El ¡®trap¡¯ y la fusi¨®n apuntalaron el primer d¨ªa de m¨²sica en la Merc¨¨
31 FAM pone las masas y Queralt Lahoz la enjundia en el campo de f¨²tbol de la Vall d¡¯Hebron
La cola se regeneraba como creen hacen las verduras en el plato quienes las detestan. Era a las puertas del campo de f¨²tbol de la Vall d¡¯Hebron, a la sombra del Ol¨ªmpico que acogiera las competiciones de pelota durante los Juegos de 1992. La Teixonera y El Carmelo miraban desde el cemento de sus bloques edificados de espaldas al mar. Un espacio de fiestas huyendo del centro, con el Tibidabo iluminado al fondo. Mal d¨ªa para tener m¨¢s de 22 a?os. Adolescencia en pie de fiesta con aplastante mayor¨ªa femenina, a quienes la creciente humedad no iba a impedir un vestuario a¨²n de verano. Nada como la juvenil calor¨ªa. La comprobaci¨®n de la reserva, obligatoria, demoraba el acceso al ed¨¦n, en cuyo interior 1.300 sillas formaban en perfecto orden militar que despu¨¦s ser¨ªa desarticulado. El cartel que ofrec¨ªa la Merc¨¨ era triple, pero ellas estaban all¨ª por los primeros, 31 FAM. Ellos se llevar¨ªan la palma del p¨²blico, que no se qued¨® a ver a Queralt Lahoz y menos a¨²n a la cubana La Dame Blanche que completaban la terna de este primer d¨ªa de fiestas. Por una vez los primeros no fueron los ¨²ltimos.
Con parte del p¨²blico a¨²n en la calle comenzaron los de Sabadell su concierto, trap rom¨¢ntico que pone al d¨ªa la tradici¨®n baladista y la creencia en el amor con un lenguaje m¨¢s contempor¨¢neo. Carreras por el escenario, autoafirmaci¨®n, actitudes de malotes que en el fondo son muestra de ingenuidad, como bajar a la platea para desorganizar la masa contenida por las medidas sanitarias y alocuciones al p¨²blico en un tono que hac¨ªa recordar las t¨®mbolas de los pueblos en fiestas. 31 FAM son los reyes del trap local, hijos de una sociedad biling¨¹e que como tales cantan en catal¨¢n y castellano. Les acompa?¨® un guitarrista que desentonaba como un guitarrista en un concierto de trap, incluso con un vestuario all¨ª cacof¨®nico, propio de estudiante de la ESMUC. ?xito aplastante. Quien niegue el trap est¨¢ negando a los j¨®venes. Debe ser lo que ellos desean para no sentirse tan viejos como sus mayores. Acabado el concierto, la desbandada.
Pero a¨²n qued¨® suficiente p¨²blico para que el concierto con m¨¢s enjundia de la noche no estuviese tan solo como el guitarrista de 31 FAM. Queralt Lahoz, hija de la emigraci¨®n y de Santa Coloma de Gramenet, no es tan joven como sus predecesores en escena, y quiz¨¢s por ello no tiene una sola verdad. Las suyas son el flamenco, su punto de partida, pero tambi¨¦n el hip-hop, los boleros, el pop y la electr¨®nica, por citar algunas. Una voz para tumbar las murallas de Jeric¨®, una presencia tan imponente como su inacabable cola de caballo y un cimbreado corporal capaz de ajustarse al ritmo cuadrado y a la cadencia salsera. Fue el suyo un concierto completo, trabado por un discurso social con frases como ¡°no dudamos del resultado de las elecciones, pero s¨ª de las violaciones¡±, alentado por el tron¨ªo de una mujer que tiene en los altares a su madre y a su abuela. Y que no se declara rom¨¢ntica, una forma de sugerir que el amor rom¨¢ntico es cosa de Cor¨ªn Tellado. Tras su paso por el BAM el a?o pasado, la rev¨¢lida en la Merc¨¨ fue m¨¢s que merecida, un reconocimiento a una artista de fuste.
Cerr¨® la noche, ya en familia, con la escasa asistencia que restaba arremolinada junto al escenario, la cubana La Dame Blanche, habano en mano, representante del grupo de artistas con el que la Merc¨¨ homenajea este a?o a La Habana. Otro concierto de fusiones aromatizado esta vez con flauta para cerrar una noche de fiestas marcada por la m¨²sica popular de nuestros d¨ªas.
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