Francisco y la reconciliaci¨®n de Espa?a
Las ponderadas reflexiones del Papa (diplomacia vaticana de alto estilo) sobre el conflicto soberanista han frustrado a la prensa conservadora y la izquierda espa?ola no ha querido o no ha sabido capitalizarlas
Las noticias se mueven impulsadas por fuerzas a menudo contrarias y por eso se propagan de modo variable, entre las pulsiones de los que las emiten y la irrefrenable tendencia de la mayor¨ªa de lectores a encari?arse con lo que piensan que les da la raz¨®n, confundiendo as¨ª la peque?a verdad de las cosas con sus deseos personales. Un ejemplo de ello han sido las declaraciones del papa Francisco a la Cadena Cope que han recibido un tratamiento claramente distinto seg¨²n el color de cada casa. Es evidente que sus ponderadas reflexiones (diplomacia vaticana de alto estilo) sobre el conflicto soberanista han frustrado a la prensa conservadora y la izquierda espa?ola no ha querido o no ha sabido capitalizarlas, mientras que en la prensa catalana han encontrado bastante m¨¢s eco que en el resto del pa¨ªs.El soberanismo catal¨¢n ha visto motivos de aliento en las palabras del Pont¨ªfice, mientras que desde el nacionalismo espa?ol han sido le¨ªdas con recelo. Amparados en el Estado, los partidos constitucionalistas no est¨¢n dispuestos a que les cuestionen el relato, porque niegan cualquier alternativa, mientras que el independentismo, que vive momentos de desorientaci¨®n y no acaba de tomar el pulso a una etapa distinta, acoge con alivio cualquier se?al de reconocimiento como sujeto pol¨ªtico, sin entrar en mayores precisiones.
Espa?a ¡°debe reconciliarse con su propia historia¡±, es el titular al que el independentismo se agarra. Cualquier frase que signifique un reconocimiento es bienvenido para quienes vienen recibiendo el rechazo sistem¨¢tico de su apuesta: amnist¨ªa y refer¨¦ndum. Pero hay m¨¢s, el Papa apunta a dos tab¨²s del nacionalismo espa?ol: la diversidad de pueblos y las oportunidades de la historia. Los humanos nos distinguimos por ser capaces de crear ficciones y cre¨¦rnoslas (Yuval Noah Harari). Por lo menos hasta el momento presente, se ha demostrado que las ficciones son necesarias para la vida de un ser precario. El administrador de una de las principales religiones (una forma ancestral de ficci¨®n) parad¨®jicamente advierte de los l¨ªmites de nuestras construcciones ideol¨®gicas (la versi¨®n laica de la creencia, casi nunca exenta de impregnaciones transcendentales). Con la cual hay motivo para que las dos partes se sientan aludidas, y no solo el adversario como parece haber entendido el independentismo desde la precariedad de su condici¨®n o como no quiere entender el nacionalismo espa?ol desde su preeminencia.
El Pont¨ªfice apela a la reconciliaci¨®n, es decir, al di¨¢logo hecho desde el reconocimiento mutuoEl Pont¨ªfice apela a la reconciliaci¨®n, es decir, al di¨¢logo hecho desde el reconocimiento mutuo
?Qu¨¦ nos dice el Papa? Que en Espa?a hay varios pueblos: ¡°Unidad nacional es una expresi¨®n fascinante, es verdad, pero nunca se valorar¨¢ sin la reconciliaci¨®n b¨¢sica de los pueblos¡±. El independentismo celebra el reconocimiento impl¨ªcito de Catalu?a como pueblo, que es algo que pone de los nervios al nacionalismo espa?ol que, como todo nacionalismo, entiende, parafraseando la canci¨®n, ¡°que no es posible querer dos pa¨ªses a la vez y no estar loco¡±.
Pero el mismo tiempo, el Papa pone en evidencia la idea de unidad nacional, que puede ser ¡°fascinante¡±, pero no puede borrar la realidad de un plumazo (que es lo propio de las ficciones). En este caso, negar el reconocimiento de la diversidad. Y se reafirma en la idea apelando a que se mire la historia, porque ¡°hubo casos de independencia¡±, y poniendo el inc¨®modo ejemplo de Kosovo, que Espa?a sigue negando. Para Francisco no puede haber reconciliaci¨®n ¡°con ese inconsciente deshonesto que me hace juzgar a otro como enemigo hist¨®rico¡±.
L¨¢stima que lo haga desde una instituci¨®n que a lo largo de su historia ha practicado la din¨¢mica de buenos y malos<CW-21>L¨¢stima que lo haga desde una instituci¨®n que a lo largo de su historia ha practicado la din¨¢mica de buenos y malos
De modo que se puede entender que el Papa emite una cierta enmienda al triunfalismo sobre la Transici¨®n. Y sube el grado de exigencia a todas las partes: ¡°Yo no s¨¦ si (Espa?a), dice el Pont¨ªfice, est¨¢ totalmente reconciliada con su propia historia, sobre todo la historia del siglo pasado¡±. En realidad, alguna cosa deber¨ªa saber de ello, puesto que la jerarqu¨ªa cat¨®lica asumi¨® el papel de aparato ideol¨®gico del franquismo durante toda la dictadura.
Desde luego el independentismo puede sentirse halagado por el reconocimiento de la condici¨®n de pueblo y de las deficiencias en la construcci¨®n de la democracia espa?ola. Pero las advertencias sobre las ¡°fascinantes unidades nacionales¡± y las din¨¢micas de construcci¨®n del enemigo valen para todos. Sin ¡°claudicar de las posturas propias¡±, Francisco apela a la reconciliaci¨®n, es decir, al di¨¢logo hecho desde el reconocimiento mutuo y sin l¨ªmites absolutos. L¨¢stima que lo haga desde una instituci¨®n que a lo largo de su historia ha practicado sin miramientos la din¨¢mica opresiva de buenos y malos, con la coartada de la autoridad transcendental. Y que sigue pretendiendo que la suya es la ¨²nica verdad realmente existente.
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