El juego de las comisiones
Con el paso del tiempo y la experiencia acumulada, sorprende que las preguntas de los diputados giren m¨¢s acerca de lo que se ha publicado que en lo que se pueda saber por fuentes propias
La casu¨ªstica suele diferenciar las comisiones de investigaci¨®n parlamentaria y sus resultados seg¨²n el motivo por el que fueron creadas. Si, por ejemplo, su car¨¢cter ha sido eminentemente t¨¦cnico para mejorar una actuaci¨®n o un servicio afectado por una desgracia natural o de una acci¨®n administrativa deficiente o superada por razones externas, sus conclusiones se entienden en positivo porque se consideran constructivas. Si, por el contrario, se pretende dirimir responsabilidades pol¨ªticas de una acci¨®n que en paralelo se fiscaliza judicialmente, entonces la imagen que se proyecta es la del escenario complementario para continuar con el habitual rifirrafe interpretado en la sala principal. Sobre el primer supuesto, poco que objetar. Sobre el segundo, mucho que impugnar.
Con la del expresidente Mariano Rajoy el lunes se cerraron las comparecencias de la comisi¨®n que investiga la Operaci¨®n Kitchen. Un a?o de sesiones y declaraciones que afectan al PP. La trama, supuestamente, pretend¨ªa conseguir, a toda costa, documentaci¨®n comprometedora para la formaci¨®n y su presunta financiaci¨®n irregular. Papeles, recibos y notas que el extesorero Lu¨ªs B¨¢rcenas guardar¨ªa en un zulo.
Desde el Ministerio del Interior comandado por Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz se habr¨ªa organizado un dispositivo con m¨¢s de 70 agentes con sueldo p¨²blico para vigilar la actividad cotidiana del ya condenado y su esposa a beneficio privado para poder ejecutar en el momento oportuno la acci¨®n que acabara con las potenciales pruebas del delito. Trabajo que se hac¨ªa en connivencia con el ch¨®fer y en el que tambi¨¦n habr¨ªa participado el excomisario Villarejo, convertido en el perejil de todas las salsas. No es extra?o pues que, con el cruce de caminos informativos y delictivos sentenciados de los dos sospechosos habituales, la opini¨®n p¨²blica ande hecha un l¨ªo aumentado y corregido por las tres condenas acumuladas y la veintena larga de juicios pendientes que afectan directa o indirectamente al mismo partido la credibilidad del cual, en esta materia, es precaria.
M¨¢s all¨¢ de lo que dijo Rajoy y que era previsible, hay que reconocer su voluntad de responder todas las preguntas que, en su caso, supon¨ªa tambi¨¦n saber que no contestar¨ªa ninguna. Una diferencia t¨¦cnica con la actitud de Mar¨ªa Dolores de Cospedal unos d¨ªas antes porque la que fue secretaria general de la formaci¨®n tiene pendiendo sobre su cabeza la espada de la misma imputaci¨®n judicial que a su marido ya le ha ca¨ªdo. Su jefe, ni eso. Porque como sabemos, ¨¦l no preguntaba por no saber y no sab¨ªa por no actuar. Por lo dem¨¢s, la historia sigue demostrando lo dif¨ªcil que es acusar a quien ocupaba el v¨¦rtice de la pir¨¢mide por la ley del silencio que se afanan en conjurar sus protectores comprometidos en el empe?o. Y este trabajo ¨ªmprobo es el que necesitar¨ªa de otro tipo de funci¨®n y actitud de sus se?or¨ªas que conforman la comisi¨®n y de las que se espera algo m¨¢s que jugar a los detectives que no son, los abogados que no ejercen o los jueces que no deben.
Porque el papel de los diputados en este cometido nada tiene que ver con el de los congresistas y senadores norteamericanos que se meten de lleno en un papel que dominan despu¨¦s de haber dispuesto de los medios que precisan para sacar las conclusiones que proclaman e interrogar de la manera que controlan. Y aun siendo cierto que aquellos act¨²an como si de un tribunal se tratara y sus conclusiones son consideradas jur¨ªdicas a efectos legales a diferencia de los nuestros, tambi¨¦n lo es que la distinta actitud ante el papel que se desempe?a les presenta como los profesionales que contrastan con los aficionados en una representaci¨®n que se quiere similar pero se queda en esbozo. Es una cuesti¨®n de creerse el papel o solo aprend¨¦rselo. De pensar en el bien p¨²blico que se defiende o en el r¨¦dito electoral que se avecina.
Con el paso del tiempo y la experiencia acumulada, sorprende que las preguntas giren m¨¢s acerca de lo que se ha publicado que en lo que se pueda saber por fuentes propias. En lo que se persigue partidariamente y no en lo que pueda aclararse a beneficio de la maltrecha pol¨ªtica para redimirla. En lo que suponga de escarmiento para el afectado y mejora posterior del sistema para evitar imitaciones que en la b¨²squeda del minuto de oro gracias a la pregunta capciosa, despectiva o impertinente de la que se sabe de antemano que no facilitara respuesta provechosa alguna y sobre la que se reincidir¨¢ replicando y acusando como suele hacerse en los debates electorales televisados que apenas hacen mella positiva en el espectador.
No puede extra?ar pues, que los pol¨ªticos convocados a esas comisiones se quejen de ser sometidos a un juicio paralelo. Solo que el lamento no lo exponen cuando est¨¢n en el otro lado de la mesa.
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