Cultura unitaria y luchas compartidas
M¨¢s all¨¢ del independentismo, el relato de ?mnium se ha hecho hegem¨®nico en buena parte de la sociedad. Pero es dif¨ªcil que el esp¨ªritu de ¡®un sol poble¡¯ sume adeptos con la ultraderecha ganando espacio
La apelaci¨®n de Jordi Cuixart a las ¡°lluites compartides¡± y al esp¨ªritu de ¡°un sol poble¡± para defender a Ada Colau de los silbidos en las fiestas de Gr¨¤cia ha reabierto un debate que lleva tiempo marcando la pol¨ªtica catalana. Bien ideado y mejor comunicado, el relato de ?mnium se ha hecho hegem¨®nico en buena parte de la sociedad, incluso m¨¢s all¨¢ del independentismo. Atractivo y d¨²ctil, es complementario y a su vez contrapuesto al discurso menos transversal de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). En consecuencia, y aunque lanzado en 2016 por Cuixart ¡ªen la estela de su predecesora Muriel Casals¡ª como estrategia de mercadotecnia para ampliar la base soberanista y contribuir al cl¨ªmax independentista, cuatro a?os despu¨¦s de la derrota de 2017 el relato de ?mnium aguanta bien.
En teor¨ªa, tiende puentes y genera m¨¢s consenso que la ANC, apoy¨¢ndose en el liderazgo de Cuixart y present¨¢ndose como ¨²til en un momento en el que la unidad es muy preciada, tanto entre el dividido y desorientado mundo independentista como en el m¨¢s amplio pero no menos desconcertado catalanismo. A riesgo de aguar la ¨¦pica del 60 aniversario de ?mnium, son necesarios matices hist¨®ricos para no comulgar con ruedas de molino ni permitir apropiaciones indebidas o esp¨²reas.
En la primavera de 1975, con Franco a¨²n vivo, el fundador y mecenas de ?mnium Joan B. Cendr¨®s dio la espalda a la campa?a Volem els Ajuntaments i l¡¯Escola Catalans i Democr¨¤tics que asociaciones de vecinos y colegios profesionales pusieron en marcha tras la pol¨¦mica desatada por el voto contra el catal¨¢n de 18 concejales de Barcelona. ¡°Buenas palabras y nada de dinero¡± es lo que recibieron los dirigentes vecinales Carles Prieto y Jordi Vallverd¨² y los miembros de la Assemblea de Catalunya Rafael Rib¨® y Pere Portabella cuando fueron a pedir recursos al pr¨®cer de ?mnium. En el sectarismo de Cendr¨®s pes¨® m¨¢s la adscripci¨®n comunista de los activistas que no la campa?a que promov¨ªan en pro del catal¨¢n y la democracia. Sin dinero pero s¨ª apoyo puntual de gente de ?mnium, fue el primer ¨¦xito de la iniciativa lanzada por el Colegio de Abogados de impulsar el Congr¨¦s de Cultura Catalana, con amplio eco y participaci¨®n en 1977.
No se trata de quitar m¨¦ritos a la tarea cultural de ?mnium ni de proyectar hacia el presente la sombra alargada del origen burgu¨¦s y hasta franquista de sus fundadores. Pero conviene aclarar qui¨¦nes, cu¨¢ndo y c¨®mo compartieron determinadas luchas. Porque los que verdaderamente pusieron el cuerpo como fuerza de choque en defensa del catal¨¢n y en tantas otras luchas ¡ªhasta la exigencia de llibertat, amnistia i Estatut d¡¯Autonomia¡ª fueron la izquierda pol¨ªtica, el movimiento obrero y el movimiento asociativo, singularmente vecinal pero tambi¨¦n cultural, y con fuerte impronta de los otros catalanes. Todo ello bajo la direcci¨®n estrat¨¦gica de una Coordinadora de Forces Pol¨ªtiques hegemonizada por el PSUC, con la bendici¨®n del catolicismo de base y la jerarqu¨ªa eclesial progresista, y con la fuerza organizada de Comisiones Obreras. Y lo que es m¨¢s importante, entre 1971 y 1977, bajo el paraguas unitario de la Assemblea de Catalunya. El 7 de noviembre se cumplen 50 a?os de la constituci¨®n del organismo antifranquista en la iglesia de Sant Agust¨ª, en una sesi¨®n clandestina que empez¨® con cinco minutos de silencio en memoria del obrero de Seat Antonio Ruiz Villaba, muerto a tiros por la polic¨ªa, y que CC OO conmemorar¨¢ el 9 de septiembre con un acto en la parroquia del Raval.
En v¨ªsperas de una Diada marcada por la mesa de di¨¢logo y la libertad de los presos independentistas y por una removilizaci¨®n soberanista que ANC y ?mnium quieren que pivote sobre el cuarto aniversario de octubre de 2017, conviene no olvidar el legado de otras efem¨¦rides. No hace falta recurrir al centenario del PCI que sobrevolar¨¢ en Bolo?a, hasta el 12 de septiembre, la Fiesta de l¡¯Unit¨¤ del Partido Democr¨¢tico y en la que estar¨¢ Ada Colau. Y Pedro S¨¢nchez. Y de representantes de todos los partidos italianos, incluidos la ultraderechista Liga de Salvini y los neofascistas Hermanos de Italia. Semejante amalgama festejando una unidad nacional no se entender¨ªa en la Catalu?a que, seg¨²n Josep Pla, era la regi¨®n m¨¢s occidental de Italia. El problema, hoy, es que ni tan siquiera parece f¨¢cil invocar como compartidas la cultura unitaria del PSUC y el esp¨ªritu democr¨¢tico y plural de la Assemblea de Catalunya en defensa de una naci¨®n muy diversa que no ser¨¢ un sol poble mientras la ultraderecha, espa?ola o catalana, gane terreno en el Parlament y en las calles, incluso en fiesta mayor. Esta deber¨ªa ser ahora una lucha compartida.
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