ªan estar dirigidos por la raz¨®n y no por la ideolog¨ªa de partido. Ni mucho menos por los intereses de grupo. En esta tesitura, un conservador le afe¨® su deriva. A lo que ¨¦l contest¨®: ¡°Cuando cambian los hechos, yo cambio de opini¨®n. ?Usted qu¨¦ hace?¡±.
Algo parecido podr¨ªa responder Pedro S¨¢nchez acerca de los indultos cuando se le recuerda lo que defend¨ªa poco despu¨¦s de hacerse con el liderazgo socialista. M¨¢s all¨¢ de las respuestas en entrevistas y de la constancia en los archivos en los que hay que bucear para encontrar a pesar de las facilidades digitales, siempre hay alguien que trabaja para la comunidad recuperando un oportuno tweet comprometedor porque las redes siempre est¨¢n prestas a encontrar el cuerpo del delito. Pero como tambi¨¦n hay que asumir que ante lo hecho, pecho, el actual presidente podr¨ªa utilizar la cita de Keynes en sus enfrentamientos parlamentarios con Pablo Casado para neutralizar lo escrito en verano de 2014: ¡°El Gobierno [del PP] ha utilizado el indulto m¨¢s de lo debido y los indultos pol¨ªticos deben acabar en nuestro pa¨ªs¡±.
¡°Cuando cambian los hechos, yo cambio de opini¨®n. ?Usted qu¨¦ hace?¡±, le espet¨® Keynes a un pol¨ªtico conservador¡°Cuando cambian los hechos, yo cambio de opini¨®n. ?Usted qu¨¦ hace?¡±, le espet¨® Keynes a un pol¨ªtico conservador
Han pasado siete a?os y las cosas han cambiado. Tanto, que el entonces incipiente proc¨¦s ha virado de la prisa a la lentitud y sus l¨ªderes del poder a la condena y de la c¨¢rcel al indulto. El jefe de la oposici¨®n espa?ola ignoraba en aquel momento que abandonar¨ªa el cargo, se har¨ªa a la carretera para recuperarlo y alcanzar¨ªa la presidencia del Ejecutivo a trav¨¦s del ¨¦xito de una moci¨®n de censura nacida fallida. Revalidar a su Gobierno en las urnas para pasar a compartir cama con quien la idea de hacerlo le produc¨ªa insomnio. Tantas incoherencias como se quiera, s¨ª, pero ni m¨¢s ni menos que las provocadas por la vida misma. La que descubren los pol¨ªticos cuando ya en el poder se percatan de que nada es tan simple y todo m¨¢s complejo. De Su¨¢rez a Rajoy ninguno lo desmentir¨ªa. De Tarradellas a Torra, tampoco. Por esto sigue pendiente el problema catal¨¢n.
Hay dos maneras de usar el tiempo: certera o err¨®neamente. Igualmente jug¨¢ndolo activa o pasivamente. V¨ªas que los actuales jefes de Gobierno espa?ol y catal¨¢n deben tener en cuenta ante la que se les avecina. Han puesto el motor en marcha y como no saben de cu¨¢nto combustible disponen ignoran hasta donde podr¨¢n llegar. Pero tienen el veh¨ªculo para poner a prueba el motor y su capacidad, sus destrezas y reflejos como conductores y la esperanza e incluso confianza de muchos pasajeros. Dice Artur Mas que de lo primero m¨¢s que de lo segundo. Ya es algo. Y esto conforma el gran activo actual. Que tras lo sufrido, una posibilidad pol¨ªtica acompa?ada de un descanso social semeja el mejor remedio puntual para una enfermedad cr¨®nica.
Entre los incondicionales a la cr¨ªtica permanente y los insatisfechos habituales sobrevive la mayor¨ªa ciudadana. La que observando a los dos protagonistas se agarra al tiempo.
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