Silbidos, abucheos y algo de mansplaining de la derecha catalana
Alguien deber¨ªa explicarle a Ada Colau que vive una ilusi¨®n de su relaci¨®n con los independentistas con los que se afana en hacerse perdonar la vida sin demasiado ¨¦xito, como puede verse
A finales del pasado mes, Pedro S¨¢nchez fue recibido en la plaza mayor de Salamanca, cuando se dispon¨ªa a asistir a la conferencia de presidentes, con abucheos por parte de algunos grupos de derecha. Consecuencia de esos silbidos, un pase¨ªllo que se realiza tradicionalmente al acabar las reuniones fue suprimido. Desde Moncloa no quer¨ªan que se repitiera el griter¨ªo.
El mes anterior, el presidente del gobierno tambi¨¦n hab¨ªa sido increpado, en este caso en Barcelona, pues parec¨ªa ¡ªcomo as¨ª acab¨® siendo¡ª que en breve se tramitar¨ªan los indultos a los pol¨ªticos catalanes presos y la decisi¨®n no acababa de gustar a los independentistas. ¡°No necesitamos tu perd¨®n¡±, o ¡°Viva la terra¡±, fueron los esl¨®ganes de entonces frente al ¡°traidor¡± o ¡°dimisi¨®n¡±, que se le ped¨ªa en Salamanca.
Nada nuevo. La derecha es siempre intolerante, la de Salamanca o la de Barcelona.
Vaya por delante, de todos modos, que los pol¨ªticos, va con el cargo, deber¨ªan estar acostumbrados a que parte de la poblaci¨®n no est¨¦ de acuerdo con su pol¨ªtica. Y, aunque si bien es cierto, que para manifestar su descontento la poblaci¨®n podr¨ªa recurrir a m¨¦todos digamos menos agresivos, cada cual reacciona como sabe y puede y en general gritar y patalear, como har¨ªa un ni?o peque?o, acaba siendo el m¨¦todo muy socorrido, para evidenciar el desacuerdo.
Jordi Cuixart pidi¨® en Gr¨¤cia a los suyos que incluyeran a Colau en ¡°el mismo pueblo¡±. Acab¨¢ramos
Esta semana ha sido Ada Colau la que ha recibido los abucheos y ha sido en el preg¨®n de arranque de una de las fiestas m¨¢s emblem¨¢ticas de la Ciudad Condal, las Fiestas de Gracia.
El barrio de Gracia, lo dicen todas las encuestas, es aplastantemente independentista. Curiosamente es uno de los m¨¢s caros de Barcelona, lo que cuadra perfectamente con la derecha nacionalista independentista catalana y, claro est¨¢, era evidente que no recibir¨ªan a Colau con los brazos abiertos. Ni siquiera para reconocerle el gui?o que, d¨ªa tras d¨ªa, comuns y la alcaldesa tratan de hacerle al independentismo en este caso facilitando que Jordi Cuixart, presidente de ?mnium fuera el pregonero de las Fiestas de la mano del regidor del distrito Eloi Badia.
Nada m¨¢s empezar a hablar tuvo que dejarlo por los abucheos y Cuixart se sinti¨® impelido a acudir ¡ªlos hombres acuden siempre a salvar a las mujeres ya se sabe¡ª para evitar alargar el ¡°bochorno¡± y, sobre todo, las l¨¢grimas p¨²blicas a la ¡°inocente damisela en apuros¡±. Y, tras quitarle el micr¨®fono, y con un paternalismo bastante machista a mi juicio, se dirigi¨® a ¡°los suyos¡±, pidi¨¦ndoles que la incluyeran en ¡°el mismo pueblo¡±. ¡°Uno de los nuestros¡±, como en la pel¨ªcula de la mafia de Scorsese.
Acab¨¢ramos.
Ahora resulta que hay varios pueblos y que unos ¡ªlos elegidos¡ª son los que tienen el poder de incluir a ¡°los otros¡±.
La derecha es siempre intolerante. La de Salamanca, donde Pedro S¨¢nchez fue abucheado, o la de Barcelona
Vamos, cinismo y xenofobia en estado puro, hasta en unas fiestas populares de barrio diferencian entre qui¨¦nes son aut¨¦nticos y qui¨¦nes son extra?os. Y lo peor, aplaudido por la alcaldesa. Esa misma que coloc¨® la pancarta de ¡°Benvinguts¡± a los refugiados ahora va y aplaude la diferenciaci¨®n entre vecinos independentistas y no independentistas.
Sorprende que Colau, que lleva a?os en el consistorio conviviendo y facilitando el acceso a ¨¦l a sectores independentistas en un af¨¢n de incluirlos en su gabinete no se imaginara lo que iba a suceder. Deber¨ªa estar ¡ªexperiencia obliga¡ª acostumbrada a la queja desde los sectores independentistas, no demasiado dados a la tolerancia y al respeto a las ideas no afines.
La situaci¨®n se repite. No hace tanto, en su nombramiento como alcaldesa, gracias al voto del cabeza de lista de Ciudadanos, Manuel Valls por pactar con el PSOE y no darle la alcald¨ªa al independentismo, recibi¨® no solo insultos sino tambi¨¦n lanzamiento de objetos de esos mismos intolerantes independentistas que hace unos d¨ªas la abucheaban en Gracia. En aquel entonces, al d¨ªa siguiente fue a la radio y, al tiempo que aguantaba las l¨¢grimas, aclaraba que era la alcaldesa de todos los barceloneses.
Pues parece que no. Que alguien deber¨ªa explicarle a Ada Colau que vive una ilusi¨®n de su relaci¨®n con los independentistas con los que se afana en hacerse perdonar la vida sin demasiado ¨¦xito, como puede verse. Y que quiz¨¢s, para no reducir m¨¢s el voto de la izquierda deber¨ªa asumir cuanto antes que la inmensa mayor¨ªa del independentismo no la traga, que la derecha (ya sea en Salamanca o en Barcelona) es, siempre, intransigente y que se equivoca queriendo ir con ellos de la mano. Una mano que le muerden cada vez que se despista.
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