El m¨¦dico que ¡®resucit¨®¡¯ a m¨¢s de un centenar de personas
El doctor Francesc Carmona, experto en reanimaci¨®n cardiopulmonar, se?ala que cada minuto que pasa una persona en parada card¨ªaca quita a los profesionales un 10% de posibilidades de recuperarla
Hay pacientes que se le quedan a uno grabados para siempre en la memoria, admite el doctor Francesc Carmona (Barcelona, 50 a?os). Quiz¨¢s m¨¢s aquellos casos que fueron mal que los finales felices, apostilla este m¨¦dico del Sistema de Emergencias M¨¦dicas (SEM) y experto en reanimaci¨®n cardiopulmonar. La vida sobre una ambulancia del SEM da para muchas historias, pero una de esas que vuelve a la cabeza es aquella ni?a que al final no se salv¨®; o el obrero en el andamio que logr¨® resucitar, pero muri¨® en el hospital; o aquel infarto en una casa en Navidad, con toda la familia mirando y sin posibilidad de recuperar al paciente. Cada paciente es una historia. Carmona no sabe el n¨²mero exacto, pero sus m¨¢s de 20 a?os en las emergencias m¨¦dicas le han dado para enfrentarse a decenas y decenas de paros card¨ªacos y resucitar de la muerte a m¨¢s de un centenar de personas, asegura. Entre el 25% y el 30% de las personas con parada cardiorespiratoria consiguen remontar gracias a la intervenci¨®n de los equipos de emergencias y llegan vivos al hospital, aunque de ellos, la mitad fallece durante el ingreso debido a las secuelas por la falta de ox¨ªgeno durante el paro. Cada minuto cuenta, insiste Carmona.
En una parada cardiorespiratoria el coraz¨®n deja de latir y los pulmones de respirar. ¡°Por cada minuto que pase sin hacerle nada, nos quita un 10% de posibilidades a nosotros de recuperarlo. A los 10 minutos del paro, casi no nos queda margen para que recuperarlo sin secuelas¡±, explica el m¨¦dico, que es miembro del Consejo Europeo de Resucitaci¨®n. Por falta de ox¨ªgeno que riegue el cerebro y el coraz¨®n, esa persona puede quedar en muerte cerebral.
La primera vez que fue a un paro card¨ªaco, recuerda Carmona, iba repasando en la ambulancia todo el protocolo de actuaci¨®n y todo lo que sab¨ªa de la reanimaci¨®n cardiopulmonar. Lo recuerda como si fuera ayer, dice. Lleno de miedo, iba de refuerzo de otro equipo que ya estaba atendiendo al paciente, pero no pudieron hacer nada por salvarlo. La parada cardiorespiratoria, cuyo detonante suele ser un infarto de miocardio, afecta a unas 20 personas por cada 100.000 habitantes al a?o y son los hombres de entre 60 y 70 a?os los pacientes m¨¢s habituales. En 2020, el SEM realiz¨® 2.557 atenciones por paradas cardiorespiratorias.
Carmona admite que ya no tiene el ¡°miedo¡± de aquella primera vez, pero cada parada cardiorespiratoria a la que se enfrenta sigue generando ¡°un esfuerzo y un estr¨¦s piscol¨®gico¡±. No puede distraerse, tiene que tener sangre fr¨ªa y sentido com¨²n, no dejarse llevar por todo lo que sucede a su alrededor. La prioridad es el paciente. ¡°Puedes estar horas haciendo una reanimaci¨®n cardiopulmonar, pero son casos excepcionales, como el de Audrey Mash [una joven que se perdi¨® en el Pirineo de Girona y estuvo seis horas en parada card¨ªaca por una hipotermia]. Lo normal son entre 15 y 30 minutos. Si no lo reanimamos ni vemos ning¨²n movimiento en el paciente, es f¨²til porque, aunque lo logr¨¢semos recuperar, fallecer¨ªa por las secuelas¡±.
Una intervenci¨®n urgente en estos casos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Por eso Carmona urge a la poblaci¨®n a actuar sin reparos con las maniobras de compresi¨®n tor¨¢cica. ¡°Las compresiones sirven para ganar tiempo. Te mantienen la oxigenaci¨®n en el cerebro y el coraz¨®n para que se mueran lo m¨¢s lento posible¡±, resuelve. En el medio del estern¨®n, con un tal¨®n de la mano en el centro del est¨®mago y la otra encima entralanzando los dedos y apretando fuerte ¡ªhay que bajar entre cinco y seis cent¨ªmetros¡ª a un ritmo acompasado de unas 100 compresiones por minuto. Por ejemplo, dice Carmona, al ritmo de La Macarena, el Stayin¡® Alive de Bee Gees o El Muerto Vivo de Peret. ¡°No hay que tener miedo a hacer la compresi¨®n en el pecho. ?Qu¨¦ puede pasar? ?Que le rompamos una costilla? Esta persona est¨¢ muerta. Es mejor intentarlo y romp¨¦rsela, que no hacer nada¡±, zanja.
Seg¨²n el SEM, a pesar de que el 72% de los avisos recibidos en la central de emergencias por paradas cardiorespiratorias contaban con testigos presenciales, solo en el 29% de los casos se hicieron maniobras de reanimaci¨®n previas a la llegada de los profesionales sanitarios. ¡°Ante cualquier persona que est¨¦ inconsciente y no respira normalmente [lo hace a bocanadas o con leves movimientos de boca, pero sin movimiento en el t¨®rax, por ejemplo], hay que empezar las compresiones. Si tienes dudas de si respira bien, empieza. No pasa nada. A lo sumo, le doler¨¢ el pecho ma?ana¡±, apunta Carmona. En Catalu?a hay tambi¨¦n 731 desfibriladores externos autom¨¢ticos (DEA), que dan una descarga el¨¦ctrica para restaurar el ritmo card¨ªaco.
En las ambulancias del SEM viajan ya con Lucas, un dispositivo que hace las compresiones de forma mec¨¢nica. Es el que se usa para mantener salvo los ¨®rganos de fallecidos donantes antes de la extracci¨®n y el que permite reanimaciones en lugares complicados, explica Carmona: ¡°Sin Lucas hubiese sido imposible la reanimaci¨®n de Audrey¡±.
De aquellas reanimaciones que salen bien, Carmona tambi¨¦n se acuerda a?os despu¨¦s. ¡°Con Alfonso, un paciente que recuperamos de una parada, nos hablamos por Whatsapp y nos felicitamos la Navidad. ?l tuvo la suerte de que cuando sufri¨® el paro, pasaba un cami¨®n de bomberos y una ambulancia de transporte sanitario que le pusieron el DEA y lograron mantenerlo hasta que llegamos nosotros¡±, rememora. El tiempo, esa vez, jug¨® a su favor.
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