2021: La pandemia y Afganist¨¢n
El a?o ha transcurrido de la esperanza a la euforia y de esta a la frustraci¨®n. Ahora mismo hay m¨¢s incomprensi¨®n que confianza. Con lo cual sigue marcando el paso un peligroso enemigo: el miedo
1. ¡°Como demuestra la pandemia, la conciencia ha basculado hacia un estado defensivo¡±. Lo dice J¨¹rgen Habermas. Es una manera de expresar un sentido generalizado: la fatiga. Agudizada en este tramo final del a?o. Cuando pens¨¢bamos estar ya avistando la salida del t¨²nel, nos ha ca¨ªdo un chorreo cient¨ªfico, pol¨ªtico y medi¨¢tico que nos manda echar para atr¨¢s otra vez. Y el s¨²bito repliegue que ha aguado las celebraciones navide?as no hace m¨¢s que aumentar el estado de confusi¨®n.
Siempre con la incertidumbre en el trasfondo de la conciencia, el a?o ha tenido tres momentos: la apoteosis del proceso de vacunaci¨®n como v¨ªa para la redenci¨®n que la ciencia nos propon¨ªa; el retorno casi compulsivo a la calle, en un clima de falsa euforia propio de lo que se vive m¨¢s como una ilusi¨®n que como una realidad; y el palo del ¨²ltimo momento, cuando ya quer¨ªamos creer que se avistaba el final o, a lo sumo, el enquistamiento controlado, de la pandemia. Y los tres momentos han transcurrido sobre un sustrato de fatiga psicol¨®gica, consecuencia de los estragos en la salud mental provocados por la pandemia, pero tambi¨¦n del radical reconocimiento de la fragilidad de la vida que fue la experiencia vida bajo el signo del confinamiento. En los vaivenes de los estados de ¨¢nimo, esta inseguridad, que nos coloca inercialmente en estado defensivo, sigue y seguir¨¢ pesando. Y no se puede abandonar el sentido cr¨ªtico ante el riesgo de que salgamos del episodio pand¨¦mico habiendo normalizado restricciones de libertades s¨®lo aceptables muy excepcionalmente.
Hemos confirmado tambi¨¦n la dificultad de construir una composici¨®n de lugar que permita generar confianza ¡ªsaber d¨®nde estamos y ad¨®nde vamos¡ª en un universo medi¨¢tico en que la b¨²squeda del impacto emocional se impone por encima de todo, haciendo dif¨ªcil distinguir entre la verdad y la mentira, entre lo racional y lo irracional. Medios de comunicaci¨®n, pol¨ªticos y cient¨ªficos pugnan en la lucha por la seducci¨®n de la ciudadan¨ªa y a menudo se les va de la mano de modo que las situaciones se hacen m¨¢s ingobernables. Y llega un momento en que se hace dif¨ªcil hacerse una composici¨®n de lugar razonable. Los gobernantes dieron el golpe con el confinamiento, pero inmediatamente salieron ¡ªpor lo general desde posiciones manifiestamente reaccionarias¡ª los que quisieron apropiarse de la bandera de la libertad promoviendo barra libre. Y con todo ello se hizo dif¨ªcil el debate real: ?d¨®nde est¨¢ el equilibrio? ?Hasta d¨®nde se puede y se debe llegar en restricciones y limitaciones de derechos y libertades? Con las vacunas la ciencia gan¨® legitimidad, pero algunos de sus m¨¢s destacados portavoces cayeron en el carrusel medi¨¢tico llevando con ella m¨¢s confusi¨®n que claridad. Precisamente porque tampoco la ciencia tiene toda la verdad, habr¨ªa sido recomendable m¨¢s pedagog¨ªa y menos espect¨¢culo. Y as¨ª ha transcurrido el a?o de los vaivenes: de la esperanza a la euforia y de esta a la frustraci¨®n. Hagamos de la experiencia virtud si, realmente, como algunos anuncian, el a?o pr¨®ximo se puede llegar al final de este ciclo pand¨¦mico. Ahora mismo hay m¨¢s incomprensi¨®n que confianza. Con lo cual sigue marcando el paso un peligroso enemigo: el miedo.
2. Pero los ¨¢rboles de la pandemia no deben impedirnos ver el bosque de un mundo en plena mutaci¨®n. Las relaciones de fuerza est¨¢n cambiando y la pol¨ªtica internacional no deja de emitir se?ales que no deber¨ªan pasar desapercibidas. La capacidad de olvido de todo lo que ocurre lejos de nosotros es grande. Y en un par de meses la crisis de Afganist¨¢n, la salida de Estados Unidos y el retorno al poder de los talibanes, un sonoro fracaso americano, ha desaparecido de nuestro escenario medi¨¢tico. Y, sin embargo, es un acontecimiento que marca el fin de una ¨¦poca. Basta con una frase del presidente Joe Biden, al que le toc¨® el papel de triste figurante al ordenar una salida pactada por su antecesor, para entenderlo: ¡°La decisi¨®n sobre Afganist¨¢n no concierne s¨®lo a Afganist¨¢n. Se trata de poner fin a una era de operaciones mayores que pretend¨ªan remodelar pa¨ªses¡±. Es decir, se acab¨® la ¨¦poca de las intervenciones militares con coartada democratizadora o incluso humanitaria, emanadas de la cultura de la guerra fr¨ªa y la presunta superioridad Occidental. Ahora, parece que s¨®lo podr¨¢n darse por razones de alta seguridad nacional. A la espera de c¨®mo se van configurando las nuevas hegemon¨ªas, con China, una vez ha asimilado Hong-Kong, con la mirada puesta en Taiw¨¢n. En el mundo siguen ocurriendo cosas, adem¨¢s de la pandemia. Una buena raz¨®n para acelerar el combate contra la fatiga que pesa sobre nosotros.
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