Ocho siglos de pan y carne para Barcelona
El Muhba expone en el sal¨®n del Tinell las estrategias y herramientas municipales para abastecer a los barceloneses de alimentos desde el siglo XIII
En 1328 el Consell de Cent, ¨®rgano de gobierno de Barcelona creado un siglo antes, obtuvo el privilegio real del Vi vel Gratia, por el que pod¨ªa secuestrar los barcos que pasaran por su costa con la finalidad de abastecer a la ciudad en casos de necesidad extrema. Una medida extrema que convert¨ªan a los consellers de la ciudad en piratas, aunque fuera por el bien de la res p¨²blica. Y es que los responsables de la ciudad de Barcelona han tenido como una de sus funciones primordiales, desde el siglo XIII a la actualidad, conseguir que los barceloneses estuvieran bien abastecidos de lo necesario para comer y, por lo tanto, que no padecieran problemas de salud que diezmara la poblaci¨®n.
El abastecimiento es un mecanismo d¨¦bil como se comprob¨® en 2020 al comienzo de la pandemia cuando productos b¨¢sicos como la harina y no tanto, como el papel higi¨¦nico, desaparecieron de todos los comercios. Del devenir hist¨®rico de este tema que nos afecta a todos, y dentro de la Semana de la Alimentaci¨®n Sostenible, el Museo de Historia de Barcelona, Muhba, inaugura Alimentar Barcelona. Ciudad, abastecimiento y salud, exposici¨®n que se puede ver el sal¨®n del Tinell tras reunir unas 300 piezas que explican las estrategias de ocho siglos para garantizar los alimentos a todos.
Que poco o casi nada ha cambiado, a no ser la intensidad de las necesidades, porque no se necesita lo mismo para las 5.000 personas de la Barcino romana que para las de las 30.000 de ¨¦poca medieval o los tres millones del ¨¢mbito metropolitano actual, lo demuestran un simple fog¨®n y una olla de barro el siglo XVI junto a una olla expr¨¦s y una vitrocer¨¢mica que reciben al visitante.
La exposici¨®n est¨¢ concebida como un enorme banquete que se sirve en una mesa central en el que se pueden ver los diferentes objetos y utensilios vinculados con los alimentos: ollas, c¨¢ntaros y jarros de barro o de lat¨®n; objetos para medir l¨ªquidos y grano, para almacenar y transportar, como tinajas y ¨¢nforas; para servir los alimentos en la mesa, los m¨¢s sencillos de barro y madera y los m¨¢s refinados de reflejo met¨¢lico y vasos de cristal. Tambi¨¦n balanzas y cuchillos para cortar los alimentos al venderse y alambiques para fabricar aguardientes, entre otros muchos elementos.
Alrededor de esta enorme mesa, se explican las estrategias que desde el gobierno municipal se han hecho para conseguir que los alimentos lleguen a ella: controlar las rutas mar¨ªtimas y creando los espacios de aprovisionamiento y distribuci¨®n, como los primeros mercados en calles y plazas como el de la Baixada de la Llibreteria, la plaza del ?ngel, la Boqueria y cerca de Santa Maria del Mar. Y luego los primeros mercados con estructura fija, como el de la Boqueria en 1840, en el solar donde estaba el convento de Sant Josep o el de Santa Caterina, en 1844, en el de dominicos.
El grano que necesitaban los barceloneses ¡ªel 70% de la dieta de las clases populares era a base de pan negro¡ª llegaba por mar de Sicilia, Cerde?a y la Proven?a, pero tambi¨¦n de Arag¨®n y la Catalu?a interior por el Ebro y el Consell ten¨ªa informadores que estaban al corriente de las cosechas y de sus precios y encargaban las compras. Adem¨¢s de pan, hortalizas, verduras, frutas y la carne de cerdo y cordero eran los alimentos m¨¢s consumidos. Los productos que llegaron de Am¨¦rica tuvieron una aceptaci¨®n desigual. Triunfaron el chocolate y el caf¨¦, pero le cost¨® m¨¢s al tomate, el pimiento y el pavo. La patata y el ma¨ªz fueron considerados alimentos para el ganado hasta que, las hambrunas de comienzos del siglo XIX, los incorporaron a la dieta.
La exposici¨®n tambi¨¦n habla de los excesos y d¨¦ficits alimenticios a partir de los restos ¨®seos de los barceloneses de otras ¨¦pocas, en las que aparecen enfermedades como el raquitismo, tuberculosis o caries, relacionados con un consumo alto de az¨²cares.
Todo cambi¨® tras la derrota de 1714 y la supresi¨®n del Consell de Cent y los bienes comunales confiscados estaba el de las infraestructuras de abastecimiento, pese a que el municipio sigui¨® siendo el responsable de ¡°la provisi¨®n y abasto del pan y de las carnes¡± que ha continuado hasta la actualidad, con la gran apuesta del mantenimiento de los mercados municipales orientada al mantenimiento en la vida de los barrios, pasando de una docena en 1900 a los 41 de la actualidad, creando un patrimonio social muy vivo en el paisaje de la ciudad.
La direcci¨®n de la muestra ha estado a cargo de M¨°nica Blasco y Joan Roca, jefa de programas y director del Muhba, respectivamente, que han contado con el equipo de comisarios formados por Merc¨¨ Renom, Enric Tello y Ramon Pujades que tambi¨¦n abordan cu¨¢les son los retos actuales de la alimentaci¨®n en Barcelona.
Vacas, yogures y bebidas de cacao
En la exposici¨®n, eminentemente did¨¢ctica, hay perlas como las que explican la instalaci¨®n del primer supermercado en 1958, un Caprabo, con alimentos envasados y congelados (sobre todo carne), por primera vez. El segundo fue Superma, al a?o siguiente en la Verneda. Tambi¨¦n como tras el impacto del consumo de la leche, se pas¨® a mitad del siglo XIX de 15 vaquer¨ªas en la ciudad a 300 en 1900 con unas 7.000 vacas; unas explotaciones que por higiene fueron desapareciendo hasta que en 1984 cerr¨® la ¨²ltima de Gr¨¤cia. Otra, es que ver c¨®mo el popular yogur Danone naci¨® en 1919 en el carrer dels ?ngels de Barcelona de la mano de Isaac Carasso, de una familia griega de Sal¨®nica y como doce a?os despu¨¦s, Joan Viader, de Cardedeu prob¨® en Hungr¨ªa una bebida elaborada con cacao, que, tras investigar en su granja de la xalla Xucl¨¤, present¨® en la Fira de Mostres de 1933 con el nombre de Cacaolat, el primer batido de cacao industrializado del mundo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.