Era evitable
Tragedias como la de la familia de la plaza de Tetuan ser¨ªan evitables si se garantizase un derecho tan esencial para la dignidad humana como el de la vivienda
Lo que pas¨® en una nave en Badalona hace un a?o ha vuelto a ocurrir. Lo que pas¨® en un piso en el barrio de Sant Roc en 2019, tambi¨¦n. Igual que lo que pas¨® en Reus, en 2016. Ahora, cuatro personas han muerto, entre ellas dos ni?os, a causa de un incendio en un local abandonado en el centro de Barcelona. La causa es la misma: la pobreza. Pobreza habitacional, pobreza energ¨¦tica... Da igual lo que se le a?ada, porque es pobreza, una precariedad extrema que, incluso, puede llevar a la muerte. La pobreza te hace vulnerable, sin quererlo, y te expone a situaciones inimaginables que pueden desencadenar episodios tr¨¢gicos como el de la plaza de Tetu¨¢n. Tragedias que ser¨ªan evitables si se garantizase un derecho tan esencial para la dignidad humana como el de la vivienda.
La emergencia habitacional es una realidad. Las entidades sociales, que con la pandemia hemos duplicado las ayudas para la vivienda, hace a?os que advertimos de que el acceso a una vivienda digna es un lastre para miles de familias que se encuentran ante una dura dicotom¨ªa. ?Comer? ?Pagar el alquiler? ?Hacer frente a las facturas energ¨¦ticas? Constantemente tienen que escoger entre cubrir una necesidad b¨¢sica u otra, como si fuese una elecci¨®n l¨®gica. Esto sucede aqu¨ª. En nuestro vecindario. En nuestra comunidad. Nos sucede a nosotros.
A d¨ªa de hoy, el derecho a la vivienda es papel mojado. Las administraciones p¨²blicas son las responsables de que lo sea. Durante d¨¦cadas no han priorizado la garant¨ªa de este derecho y los resultados son visibles. La inversi¨®n en pol¨ªticas de vivienda ha sido claramente insuficiente, a much¨ªsima distancia de los recursos que s¨ª que han destinado otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea (el 0,1% del PIB frente al 0,6% de la media europea). Las consecuencias son un parque de vivienda social p¨ªrrico (no llega ni al 2%, en contraposici¨®n con el 15% de la UE) y unas mesas de emergencia, con m¨¢s de 600 personas en lista de espera, que no dan abasto. Sin ninguna alternativa, no extra?a que las personas en situaci¨®n de vulnerabilidad habitacional se vean obligadas a vivir en infraviviendas, en lugares que no son seguros, con unas condiciones de habitabilidad p¨¦simas y a menudo sin acceso a los suministros b¨¢sicos. Tampoco tiene que sorprender, pues, que fen¨®menos como los asentamientos y la ocupaci¨®n aumenten a?o tras a?o. Si los poderes p¨²blicos no dan respuestas, las personas tienen que buscar sus propias soluciones, sean las que sean. Es cuesti¨®n de pura supervivencia.
Otra vez, esta tragedia nos pone en un espejo, sobre todo cuando, entre las v¨ªctimas, hay dos ni?os muy peque?os que son el ejemplo claro de lo que las cifras impersonales dicen: uno de cada tres ni?os catalanes son pobres. Es bastante probable, sin embargo, que superado el choque inicial, todo quede igual y que, de aqu¨ª unos meses o a?os, otra noticia parecida llene titulares. La pregunta ser¨¢ de nuevo la misma: ?Qu¨¦ ha cambiado desde entonces? ?C¨®mo se ha actuado para evitarlo?
Francina Alsina es presidenta de la Taula del Tercer Sector Social de Catalunya.
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