Josep Pla, todo un cuentista
¡®La cendra de la vida¡¯ re¨²ne, por vez primera, 34 relatos del autor de ¡®El quadern gris¡¯ para reivindicar su sepultada faceta de narrador
Si la ¡°dispersi¨®n angustiante¡± del periodismo se lo hubiese permitido, Josep Pla se hubiera dedicado ¡°a la literatura narrativa (¡) Pero no fue posible¡±. Como siempre en el p¨ªcaro escritor ampurdan¨¦s, es una verdad a medias. Am¨¦n de novelista (El carrer Estret), como entend¨ªa que la literatura proven¨ªa de ¡°una capacidad para la intuici¨®n de la realidad exterior servida por una larga, permanente, inacabable experiencia de observaci¨®n, de memoria y de trabajo¡±, una parte de su ingente producc...
Si la ¡°dispersi¨®n angustiante¡± del periodismo se lo hubiese permitido, Josep Pla se hubiera dedicado ¡°a la literatura narrativa (¡) Pero no fue posible¡±. Como siempre en el p¨ªcaro escritor ampurdan¨¦s, es una verdad a medias. Am¨¦n de novelista (El carrer Estret), como entend¨ªa que la literatura proven¨ªa de ¡°una capacidad para la intuici¨®n de la realidad exterior servida por una larga, permanente, inacabable experiencia de observaci¨®n, de memoria y de trabajo¡±, una parte de su ingente producci¨®n bien puede considerarse que son narraciones. En realidad, muchos de sus art¨ªculos se asemejan a cuentos. De esa naturaleza ambigua, difusa, est¨¢n construidos los tres libros con los que salt¨® a la palestra como escritor: Coses vistes (1925), Llanterna m¨¤gica (1926) y Relacions (1927). En ellos hay 27 de los 34 textos literarios que ahora conforman La cendra de la vida. Narracions 1949-1967 (Destino, en catal¨¢n y castellano), con el que el fil¨®logo y editor literario Jordi Cornudella, en un ejercicio in¨¦dito, pretende rescatar y releer al Pla narrador, cuentista, sepultado por su labor como periodista, memorialista, bi¨®grafo o infatigable cronista viajero.
¡°Los l¨ªmites entre g¨¦neros en Pla siempre son difusos y ¨¦l se sinti¨® comod¨ªsimo en esa tierra de frontera donde hizo convivir ficci¨®n con autoficci¨®n y la invenci¨®n literaria con la memoria biogr¨¢fica¡±, asegura Cornudella. ¡°Es un narrador muy interesante, pero tambi¨¦n muy particular: casi todos los relatos son en una primea persona que se parece mucho a Pla o son, directamente, sus proyecciones: el yo siempre es muy potente y hay pocas expectativas, no hay intriga; todo se resuelve con una peque?a ambientaci¨®n y una redacci¨®n cargada de detalles muy significativos¡, es m¨¢s Ch¨¦jov que Dostoievski¡±, resume Xavier Pla, director de la C¨¤tedra Pla y estudioso de la obra del ampurdan¨¦s.
¡°En una escuela de escritura actual, le dir¨ªan que sus historias no est¨¢n bien hechas porque no tienen nudo¡±, bromea. Como ejemplo, coincide con Cornudella en citar El que us pot esdevenir: res (1926), donde un joven que viaja en tren en Par¨ªs sale a fumar al pasillo y conoce a una mujer joven casada, sofisticada, con la que charlar¨¢ animadamente y que le sugerir¨¢ bajar en la pr¨®xima estaci¨®n e irse a un hotel. As¨ª lo har¨¢n: coger¨¢n habitaciones separadas, hablar¨¢n toda la noche y al d¨ªa siguiente, se despedir¨¢n. Sin m¨¢s. No pasa nada.
Como escritor compulsivo que era, los relatos fueron diversas veces corregidos, aumentados y reescritos por Pla. Una mirada al tan laborioso como valioso ap¨¦ndice Biograf¨ªes de les narracions, que cierra las 816 p¨¢ginas del libro y donde Cornudella rebusca en la g¨¦nesis de cada texto, permite constatar que buena parte de las narrativas hab¨ªan nacido en un art¨ªculo period¨ªstico, mayormente entre 1925 y 1927.
Pla los reescribir¨¢ a veces dr¨¢sticamente (y retitular¨¢ en algunos casos) entre 1949 y 1954 para que, junto a otros in¨¦ditos que deb¨ªan haberse quedado en carpetas antes de la Guerra Civil, conformen los primeros vol¨²menes y las posteriores obras completas de la editorial Selecta. Consciente de la censura imperante, les quitar¨¢ la sal de algunas escenas er¨®ticas y de cuestiones clericales o religiosas. En cualquier caso, es este periodo hiperproductivo de Pla, con esa reescritura y la creaci¨®n de obra nueva, todo siempre con un alto nivel de exigencia, el que hace decir a Cornudella que ¡°Pla es el autor que hace ganar m¨¢s lectores al catal¨¢n entre los a?os 40 y 50 porque arrastrar¨¢ a ello a gente que no lo har¨¢ por militancia cultural sino por el mero placer de leer y leerle¡±.
¡°Abusos intolerables¡± del corrector
Recosidas aquellas narraciones de nuevo, muchas acabar¨¢n en cinco de los tomos de la obra completa que Destino arrancar¨¢ a partir de 1966 (Aigua de mar, con los de corte marinero; La vida amarga¡), vol¨²menes cuyo triple grosor con relaci¨®n a los de Selecta obligar¨¢n a Pla a fusionar diferentes t¨ªtulos aparecidos en aquella en uno solo o, incluso, a tener que completarlos y mezclarlos con reportajes u otras piezas.
Fil¨®logo empedernido, Cornudella, cotejando ediciones, especialmente con las de Selecta, ha limpiado los textos de las ultraintervenciones del corrector de Destino en el estilo planiano. ¡°Eran abusos intolerables; he intentado restaurar la lengua original de Pla sin esas injustificadas capas de correcci¨®n¡±, afirma. Y pone dos ejemplos: la locuci¨®n ¡°per favor¡±, que Pla, con buen o¨ªdo por lo oral, usaba muy a menudo y que fue sistem¨¢ticamente sustituida por ¡°si li plau¡± o ¡°faci¡¯m el favor¡±, y el adjetivo ¡°esqu¨¤lid¡±, tambi¨¦n mec¨¢nica y gratuitamente mutado en ¡°esquifit¡±.
La ficci¨®n, en Pla, tuvo un momento volc¨¢nico, mayormente en los a?os 20; ya a principios de los a?os 50, lo que ¨¦l llamaba ¡°cap¨ªtulos de novela¡± fueron perdiendo protagonismo, quiz¨¢ porque, como teoriza el compilador, ¡°m¨¢s que dejar unos cuantos cuentos buenos, quer¨ªa dejar, tambi¨¦n a trav¨¦s de la ficci¨®n narrativa, el testimonio m¨¢s amplio posible de las escenas humanas que caracterizaban su tiempo y por donde ¨¦l hab¨ªa pasado¡±. Ganaba, pues, el cronista-memorialista y de ah¨ª que minirelatos como el de El senyor Juanola quedasen incorporados como una (forzada) entrada del famoso dietario El quadern gris y que aqu¨ª se recoge en uno de los ap¨¦ndices.
¡°Mi obra no es perentoriamente m¨¢s que una adici¨®n de hojas de un diario vast¨ªsimo, unas reminiscencias, unas reminiscencias de la ceniza de la vida¡±, ratifica Pla en el prefacio a La vida amarga (1967) donde, tras lamentarse de nuevo de que el periodismo le haya hecho perder su vocaci¨®n literaria, constata: ¡°El problema de saber si habr¨ªa tenido alguna habilidad para dedicarme a la narraci¨®n est¨¢, naturalmente, por ver¡±. La cendra de la vida permite ver que s¨ª la ten¨ªa.
7.000 art¨ªculos ¡®planianos¡¯, en la Red
Cuando Josep Pla lamentaba tan a menudo que el ejercicio del periodismo le hab¨ªa achicado la vida literaria, no exageraba: se calcula que escribi¨® unos siete mil art¨ªculos (llegaba a publicar hasta cuatro y cinco por semana, de extensi¨®n notable), en unas 60 cabeceras distintas. Si no todos, la inmensa mayor¨ªa estar¨¢n en Josep Pla digital, como se ha bautizado la plataforma que ultima la fundaci¨®n del escritor para estar operativa ya el pr¨®ximo a?o. La digitalizaci¨®n de la hemeroteca planiana contar¨¢ con un buscador que permitir¨¢ localizar los art¨ªculos por nombres, lenguas, a?os¡ entre la vasta producci¨®n de la carrera period¨ªstica de Pla, que transcurri¨® entre 1917 y 1980 y que no toda qued¨® recogida en libros. As¨ª ocurri¨®, por ejemplo, con una larga serie de art¨ªculos sobre las elecciones y el posterior asesinato de John Fitzgerald Kennedy, que escribi¨® para El Correo Catal¨¢n.